Secciones
Servicios
Destacamos
Antonio J. Armero
Lunes, 11 de abril 2016, 00:13
1989/1990. Es la temporada clave, la que marca un punto de inflexión. En ella, el Servicio Extremeño de Salud puso en marcha su primera campaña de vacunación contra la gripe, que ha continuado hasta ahora. «Antes de esa esa fecha, teníamos una media de ochenta mil casos al año, y ahora es raro que se superen los cuarenta mil», detalla Julián Mauro Ramos.
La estadística que refiere el subdirector de Epidemiología del SES es extrapolable a la cantidad de hospitalizaciones y de fallecimientos, y habla por sí sola de la eficacia de este tratamiento, lo que no impide que siga habiendo una parte de la población que tenga dudas sobre su eficacia.
De hecho, el número de personas que aceptan este leve pinchazo como protección frente al virus ha bajado en los últimos años. Una parte de la explicación puede estar en que este tipo de tratamiento preventivo no garantiza al cien por cien no padecer la enfermedad. «La vacuna explica Ramos cubre tres tipos de gripe, y puede ocurrir que alguien que se la haya puesto, la padezca porque se contagia de un tipo que no es ninguno de esos tres, aunque no es lo normal».
En esta temporada, de cada cien extremeños que han tenido la gripe, 76 no se habían vacunado, mientras que 16 sí lo habían hecho y hay un ocho por ciento para los que no consta, según los datos del SES.
La composición de la vacuna cambia cada año, porque también lo hace la gripe. El objetivo último es adaptarse a la cepa (grupo de virus de la misma rama) que se prevé va a tener mayor incidencia. «Hay que tener en cuenta que la gripe no es un virus, sino una familia de virus, primos y hermanos entre sí, por decirlo de una manera gráfica», ilustra el especialista, que enumera algunas de las circunstancias que pueden influir en que una temporada sea mejor o peor, esto es, que se cierre con más o menos incidencia, hospitalizaciones y fallecimientos. «Intervienen varios factores detalla el subdirector de Epidemiología: el tipo de cepa, la temperatura, la humedad o sequedad del ambiente...». «El frío y el ambiente seco amplía suelen implicar más casos, porque favorecen la irritación de las vías respiratorias y hacen que pasemos más tiempo en sitios cerrados, donde el contagio es más fácil».
Una vacuna le cuesta al sistema sanitario regional 23 euros, y la atención a cada enfermo de gripe, unos 80 euros. Como la campaña iniciada en la temporada 89/90 ha facilitado que la incidencia se reduzca en una media de 40.000 personas al año, la cuenta final es positiva para el SES: se gasta 920.000 euros en inmunizar a la población pero acaba ahorrándose 2,2 millones.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.