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Bello paisaje natural en La Siberia. :: E.R.
¡Que viene el lobo!

¡Que viene el lobo!

No todos quieren que La Siberia sea Reserva de la Biosfera

J. R. ALONSO DE LA TORRE

Miércoles, 16 de noviembre 2016, 07:48

No entiendo cómo es posible que, en las sierras del entorno de Béjar, un grupo de ganaderos promueva que aquella zona se convierta en Reserva de la Biosfera mientras que, en Extremadura, hay organizaciones de ganaderos que se oponen a que dicha figura se aplique en La Siberia. Esta semana se celebra en Herrera del Duque una manifestación para protestar y oponerse a que esta figura sea una realidad en la comarca. Y no lo entiendo porque las razones que sirven como base argumental a dicha manifestación no se sostienen.

La Siberia es una comarca agrícola y ganadera con muchas dificultades para desarrollarse. En 1960, vivían en los 17 municipios de la comarca 50.000 habitantes. Al finalizar la construcción de los pantanos, la emigración se disparó. En 1970, solo vivían allí 30.000 extremeños. Pero la situación no mejoró y hoy habitan en La Siberia 20.000 personas. Es decir, en medio siglo, la comarca ha perdido el 60% de la población.

Si, como asegura Sergio del Molino en su libro 'La España vacía', hay una España urbana, que no se diferencia nada de la sociedad urbana europea, y una España rural, interior y despoblada, es decir, 'La España vacía'; entonces, nuestra Siberia sería el paradigma de esa España que, entre 1950 y 1970, se marchó del campo para llenar los suburbios de las grandes ciudades. Tendríamos así una España dividida en dos mitades de unos 250.000 kilómetros cuadrados cada una: en la vacía, siete millones de personas, en la urbana, 40 millones de habitantes.

¿Cómo conseguimos que La Siberia no se despueble? ¿El turismo quizás? Suena a tópico, pero los datos y las posibilidades están ahí: pesca, caza, playas fluviales, gastronomía, naturaleza, turismo de aventura, navegación... Persiguiendo apuntalar ese atractivo para los turistas, las administraciones se han embarcado en un proyecto para convertir La Siberia en Reserva de la Biosfera.

Algunas organizaciones de ganaderos han puesto el grito en el cielo y es comprensible que se mosqueen, pero creo que esta vez no tienen razón. Es cierto que más del 50% del territorio de La Siberia es zona ZEPA, zona Lead o Corredores Especiales. Esto provoca la existencia de serias restricciones para la actividad agrícola y ganadera. Pero lo que ahora se solicita no tiene nada que ver con estas figuras ni se trata de proteger ningún territorio con nuevas prohibiciones a los ganaderos. Si no fuera así, sería ilógico que los ganaderos bejaranos hubieran promovido la consecución de esta calificación para su territorio.

La Reserva de la Biosfera es un 'título' que concede la Unesco, organismo que no legisla ni puede imponer restricciones. Ser Reserva de la Biosfera es una declaración más romántica que otra cosa, es un título que reconoce los espacios naturales donde se están haciendo las cosas bien. Es decir, sería un premio a La Siberia por haber mantenido y protegido la herencia natural de los antepasados. Premia lo ya realizado, lo ya protegido, pero no exige más restricciones a los cazadores, a los ganaderos ni a los agricultores.

En el empeño por conseguir la declaración de Reserva de la Biosfera, están implicadas las administraciones, local, provincial y regional. Participan Turismo, Medio Ambiente, Educación, Agricultura y Patrimonio. Se reforzaría la identidad comarcal, sería una continuación del Geoparque Villuercas-Ibores y exigiría compromiso de las administraciones con planes de desarrollo.

Esa es la realidad. Querer ver detrás de esto una amenaza de restricciones al ganado es imaginar lo que no hay. Asustar con la amenaza de que, si La Siberia se convierte en Reserva de la Biosfera volverá el lobo, suena a cuento infantil. Fuera miedos. Esta figura completará un atractivo anillo verde del que ninguna región española puede presumir: La Raya, Tentudía, Sierra Morena, Montes de Toledo, por el sur. La Raya, Gata, Hurdes, Ambroz, Jerte, Vera, Villuercas-Ibores, por el norte y, en medio, cerrando el anillo, la Reserva de la Biosfera de La Siberia.

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