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Imagen de una entrevista concedida a la televisión argentina. Detrás, una foto de sus hijos. :: r.c.
50 años Ajax y 7 Canela

50 años Ajax y 7 Canela

MARCELA VALENTE

Viernes, 22 de agosto 2014, 09:18

Es terrible no vivir tu vida por 50 años», reflexiona Canela Grandi sobre la historia de Ajax Grandi, el nombre con el que nació y vivió hasta que eligió travestirse definitivamente.

Según la mitología griega, Ajax era un valeroso guerrero, de gran estatura y fuerza colosal. Y algo de eso hay en Canela. Es muy alta y se la ve fuerte en el sentido amplio del término. «Cuando jugaba al fútbol era durísimo. 'No choques con Ajax', decían todos. Ahora hago gimnasia femenina, porque evito desarrollar la musculación», explica.

Para su madre, de 85 años, no debe ser fácil. De todas formas, la mujer recibió a su hijo en casa cuando se separó después de 22 años de matrimonio, y fue testigo involuntario de todo el proceso de transformación de Ajax. Cuando esta cronista llama a su casa y pregunta por Canela, la anciana, amable, responde «está dormido, llámelo más tarde».

Ajax nunca había tenido relaciones homosexuales. Recién separado comenzó a frecuentar sitios para gays, pero se sentía atraído por las travestis, por su manera de vestirse y de acicalarse. Se hizo amigo de ellas y decidió probar. Le enseñaron a maquillarse, a usar ropa interior femenina y tacones altos. Hizo dieta -pesaba 100 kilos-, dejó de fumar y de beber en exceso.

Ahora, que según ella nació de nuevo, no tiene expectativa de formar pareja, ni de operarse. Solo ha iniciado un tratamiento hormonal para afinar la voz y mejorar el aspecto de la piel. En esa metamorfosis radical perdió amigos y dinero. Pero ganó nuevos afectos y clientes menos estructurados. Los vecinos, con los que antes casi ni se saludaba, se le acercan para conversar. «Yo antes era retraída. Ahora salgo a la calle y me siento libre. Me abrí. Y todos me saludan y me quieren», cuenta. Los hijos son su mayor apoyo y orgullo. «No sé qué hubiera hecho sin ellos», se sincera. Juan Ignacio, Santiago y Bárbara son adultos de 30, 28 y 26 años. La muchacha es bailarina y los chicos, uno pintor y el otro periodista y escritor. Canela los recibe los domingos en su casa, con sus parejas. Les cocina y ven películas. Le siguen diciendo «papá».

Jura que nunca supo que una mujer vivía en ella. No niega haber tenido fantasías «como todos», pero, «afortunadamente», no lo sabía. «Hubiera sido como saber el día que me iba a morir. La vida que viví me dio lo mejor que tengo, que son mis hijos, mi profesión. Pero no era feliz».

¿Y qué pasará cuando tenga nietos? La pregunta la inquieta. Raro en una mujer que fue capaz de trazar un recorrido tan audaz. «Ese es mi miedo. Cómo me van a ver. El problema es que ahora yo quiero seguir creciendo en mi identidad de mujer. Mi hija me dice que 'van a tener tres abuelas.'. Y sí. Ese será el rol desde el que desplegará el afecto cuando llegue el caso.

«La vida fue muy generosa»

Canela es un caso atípico de travestismo. La sensación de extrañar tu propio cuerpo se manifiesta generalmente en la niñez o en la adolescencia y según los testimonios no hay modo de desoírlo. Una vez que irrumpe el deseo de cambio, si la familia y la sociedad no acompañan, el destino puede ser trágico para ellas.

La mayoría de los travestis que viven en Argentina no terminan los estudios de primaria o secundaria, y muchas son expulsadas de sus hogares y empujadas a la prostitución. Desde 2012, un clima de mayor tolerancia ha hecho posible la sanción de una ley de identidad de género que les permite adecuar sus documentos al nombre y sexo elegidos.

«Esta apertura que hoy se vive fue fundamental para mí», relata Canela. De todos modos, admite que su historia es muy distinta al de otras chicas. Ella salió del closet cuando el ambiente ya era de mayor aceptación. Entretanto, había construido una familia, una carrera profesional y una posición económica. «La vida fue muy generosa conmigo», resume.

Cuando el cambio fue evidente perdió el 70% de los clientes y pasó de una situación económica holgada a una más ajustada, pero no se percibe como una persona discriminada. Quizás porque la mayor parte de su vida la vivió como hombre. «Yo no tuve impedimentos. Si algo no logré en la vida fue por mi propia incapacidad», distingue.

También le parece valioso que los transexuales puedan cambiar los documentos , pero duda si lo hará: «Tengo cinco tarjetas de crédito, soy titular de cuenta en tres bancos y tengo dos autos. Sería un lío». No tiene problemas si alguien se ríe cuando presenta su carnet de identidad que la muestra como un señor gordo, con bigotes y de nombre Ajax. Ella también se ríe.

De familia. Hija de un ingeniero que tenía una empresa de construcción en la ciudad de Rosario, Canela se crió entre profesionales amigos de su padre y de su abuelo, también dedicado a este negocio. Estudió Arquitectura y hoy es profesor en la misma facultad.

Frank Lloyd Wright. Sus alumnos lo admiran y se adaptaron al cambio. También sus compañeros docentes y las autoridades de la facultad. Lo consideran un experto en la arquitectura del estadounidense Frank Lloyd Wright, diseñador del Guggenheim de Nueva York.

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