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Cartas

Felicitación a Antonio Matamoros

LLERENA

Lunes, 13 de marzo 2006, 01:00

Felicito a su diario por el artículo 'Manifiesto de una persona con enfermedad mental', de Antonio D. Matamoros, por su valentía, antes que nada, y segundo por su necesaria oportunidad. Independientemente de las matizaciones y formas de entender el asunto es una bocanada de aire fresco en esta realidad tan mentida que a veces vivimos. Y digo mentida porque se calla siempre lo más necesario de hablar.

Y se calla algo tan necesario como lo que dice directamente el artículo mencionado: «Deseo manifestar que la salud mental debería ser, aunque no lo sea, el objetivo prioritario de la salud pública de cualquier sociedad desarrollada». Y esa salud mental es la de erradicar el cúmulo ingente de atávicas creencias sobre las personas que padecen enfermedades mentales, esa marginación intencionada, aunada y aplaudida, tanto por la llamada gente o común como por las instituciones públicas. Los enfermos mentales son mucho más marginados, maltratados y vilipendiados, en sus derechos, que colectivos como los gays, lesbianas, u otros grupos que están de moda en sus respetos, por ejemplo. Sobre todo para los que sufren enfermedades mentales exógenas de fácil recuperación, que por una presión social y 'popular' (y me refiero a estos rurales pueblos extremeños) no pocas veces termina enquistándose y convirtiéndose en crónicas.

Y eso es un mal del que son responsables los gestores de la salud, que es la del cuerpo en su sentido integral. Y la mente, la psiquis o el alma están en ese cuerpo. Y por ende son los organismos de los poderes públicos los responsables de nuestra mala salud mental, y de la educación social de las gentes para que el respeto, el cuidado y el apoyo se den en la sociedad hacia ese colectivo de enfermos mentales, no transigiendo con modos de tratos de marginación, acoso, falta de respeto, minusvaloración personal y social, y un largo etc. Y nuestro articulista lo dice expresamente en su manifiesto. Pero queda lo más difícil, una vez diagnosticado el hecho: a ver quien es el que le pone ese collar al gato, a ver qué poderes públicos ponen mano a la obra de erradicar esos gestos, esos actos y esas creencias contra los que padecen enfermedades mentales, a ver quienes actúan para conseguir una mínima salubridad mental colectiva. Muchas gracias.

Agustín Romero Barroso

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