El alcalde y el PP intentan restar importancia a la crisis municipal

No pasa nada. No hay crisis. Tanto el alcalde, José María Saponi, como su partido, el PP, intentan minimizar el conflicto interno surgido con el enfrentamiento entre los dos portavoces del equipo de Gobierno: Andrés Nevado y Francisco Javier Castellano, quien ha presentado su renuncia a continuar como portavoz adjunto, aunque guarda silencio sobre los motivos de sus confesadas «diferencias irreconciliables» con Nevado.

Los viernes toca celebrar Junta de Gobierno Local y en la de ayer latía el conflicto surgido dos días antes. La reunión se prolongó más de lo habitual, pero tanto el alcalde como el portavoz Andrés Nevado aclararon que en la reunión no se trató de la renuncia de Castellano. Sobre tal renuncia, el alcalde optó ayer por no hacer declaraciones: «no tengo que hacer ningún comentario», dijo tras señalar que la situación del Gobierno municipal «está magníficamente bien».

El alcalde desmintió ayer que hubiera graves discrepancias en su equipo de Gobierno y tan sólo admite que si hay diferencias entre Castellano y Nevado, «son discrepancias en positivo». En su opinión, «si no hubiera discrepancias no merecería hacer el trabajo». Saponi lanzó un mensaje de «tranquilidad» a los ciudadanos en el sentido de que el Gobierno municipal sigue trabajando con normalidad.

Sobre los dos protagonistas del enfrentamiento surgido afirmó que ambos gozan de su confianza: «son dos personas que tienen mi apoyo», afirmó y señaló que no se ha planteado nombrar portavoz adjunto ya que no se pronuncia sobre la renuncia de Castellano.

Por su parte, el primer portavoz, Andrés Nevado, en su habitual comparecencia tras la Junta de Gobierno Local, minimizó el enfrentamiento del pasado miércoles con Castellano y lo comparó con la discusión o acaloramiento que pueda surgir entre dos personas en cualquier ámbito de la vida.

Nevado

Dijo que ni él ni la Junta de Gobierno tienen conocimiento de la renuncia de Castellano. «Cada uno sigue en su sitio, con ganas de trabajar y con esfuerzo para seguir trabajando por la ciudad».

En su opinión, la situación del equipo de Gobierno es de «normalidad, tranquilidad y unidad» y con unas «relaciones perfectas».

Sobre el cambio de ubicación de Castellano en el pleno del jueves, Nevado afirmó que no se sentó a su lado, como es habitual, ya que era necesario que allí estuviera el concejal de Obras, Joaquín Rumbo, para poder auxiliarle en el debate que surgió en torno a la propuesta de Izquierda Unida sobre un centro de ocio en el ferial.

El PP

En el PP también se hace una lectura minimizadora de la crisis. El presidente local del partido, José Diego, afirmó que no hay motivos para una especial preocupación: «no le damos más importancia y no creemos que el partido tenga que intervenir», afirmó tras señalar que el alcalde goza de la «confianza absoluta» del partido. Diego reconoce que ha hablado con los dos protagonistas del enfrentamiento y cree que no hay ninguna crisis de calado.

En relación con este conflicto, el concejal que protagonizó la primera crisis, con su dimisión como responsable de Hacienda del equipo del PP, Felipe Vela, mostró su reconocimiento hacia Castellano, de quien dijo que es «una persona seria y comprometida con su partido». En su opinión, Castellano está poniendo mucho empeño en acabar las obras y actuaciones comprometidas ante el electorado, como es el caso del edificio Embarcadero (uno de los motivos de sus diferencias con Nevad) y cree que puede estar encontrándose dentro del equipo de Gobierno con ciertos impedimentos: «puede que esté teniendo los mismos obstáculos con que me encontré yo», en referencia a mala gestión y falta de control de la misma por parte de algún sector del Gobierno.

En las filas de la oposición, el grupo socialista se pronunciará al respecto el próximo lunes, aunque Juventudes Socialistas sí hizo público un comunicado ayer para pedir la dimisión de Castellano por entender que «ya no cuenta con la confianza de algunos de sus compañeros de Corporación», con lo que considera que puede afectar negativamente en la política de juventud.