Mujeres: pasan de los mapas y viven más

Ayer se celebró en el Gran Teatro el Día del Mayor y se entregaron ramos de flores a quienes han cumplido 100 años, que, como siempre, son casi exclusivamente mujeres porque ellas viven más. Se puede pensar que la longevidad femenina se debe a cuestiones anatómicas o laborales, pero yo creo que, sencillamente, ellas encaran la vida de otra manera. Intentaré explicarme contándoles dos anécdotas. Estaba el miércoles esperando el autobús urbano frente al Múltiples y me percaté de que dos señoras se acababan de encontrar en el semáforo. Se saludaron, se besaron, se alabaron: «Estás estupenda»... «Pues tú no has cambiado nada». Se preguntaron por los maridos, por los hijos, por los padres. Acabado el intercambio de cortesías, la una le dijo a la otra que hacía tiempo que no la veía por la Diputación y que cuándo había dejado de trabajar en tan venerable institución, a lo que la amiga replicó con una negación demoledora: «Es que yo nunca he trabajado en la Diputación». En lugar de azorarse o tartamudear, que es lo que hubiera hecho un hombre, empezaron a reírse y acabaron la conversación con una gracia irresistible: «¿Pero entonces, de qué nos conocemos tú y yo?».

Entre risas y ocurrencias, la conversación fue toda una demostración de alegría de vivir. Todo lo contrario de lo que nos sucede a los hombres. Esa misma tarde me encontré con un lector varón que me comentó el caso de una carretera que une Monroy con Jaraicejo y que no se sabe bien si pertenece a la Diputación, a la Junta, al antiguo Iryda... El caso es que más que carretera parece un camino de cabras que, sin embargo, permite acceder al parque de Monfragüe. Nos indignamos los dos, quedó claro que había que escribir una columna incendiaria sobre la cuestión y llegué a casa dispuesto a interpelar a quien proceda para que la susodicha vía de cabras se convierta en carretera decente. Luego me he sentado, he encendido el ordenador y he llegado a la conclusión de que si bien la carretera es importante y alguien debe arreglarla, lo cierto es que no me imagino a ninguna mujer desazonándose por la cuestión. ¿Entienden ahora por qué ellas viven más?