Borrar
El convento de las Trinitarias podría derrumbarse si continúa el pillaje
Badajoz

El convento de las Trinitarias podría derrumbarse si continúa el pillaje

Se ha convertido en un fumadero de toxicómanos, han robado cualquier elemento de valor y están intentando llevarse una viga que soporta una planta

J. LÓPEZ-LAGO

Viernes, 13 de octubre 2006, 11:36

Oficialmente, las monjas abandonaron el convento de las Trinitarias en el 2001 por falta de vocaciones y se trasladaron a un pueblo de Valladolid, pero la versión ofrecida por el nuevo dueño habla de que mientras las religiosas vivían allí su convento era asaltado a menudo, incluso con ellas dentro.

Segundo Martín, que adquirió el edificio al año siguiente para rehabilitarlo, tiene que entrar con un palo en la mano cada vez que visita su edificio, cuya puerta de acceso terminó tapiando, por lo que ayer, cuando decidió hacer otra visita junto a su aparejador, tuvo que llevar a varios albañiles para derribar la entrada y luego volver a tapiarla.

El convento de las Trinitarias, situado en la calle Concepción Arenal y conocido cuando los pacenses subían hasta allí a por dulces, está que se cae. En los últimos cinco años ha sido víctima del expolio de todos sus elementos ornamentales, incluidos una valiosa puerta de madera que tiene más de un siglo y que acabó en una hoguera celebrada en el interior. También ha desaparecido la reja del coro, hecha de forja y que daba un lustre especial a la capilla, donde las figuras de santos y angelotes de escayola han sido sustraidos, igual que el escudo de la puerta, el cual se aprecia que ha sido retirado impunemente con un cincel.

Esto es sólo parte del expolio que está sufriendo un edificio que tiene su origen en el siglo XIV. Desde entonces y hasta 1832 fue el hospital de la Concepción y tras las catas que realizó la arqueóloga Yolanda Picado apareció, bajo tierra, un horno de cerámica datado en el siglo XIX, así como innumerables objetos de las épocas medieval y de dominación musulmana pues el inmueble está a pocos metros de la muralla de La Alcazaba en la zona de extramuros, donde se sabe que vivía gente. En total, el edificio actual tiene sobre 1.200 metros cuadrados en varias plantas.

Trámites bloqueados

La sensibilidad de su nuevo dueño por catalogar todos los hallazgos posibles antes de proceder a un derribo selectivo se ha topado con un ir y venir de documentación entre la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Badajoz, lo que ha bloqueado el proceso de rehabilitación de esta finca. «En Patriminio me han pedido un anteproyecto de lo que voy a hacer aquí, pero es que no lo puedo saber porque si, después de derribar, hay que hacer una excavación arqueológica no sé lo que encontraremos y un anteproyecto vale miles de euros», declara Segundo Martín.

Mientras tanto, se observa cómo ha desaparecido cualquier elemento de valor, como el cobre de los cables y las tuberías, los pasamanos de la escaleras, la carpintería de aluminio, sanitarios, barandillas y todo lo que pueda abarcar el dudosamente legal negocio de la chatarrería.

Pero lo más alarmante es que el aparejador de la obra, Rafael Sánchez Mera, observó ayer que están intentando robar una viga metálica de carga que ya ha sido retirada de su emplazamiento original «y los cargaderos de los soportales del patio central de la edificación pueden ceder. El edificio corre peligro de derrumbe, aquí entra gente y si esto le cae a alguien encima lo mata», advirtió Sánchez Mera.

Se puede dar fe de que las visitas clandestinas son constantes, ya que ayer mismo, durante la visita del dueño en la que participó el diario HOY se escucharon ruidos como si alguien estuviera escapando hacia arriba al sentir la presencia de personas. «Antes rompían el candado directamente y ahora que la puerta de entrada está tapiada entran por arriba desde los tejados de la casas colindantes, algunas de ellas en ruina total», cuenta Martín, que todavía recuerda cuando el edificio tenía un guarda y un mastín, «hasta que una vez el perro apareció apaleado y muerto».

Algunas de las habitaciones junto a la capilla están llenas de excrementos y hay pruebas inequívocas de que sirve de fumadero de heroína, como se puede observar por las papelinas esparcidas ya usadas y una remesa de papel de aluminio para los toxicómanos que vayan llegando.

Durante el recorrido por el convento, Martín se percató de que las tejas nuevas que él colocó también estaban desapareciendo. «Yo creo que esto ya es por hacer daño, ya que resulta más barato comprarlas nuevas que mandar a alguien a quitarlas. Ahora tendremos que tapar los agujeros que han abierto porque en cuanto se meta el mal tiempo va a entrar agua y entonces es cuando se termina de deteriorar todo». Según Martín, «me aburrí d e poner denuncias porque todo sigue igual y cuando me preguntan en cuánto se valora lo que va desapareciendo ya no sé qué responder».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy El convento de las Trinitarias podría derrumbarse si continúa el pillaje