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TRIBUNA EXTREMEÑA

La refinería, una gran oportunidad

PPLL

Martes, 6 de marzo 2007, 02:58

COMO ciudadano extremeño, aún entendiendo que la lucha política, sobre todo cara a unas elecciones, no propicia la reflexión serena y ecuánime, observo con no poca preocupación que el afán electoral está sobrepasando lo razonable en Extremadura. Nuestra Comunidad Autónoma no ha sido premiada nunca en el bombo de las oportunidades y, todos, serenamente, deberían sentarse para acordar ciertos límites que no pueden sobrepasarse, porque lo que es esencial y fundamental para Extremadura merece que se saque de la diatriba política y de la contienda electoral. Pero no parece que sea la razón la que esté dirigiendo los pasos de unos y otros y, empeñados en superarse, se están poniendo en peligro oportunidades que sólo llaman una vez a nuestra puerta.

La refinería es una oportunidad que debería reflotar la responsabilidad de nuestros políticos, que saben que estos trenes pasan y no tienen retroceso. Extremadura, después de siglos de llanto por no encontrar la senda de la industrialización y del progreso, no puede dar la espalda a un proyecto industrial de la magnitud de una refinería, que genera mano de obra y riqueza, capaz de sacarnos de una situación histórica que, hasta ahora, no hemos podido superar. No se puede justificar ante nadie que lo que facilita el desarrollo, propicia riqueza y fomenta la cohesión de un pueblo sea puesto en cuestión por intereses partidistas. Extremadura no puede desoír su necesidad de desarrollo y seguir anclada en una situación que debemos superar. Ésta es una firme convicción del que suscribe, confirmada por personas de distintas ideologías y profesiones, de diversos lugares de España así como de emigrantes extremeños y de empresarios extremeños que actúan fuera de la región. Siempre coinciden en lo mismo: observan atónitos la polémica surgida alrededor de este proyecto de inversión empresarial.

El agua que hemos estado reclamando se nos puede escurrir entre los dedos y caer en otras manos a las que, como siempre nos ocurre, después acabaremos envidiando por la suerte que les cayó encima. Una refinería como la que se proyecta en y para Extremadura puede generar más de 3.000 puestos de trabajo y beneficios directos muy superiores a las de todas nuestras industrias actuales juntas. Es decir, que lo que se nos está ofertando es tal vez la mayor fuente de riqueza, capaz por sí misma de superar el escaso tejido industrial que hasta ahora hemos tenido, con una inversión que supera los 1.000 millones de euros.

No es razonable que las comunidades autónomas que más han progresado lo hayan hecho por su decidida apuesta industrial, con una tradición que, en alguna de ellas, se remonta a siglos, y sigan buscando oportunidades para crecer y que otras, como Extremadura, se asienten en la displicencia cuando tienen una oportunidad irrepetible para lograr, sin buscarlo, lo que las más ricas buscan con denuedo.

Hoy las distancias se han achicado y el mundo es, más que nunca, un pañuelo que tiene cerca sus cuatro ángulos. Las necesidades no se van a parar porque Extremadura quiera pararse o seguir parada y la oferta dará respuesta a la demanda. Hace falta petróleo y la refinería se levantará, en Extremadura si no cerramos los ojos, o en otra comunidad donde haya más realismo y más responsabilidad entre su clase dirigente.

Lo paradójico será escuchar después el lamento de los que no han sabido ver la oportunidad, ni valorar la extraña ocasión que pasó por nuestra puerta y la encontró cerrada. Llegado el caso, estaremos muy atentos para recordar a los llorones la sentencia, un tanto machista, de la madre de Boabdil el Chico antes de salir de Granada: «Llora como una mujer lo que no has sabido defender como un hombre».

RICARDO HERNÁNDEZ MOGOLLÓN es catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Extremadura

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