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IÑAKI ESTÍVALIZ
Miércoles, 21 de marzo 2007, 02:47
En Puerto Rico las señales de Stop dicen «pare», las de «parking» «estacionamiento», y los autobuses urbanos se pagan con «pesetas» (monedas de cuarto de dólar) a pesar de los intentos de EEUU por imponer el inglés en esta isla caribeña desde 1898. Durante los primeros 30 años del siglo pasado, la administración de EEUU obligó a dar clases en la antigua colonia española únicamente en inglés, pero muchos maestros hicieron oídos sordos a aquella imposición, entre otras cosas porque ellos mismos no sabían hablarlo.
La batalla que el inglés perdió en la educación se repitió con el mismo resultado con la religión, pues el gobierno estadounidense alentó la entrada de un aluvión de iglesias protestantes y evangélicas que ofrecían sus servicios en inglés. La literatura puertorriqueña se mofa de los intentos por introducir elementos culturales ajenos a la cultura hispánica en obras como el cuento 'Santa Clo llega a La Chuchilla', de Abelardo Díaz Alfaro, en el que la llegada de un Papá Noel a un barrio humilde provoca el pánico entre niños y mayores.
En este proceso histórico fue fundamental la guerra jurídica que mantuvo en 1902 la abogada, intelectual y poeta Nilita Vientós Gastón, quien consiguió ese año que el Tribunal Superior de Puerto Rico determinara que todos los procesos judiciales en el país debían tramitarse en el idioma de Miguel de Cervantes.
El director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, José Luis Vega, explicó que «el vigor y la creatividad» que disfruta el español en Puerto Rico se debe a que es «una lengua del pueblo. Quien verdaderamente lo ha mantenido vivo y vibrante son los hablantes».
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