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M.M.
Domingo, 22 de abril 2007, 03:04
Diego Carcedo es uno de los periodistas españoles que mejor conocen Portugal. Testigo de la Revolución de los Claveles, ha trabajado como corresponsal en Lisboa, e incluso ha escrito un libro sobre aquel acontecimiento. La evolución de Portugal a lo largo de éstos más de 30 años es el tema de la conferencia que pronunciará el veterano periodista dentro del ciclo 'Diálogos ibéricos' de Aula HOY. Las conferencias tendrán lugar el miércoles, 25 de abril, a las 20,15 de la tarde en el salón de actos de Caja Extremadura en Cáceres, y el jueves a la misma hora en el hotel Husa-Zurbarán de Badajoz.
-¿Qué queda de la Revolución de los Claveles treinta años después?
-Hay que distinguir entre el golpe de estado que liquidó a la dictadura, la revolución posterior que implantó durante un tiempo un régimen revolucionario, y la consolidación de la democracia. Yo creo que han quedado varias cosas muy importantes: se acabó con una dictadura larga, dura, oscurantista y horrorosa. Como todas las dictaduras, pero quizá la portuguesa algo más. En segundo lugar, se resolvió un problema que estaba costando vidas y dinero, que era el mantenimiento de las colonias africanas. Y resolvió el futuro de Portugal como país soberano e independiente. Se inició una nueva etapa que se caracteriza por tres cosas fundamentales: la libertad, la implantación de la democracia y la incorporación de la Unión Europea.
-Las revoluciones suelen levantar expectativas que no se cumplen.
-Portugal era un país que estaba muy adormecido por la censura, por la represión política y por la guerra. Se abrió un nuevo horizonte con unas expectativas bastante utópicas. Todos hemos visto cómo este tipo de revoluciones que colectivizaban la producción han ido fracasando. Unas tras muchos años, como eran las que estaban bajo el paraguas soviético, y la portuguesa, que fue muy fugaz y estaba fuera de ese paraguas, tenía muy pocas posibilidades de implantarse en un país que era miembro de la OTAN. Como contrapartida ha quedado la vacuna de que estas revoluciones están en discordancia con los tiempos.
-Ya no son posibles.
-En absoluto. La revolución tenía un componente agrícola, y ya vemos la evolución que ha sufrido la agricultura. El peso que tiene en la economía ya es muy pequeño. Eso fue el sueño de unos meses, la explosión de revancha contra el capitalismo feroz que existía en Portugal bajo la cobertura del régimen. Al final se vio que era inviable y se creó una democracia como las demás de Europa.
Un país simpático
-¿Cómo ve usted a Portugal ahora?
-Bien. Es un país que goza de estabilidad. Está saliendo de una crisis económica dura. Ha ido en discordancia con el resto de Europa. Mientras en Europa había pujanza económica ellos cayeron en la crisis. Pero se están recuperando. Es un país que se está reencontrando a sí mismo, porque estaba cargado de complejos. Es pequeño, y para algunos resultaba inviable sin las colonias. Ya se ha demostrado que en la UE no es un país pequeño, sino medio. Los hay más pequeños y con más problemas económicos. Es un país que tiene potencial para desarrollarse e igualar la media europea en unos pocos años. Lo veo bien. Después de esa etapa en que era el apestado por ser el país colonialista, se ha recuperado de ese trauma. Está bien visto en el ámbito internacional, goza de prestigio y participa mucho. La prueba es que el presidente de la Comisión Europea es un portugués, Durao Barroso. Es un país que cae simpático y que tiene muchas posibilidades turísticas. Tiene una cultura importante, con un idioma hablado por varios países.
-Muchos portugueses se preguntan por qué su país, que está en el mismo espacio económico que España, ha sufrido una crisis y nosotros no.
-Hay portugueses críticos con su propio país, y también hay españoles tan críticos con España que no quieren ser españoles, cosa que en Portugal no ocurre. Pero existe la trampa de compararse con España. Llevan años de retraso por la dictadura, la guerra y la revolución. Los españoles a veces también exacerbamos la diferencia, sin fijarnos que tampoco toda España está igual. Hay regiones españolas que están tan retrasadas o más como pueda estar Portugal. Es un país con pocos recursos para industrializarse. España es más grande, ha tenido una etapa muy buena y ha aprovechado bien los fondos de Europa. Tenía mejor colchón para el aprovechamiento de esos fondos. Pero Portugal poco a poco irá igualándose a España y a la media Europea.
Relaciones de igualdad
-¿Cómo son las relaciones entre España y Portugal?
-Conocí las relaciones cuando eran francamente penosas. Con la llegada de la democracia y la entrada en la UE, las relaciones han evolucionado bien. Hay que decir muchas cosas a favor de políticos que lo consiguieron. Por parte portuguesa Mario Soares, Cavaco Silva y Sampaio. Y por parte española tuvo una importancia extraordinaria Felipe González. Tampoco la etapa de Aznar fue mala. Ahora las relaciones están bien y sólo cabe pedirle que sigan así. Que consigamos un mayor acercamiento y que se olviden los traumas del pasado. Yo creo que los españoles estamos descubriendo Portugal. Los portugueses ya conocían España y saben que nadie quiere invadir Portugal. Ha hecho una labor muy importante el gobierno de Extremadura. Es el que más ha entendido la necesidad de cultivar esa vecindad. También en Galicia se ha hecho bastante. En Castilla y León no. Las relaciones transfronterizas son tremendamente importantes. Es factible que los dos países mantengan su soberanía y que se establezca una cooperación muy estrecha, casi como entre comunidades autónomas españolas. Las relaciones tienen que ser en un plano de igualdad y algunos españoles que siempre han mirado a Portugal con un aire de superioridad deben olvidarse.
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