El piso de los suicidas de Leganés fue localizado por un rastreo telefónico

El comisario Enrique García Castaño se convirtió ayer en el primer testigo policial que logró ilustrar al tribunal cómo se localizó el piso franco del comando en la calle Carmen Martín Gaite de Leganés. El 2 de abril de 2004 España vivía con todas las alarmas encendidas: los sospechosos del 11-M, de los que se desconocía su paradero, intentaron volar esa mañana un AVE Madrid-Sevilla con 800 viajeros a bordo. Toda la inteligencia policial trabajaba a marchas forzadas.

Ante la falta de pistas fiables, García Castaño y un policía experto en grupos islamistas revisaron una y otra vez durante ese día, esa noche y la mañana del 3 de abril los listados de llamadas de los móviles en manos de los supuestos miembros de la célula. El comisario vio un número casi consecutivo al de los terroristas que le resultó sospechoso. El estudio de sus llamadas incluía un contacto con un teléfono fijo realizado el 7 de marzo. El teléfono fijo era de una inmobiliaria de Leganés.

Minutos después de la una de la tarde. García Castaño llamó al propietario de la inmobiliaria. «Hola, ¿en las últimas semanas alquiló usted algún piso a árabes?». «Sí, a primeros de mes. En la calle Carmen Martín Gaite», contestó. El comisario avisó a los responsables de Información y al resto de mandos policiales y mandó con urgencia a un puñado de sus hombres a Leganés. Sobre las 15:00 horas, uno de los policías tocó el timbre del portero automático del piso 1º 2ª. «Buenas, ¿está Pepe?», preguntó. Un hombre con acento magrebí contestó: «Aquí no hay ningún Pepe». Seis horas después, acorralados, los siete islamistas se inmolaron con los 50 kilos de Goma 2 que guardaban para nuevos e inminentes atentados. Por otro lado, el PSOE e IU emplazaron a Mariano Rajoy a que tome medidas contra Agustín Díaz de Mera, una vez que su presunta fuente ha dicho que nunca comunicó a su superior que hubiera un informe que vinculaba a ETA con los atentados.