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M. PECELLÍN LANCHARRO
Domingo, 29 de abril 2007, 03:33
Barcarrota, cuyo nombre pasará indefectiblemente a la historia del libro por su biblioteca clandestina, es una de las poblaciones extremeñas donde más se cuida la edición. En torno a la Universidad Popular Hilario Álvarez, con el decidido apoyo del Ayuntamiento, allí vienen publicándose multitud de obras, amén del boletín mensual 'El Jacho'. Impulsores principales de esos afanes son, entre otros muchos colaboradores, José L. Rodríguez Hermosell y Francisco J. Pérez González, que continuamente están elaborando nuevos proyectos. Justo el Día del Libro de 2007 nos llega desde allí el mejor regalo, un lote de hasta seis títulos, recién impresos. Lo abre 'La casa al borde del camino', narración con la que J. Joaquín Rodríguez Lara ganase el prestigioso Premio de Cuentos convocado en Pola de Lena ( Asturias) el mismo año de su triunfo en la primera convocatoria del Felipe Trigo de Narraciones cortas (1981) merced al inolvidable Conchito. Otro volumen ofrece tres obras teatrales - 'La carta', 'Pocolín', 'El baúl de los disfraces bonitos' y 'El robotito'-, del dramaturgo Julio López Medina (Barcarrota, 1925-Valladolid,1999), cuya bibliografía establece un estudio previo.
De Antonio Guzmán Ricis se han reeditado las 'Memorias artísticas', con prólogo de Rafael Carrasco González, director de la Escuela Municipal de Música de Barcarrota, que lleva el nombre de aquel creador. Un librito, prologado por Marina González, recoge los artículos que José Antonio Hernández Trejo publicase en distintos números de 'El Jacho' bajo el lema 'Educación en valores'.Y, para percibir el empuje de este pueblo, nada mejor que consultar esta 'Segunda bibliografía barcarroteña', un tomo preparado por R. Hermosell con resúmenes de cuantas publicaciones hacen referencia a su pueblo o han sido escritas por naturales del mismo.
Pero la joya de este conjunto es el facsímil 'Libro de los milagros de Nuestra Señora del Soterraño'. Según explica bien su autor, se trata de una obra que se inicia en el siglo XIII y llega hasta el XX. Personalidades de diferente condición manuscriben los portentos que en torno a la célebre Virgen de Barcarrota van produciéndose, describiendo las singularidades de los mismos. Se trata casi siempre de curaciones, psíquicas o somáticas, atribuidas por testigos y beneficiados a la intervención mariana, que se asientan para memoria de las generaciones futuras y fomento del culto. Testimonios por excelencia de la religiosidad popular, los textos ofrecen también valiosísima información sobre las circunstancias económicas, políticas, culturales y lingüísticas de cada época. Perdido el original en los años cincuenta del veinte, pudo recuperarse merced a la copia hecha (1925) por Virgilio Viniegra, la que ahora se imprime.
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