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FERMÍN APEZTEGUIA
Martes, 1 de mayo 2007, 03:40
Un día vio morir a su madre de cáncer y decidió luchar contra la enfermedad. Contra las más de doscientas patologías que, en realidad, se conocen hoy con tan genérico nombre. Cáncer. Lo hizo con tanto ahínco, tenía tantas ganas de vencerlo, que acabó convertido en el Premio Nobel de Medicina 2001, un reconocimiento que compartió con los científicos Lee Hartwell y Paul Nurse.
El británico Tim Hunt, principal investigador del Centro para la Investigación del Cáncer de Reino Unido, habla claro y en primera persona. «Yo también fumaba, pero lo dejé hace 20 ó 25 años porque me sentaba fatal. No podía ni subir las escaleras». El experto visitó España, acompañado de sus hijas Agnes, de 9 años, y Celia, de 12, que querían conocer el museo Guggenheim de Bilbao. Tim Hunt llegó invitado por la Fundación BBVA y el centro investigador CIC Biogune para ofrecer una conferencia enmarcada dentro del ciclo 'Envejecimiento y cáncer'.
-Su lucha contra el cáncer no comenzó entonces en el laboratorio, sino en la casa de sus padres.
-Mi madre luchó contra un cáncer de colon en 1977. Cada fin de semana iba a visitarla. Como hijo, me resultaba dolorosísimo referirme a la enfermedad que se llevó a mi madre, porque entonces el cáncer era una especie de tabú del que no se hablaba.
-¿Cómo lo vivió ella?
-Por un lado, tuvo que asumir que ya nunca volvería a ver Venecia y por otro aprendió a aceptar su situación. Fíjese qué curioso: su vientre se iba ensanchando a causa del tumor mientras sus extremidades se encogían como si fuera una víctima de un campo de concentración.
-¿Fue eso lo que despertó su curiosidad como investigador?
-Sí, porque comencé a preguntarme por qué ocurría algo así. Era como si las células se alimentasen de ella, un fenómeno que no se comprendía entonces muy bien y que tampoco hoy se comprende del todo.
-¿Marcó su carrera?
-La verdad es que me afectó y marcó el curso de los acontecimientos. Por eso, estuve encantado y pensé en ella cuando me propusieron trabajar en el Centro para la Investigación del Cáncer de Reino Unido.
-¿Qué es el cáncer?
-El cáncer podría definirse como una enfermedad social de las células. Unas no se llevan bien con otras y esa disputa provoca una ruptura de las convenciones sociales. El problema para el investigador es que, en realidad, no conocemos bien todas estas interacciones entre las células.
-¿Es el tabaco su principal aliado?
-Aproximadamente, la mitad de los cánceres que afectan a la población están relacionados con el hábito de fumar.
-¿Debería la UE prohibir el tabaco y dejar de financiar plantaciones?
-Esta es una cuestión más política que científica.
-¿Podría darme su opinión?
-El tabaco es dañino y su consumo está ligado a la aparición del cáncer, pero tampoco es cuestión de ser tremendista. Yo también he sido fumador, pero me cuesta entender que regulemos más otras cosas que son menos tóxicas. Es muy difícil entender al ser humano.
-¿Ya no fuma?
-No. Ya ni recuerdo cuándo lo deje, hace igual 20 ó 25 años. Lo hice porque me sentía fatal. No podía ni subir las escaleras.
-¿Vivir muchos años nos llevará a sufrir un cáncer, sin remedio?
-Lamentablemente, es así. A partir de los 70 años, las tasas de cáncer se multiplican muchísimo.
-Se dice que una de cada tres personas morirá a causa de un tumor.
-Es lo que hay; y la tasa aumentará según la población vaya envejeciendo. Es inevitable.
-¿No puede evitarse el cáncer con una alimentación sana y ejercicio?
-Desgraciadamente, este es uno de los mensajes que se repite más asiduamente, pero no está apoyado por la evidencia, salvo por una excepción: si comes bien, vives más; y si vives más, tienes más probabilidades de morir de cáncer. Esto sé que para ustedes es una mala noticia porque, desde luego, aquí se come muy bien, ja, ja.
-¿No merece la pena prevenirlo?
-¿Ojo! Algunas causas del cáncer son evitables al cien por cien, como el tabaquismo. Un amigo mío dice que el tabaco no es la única causa del cáncer, pero sí la más importante. Piense en que el número de cánceres de pulmón entre las mujeres está superando al de mama; y que hablamos de algo evitable. Otras causas no lo son tanto, como por ejemplo el oxígeno que respiramos. Ahora bien, usted puede dejar de respirar y seguro que no se muere de cáncer.
-Si se consiguiera evitar la expansión del tumor, la metástasis, ¿se habría dado un paso importante?
-No sería el final, porque uno podría tener un tumor cerebral y tú no podrías cortarle el cerebro. Siempre se necesitará practicar un ataque químico (fármacos) sobre las células. Mucha gente pensó que la metástasis era el talón de Aquiles, pero las cosas han resultado más complejas de lo que parecieron en un principio.
-Después de años de investigación, ¿qué falla para que aún tanta gente siga muriendo de cánceres?
-¿Cómo es posible que las células cancerígenas se alimenten del resto del cuerpo? Son preguntas muy sencillas que requieren respuestas muy complejas y que hacen que uno siga tropezando una y otra vez.
-¿No sirve de nada tanta inversión?
-No conocemos la enfermedad lo suficientemente bien como para atacarla, por lo que sigue siendo cierto que si te encuentras con un tumor canceroso, lo mejor que puedes hacer es extirparlo.
-Ha traído usted malas noticias.
-¿No, hombre, no! Lo que ocurre es que hay tantas cosas que pueden funcionar mal dentro del organismo que es increíble que podamos estar aquí sentados y vivos. De verdad, es un misterio.
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