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GLORIA CASARES
Domingo, 14 de agosto 2016, 11:43
Las personas de cierta edad estábamos acostumbradas a ver por la televisión escenas de aventuras, de deportes arriesgados o la práctica de pequeñas locuras que nos ponían los ojos como platos, llenos de ilusión y la mente se te llenaba de imaginación con la posibilidad de llegar a vivirlas en algún momento.
Hoy en día la cosa ha cambiado mucho y pocas son las iniciativas que no están al alcance de la mayoría de las personas, como por ejemplo, los llamados deportes de riesgo o de aventuras. Deportes que hace poco eran impensables en la provincia de Badajoz, donde los relieves montañosos son escasos, se practican cada domingo en sierras como Alange, donde la escalada está comenzando a ganar adeptos.
Cuando hace diez años un monitor de alta montaña puso en marcha en Almendralejo una empresa de aventuras, nadie pensó que en una década esos deportes fueron de lo más demandado en ocio activo y que cada actividad iba a contar con un público variado, llegado desde todos los puntos de la región o de fuera y que la oferta se iba a diversificar hasta lo inimaginable.
Hoy en día la empresa que gestiona Jorge García Tamujo, Aventura Extrema, organiza cada fin de semana lanzamientos en paracaídas, viajes en globo, cursos de submarinismo o puenting.
Personas llegadas desde Madrid, Portugal, Sevilla, Córdoba y de toda la región acuden a esta empresa que fue pionera en la puesta en marcha de actividades como el puenting hace diez años, cuando en Extremadura no había nada de ello y la palabra aún sonaba extraña para muchos.
Ahora cada fin de semana llegan grupos o particulares hasta de Cádiz, porque en Extremadura es más barato practicar estos deportes de aventuras, asegura Jorge. En un puente que quedó en desuso al construirse otro cercano, que está entre Valdivia y Villanueva de la Serena, se puede uno lanzar desde 30 metros de altura hacia el vacío.
En esta zona de Extremadura tampoco se podía practicar el paracaidismo. El motivo, la actividad aérea en la base militar de Talavera La Real, que afecta a los municipios de Mérida, Badajoz y Almendralejo. De ahí que Jorge se propusiera buscar alternativas y ya ha conseguido una alianza exitosa con la empresa portuguesa Sky Line para organizar lanzamientos en paracaídas cada fin de semana en Évora (Portugal).
«Cada fin de semana tenemos 50 u 60 personas que vienen de Madrid, Extremadura o también de Portugal porque la oferta aquí es más barata. Tenemos dos aviones, uno pequeño para seis personas y otro grande para 20». En estos lanzamientos se utilizan un tipo de avión llamado de salto, que permite a los más aventureros lanzarse dos veces desde 3.000 metros de altura por un precio de 115 euros; y, además, a los más arriesgados hacerlo desde los 4.200 metros. Esos por menos de 150, no mucho dinero más, pero sí con más altura, algo que sin duda a las personas con vértigo debe intimidarles más que el precio.
Buceo
El buceo, que se practica en las playas portuguesas de Setúbal, es otra de las aficiones que se está poniendo de moda entre personas de todas las edades, «desde los 18 hasta los 50 o así, eso es lo más común». Es la práctica más minoritaria, suelen organizarla una vez al mes «porque a la gente le cuesta desplazarse a la playa más cercana».
En cambio, el viaje en globo está comenzando a popularizarse. «Organizamos vuelos unas dos veces al mes, para unas 20 personas cada vez. Lo hacemos en Mérida».
Las personas que se han apuntado a la moda del deporte de aventura no tienen por qué tener poder adquisitivo. «Hay gente que se tira ahorrando un tiempo para cumplir su sueño. La verdad es que te puedes tirar en paracaídas por el precio de una noche de copas con amigos».
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