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efe
Lunes, 22 de enero 2018, 20:03
La Audiencia Provincial de Badajoz acogerá desde este jueves el juicio contra el hombre acusado de asesinar en 2016 su expareja, una joven de 21 años, cuyo cuerpo fue encontrado en el pantano de Alange y para el que la Fiscalía pide 26 años de prisión.
Según el escrito de la acusación, el acusado, G.P., acordó telefónicamente con su expareja, con domicilio en las Casas Aisladas de Gévora, que se veríann en la madrugada del 6 de enero de 2016 en Badajoz, donde en un polígono industrial no especificado tuvieron una disputa verbal derivada de las «actuales amistades» de la chica, que no aprobaba el acusado.
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Este, decidió, de manera unilateral, dirigirse al paraje conocido como Presa del Pantano de Alange con objeto de aprovechar las circunstancias de soledad que concurren en el mismo «y que más tarde iban a facilitar el propósito inicial de dar muerte» a la joven.
Una vez allí, el acusado supuestamente cogió una botella de cristal con la que asestó un «brutal golpe» a la chica, que le impactó por encima del ojo izquierdo, hecho que unido a la ingesta previa de alcohol por parte de la misma, le provocó un aturdimiento severo que malogró cualquier capacidad de reacción instintiva de defensa.
El hombre le agredió después con la botella y con una piedra, fundamentalmente en cara, la cabeza y el cuello, además de propinarle patadas e intentar estrangularla.
Posteriormente, el inculpado la acorraló, ya cerca de la orilla del pantano, y continuó golpeándola impulsándola hacia el agua, donde finalmente llegó en estado de inconsciencia, aunque como no acababa de hundirse «la sujetó por una mano y empujó reiteradamente hacia el fondo hasta lograr definitivamente su objetivo».
La muerte de la víctima, que presentaba 43 heridas y contusiones, se produjo sobre las 08.00 horas del 7 de enero de 2016, según el escrito.
El acusado, tras «cerciorarse» de la muerte de su expareja, recogió sus efectos personales, de los que se desprendió en diversos puntos geográficos esa misma mañana con objeto de dificultar el eventual descubrimiento del cuerpo y se deshizo de su propia ropa y llevó su coche a una estación de lavado con el fin de hacer desaparecer cualquier vestigio que hubiera quedado.
El acusado había sido condenado en una sentencia de 2015 por un delito de amenazas sobre la víctima, por lo que tenía prohibición de aproximación a su domicilio, trabajo y persona, y de comunicarse con ella, lo que incumplió.
Por estos hechos, se piden para el acusado, de nacionalidad rumana, 25 años por el delito de asesinato, y un año por el delito continuado de quebrantamiento de condena, así como la indemnización a cada uno de los dos hijos de la víctima en 150.000 euros y a cada uno de sus padres a la de 30.000 euros.
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