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El oso, en las escaleras.
Un oso en la escalera de casa

Un oso en la escalera de casa

Un vecino de Prioro (León) se encuentra un plantígrado medio enterrado en la nieve en la puerta de su vivienda, a donde había accedido en busca de comida

A. Burgos

Lunes, 9 de febrero 2015, 20:40

La gran nevada que cubre la Montaña Oriental leonesa, la mayor desde finales de los años 50, ha dejado sin alimento tanto a los animales salvajes como a los domésticos que viven en semilibertad en la zona. Este es el motivo que llevó el pasado sábado a que un joven ejemplar de oso se acercara a las casas de la localidad de Prioro en busca de algo que echarse a la boca.

La presencia del plantígrado fue descubierta por Óscar Montero, un vecino que tuvo la sangre fría de fotografiarlo cuando subía por la escalera del porche de su casa. Según ha confesado, en primer momento al ver la silueta moviéndose por la escalera pensó que se trataba de un martín, el perro de alguno de los rebaños de pastores de la zona que, perdido o con hambre, acudió hasta su puerta.

Una vez convencido de que en realidad estaba ante un ejemplar de oso pardo tuvo la prudencia de evitar salir, dado que al ser un ejemplar joven podría estar acompañado de su madre, lo que habría supuesto un grave peligro.

El encuentro concluyó cuando Óscar Montero abrió la puerta para fotografiar al oso. El animal, espantado, se dio la vuelta y salió todo lo rápido que pudo hundiéndose en la nieve.

La presencia del oso pardo en los montes de Prioro no es noticia, aunque sí el que un ejemplar se atreva a subir al porche de una casa. Esta zona de la Cordillera Cantábrica alberga uno de los dos núcleos más importantes de toda la Península Ibérica donde viven estos plantígrados -el otro se encuentra en el occidente de la provincia, entre Asturias y León-.

Este oso no es el único animal salvaje visto durante las últimas semanas en esta zona próxima a los Picos de Europa. Corzos y venados se acercan a las cuadras y a los cercados de los valles, donde los vecinos llevan forraje para cebar a las yeguadas que tienen en semilibertad. Hasta allí llegan los astados empujados por la presión que ejercen sobre ellos los lobos y por la necesidad de buscar alimento.

Incluso, como ocurrió la semana pasada en el valle de Riaño, los ganaderos han tenido que ayudar a que los cérvidos pudieran escapar tras quedar hundidos en la nieve.

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