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F. APEZTEGUIA
Miércoles, 19 de agosto 2015, 12:40
Tanto las publicaciones especializadas como la prensa generalista y los programas de radio y televisión se hacen eco con cierta frecuencia de todo tipo de estudios que analizan lo mal que dormimos y los muchos trastornos que podemos sufrir ligados al sueño: insomnio, ronquidos, apneas, terrores nocturnos, narcolepsia... Es cierto, mientras dormimos ocurren en nuestro interior infinidad de procesos, pero la inmensa mayoría de ellos no sólo son del todo saludables, sino que a menudo resultan necesarios para una vida sana. El profesor Juan José Zarranz, jefe del servicio de Neurología del hospital de Cruces, repasa algunos de ellos.
Actividad fisiológica
Los únicos mecanismos que no descansan durante el sueño son el sistema endocrino, que se mantiene activo con picos incluso durante la noche, y el cerebro. «La actividad muscular disminuye, incluso el corazón o los riñones. Todos los órganos se relajan, menos estos dos», detalla el especialista. La hormona del crecimiento, las sexuales y algunas otras desarrollan durante la noche una actividad frenética que permite mantener el bienestar durante el día y preservar la salud.
El cerebro no para
La razón por la que el cerebro mantiene permanentemente su actividad sigue siendo una incógnita. «No se sabe muy bien para qué sirve dormir», admite el especialista. Pero de lo que no cabe duda es de que la falta de sueño lleva irremediablemente a la muerte, hasta el punto de que una de las torturas más terribles que se conocen es la privación de sueño. «Algo muy importante ocurre durante la noche, porque la historia de la Humanidad gira en torno a la necesidad de protegernos mientras dormimos. Desde las tribus primitivas, que vigilaban las cuevas de noche, hasta el levantamiento de ciudades amuralladas», apunta Zarranz.
Ensoñaciones
Una de las cuestiones que más han fascinado a la Humanidad es la que rodea a los sueños, que desde la Antigüedad se creyeron premonitorios. La ciencia no ha llegado a tanto. El tiempo del sueño se divide en dos fases que se repiten de forma cíclica durante la noche: la fase no REM y la REM. En la primera, el cerebro comienza su recuperación, aunque en ella actúa según una lógica similar a la de la vigilia. Es el tiempo en que las personas «resuelven problemas matemáticos o musicales» o dan con la solución a dilemas que durante el día parecía irresoluble. «Hay que levantarse y anotarlo porque, si no, la respuesta se olvida», recomienda el neurólogo. En la fase REM están los sueños. Su significado es aún un misterio, pero seguro que está ligado a la actividad humana. «Tenemos sueños eróticos, pesadillas recurrentes... Aquel primer coche, la asignatura que aún me falta para terminar la carrera...».
Sacudidas y sobresaltos
Los especialistas las llaman mioclonias. Uno sueña que cae al vacío y una sacudida de las piernas, que es real, le despierta. No es patológico. «Es algo absolutamente normal». Sí es un trastono, sin embargo, el síndrome de piernas inquietas, que está considerado como una de las principales causas de insomnio.
Sonambulismo
La sexsomnia está considerada como una forma de sonambulismo. Las hay de dos tipos. La mayoría de los pacientes -generalmente jóvenes, porque es algo que desaparece con la edad- sufre sonambulismo tranquilo. Abren los ojos durante la noche, se incorporan, hablan o dicen cosas inconexas, quizás enreden las cosas de su mesilla, y vuelven a acostarse. El sonambulismo complejo sí es un problema de salud y se produce cuando el paciente deambula. Lo es porque puede abrir la ventana e intentar salir por ella o vestirse, irse a la calle y ser atropellado.
Ronquidos
El mayor problema de los ronquidos es que con frecuencia alertan de una patología mayor, la apnea del sueño, que se manifiesta por pausas en la respiración provocadas por el bloqueo del paso del aire. En cualquier caso, a partir de los 40 años, y a causa del envejecimiento, es normal roncar por la flaccidez de los tejidos de la garganta. Adelgazar, no fumar y no tomar bebidas alcohólicas antes de irse a dormir mejoran la situación. «Es decir, recomendamos dejar justo lo que generalmente gusta más», bromea el especialista.
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