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Antonio Martínez Ares en la puerta del Gran Teatro Falla. Arriba, Los Brujos (1995) y Los Piratas (1998). :: r. ríos
La leyenda de Cádiz

La leyenda de Cádiz

Se metía con el maltrato, con el Papa... y llegó a vender 40.000 cedés con sus coplas, el doble que Pablo Alborán en 2014. Trece años después de cortarse la coleta, Antonio Martínez Ares regresa mañana al Carnaval

FRANCISCO APAOLAZA

Jueves, 14 de enero 2016, 08:46

Es de noche en Cádiz y el aire húmedo y frío, casi líquido, se cuela por las calles estrechas desde el mar como una avalancha salada desde Poniente. Junto al Gran Teatro Falla, coliseo del Carnaval, las calles están desiertas y la ciudad parece muerta. Es solo una apariencia. En el interior de 'la casa de los ladrillos coloraos' se vive un gigantesco torneo de música y de palabra, quizás el mayor espectáculo de ingenio del mundo, 152 contrincantes en una 'rave' del verso que dura un mes y que este año tiene un nuevo viejo invitado. Vuelve al concurso Antonio Martínez Ares 'el Niño' (Cádiz, 1967), trece años después de irse y, para que lo entiendan los de Despeñaperros para arriba, es como si resucitaran Los Beatles. La locura.

Antes de Cuaresma, en el Gran Teatro Falla, que es el corazón de la ciudad, se celebra el concurso de agrupaciones: durante semanas, decenas de grupos se dejan la vida por un premio. Una de las modalidades más reñidas y apasionadas es la comparsa, una suerte de chirigota más seria y musical que nació en los años 60. El día 4 de enero se pusieron a la venta las entradas, pero en los exteriores del Estadio Ramón de Carranza había gente durmiendo en tiendas de campaña desde el día 1. En minutos se terminó el papel y la primera en volar fue la sesión de mañana viernes, con dos nombre de leyenda: Antonio Martín y Martínez Ares.

Le llamaban 'el Niño' porque se asomó al vacío cósmico de las tablas del Falla con 17, en 1984, y pasó dos décadas de Carnavales con el veneno corriéndole por las venas hasta que hace trece años se quitó de en medio como si se quitara la vida. «Ya no tengo ilusión», dijo, y adiós. Hasta entonces, revolucionó la modalidad en el Cádiz de la época. «La comparsa tendía a ser cursi y autocomplaciente con Cádiz en el piropo -recuerda el periodista y cronista gaditano Pepe Landi- y Martínez Ares hizo algo más punkie. Se metía con el maltrato, con el Papa... Compuso un pasodoble sobre un hombre que conocía a una mujer y los novios se lo cantaban a las novias y se les caía el 'culo', como un hit de Alejandro Sanz. En la primera fila había varios treintañeros guapos e hizo puestas en escena espectaculares. Los Piratas (así se llamaba la comparsa en 1998) tenían un barco enorme y Los Brujos echaban unos polvos mágicos al caldero y ardían en el aire. Era Disney y enloqueció toda la familia: al niño le gustaba el montaje, al padre el pasodoble y la hija estaba loca por uno de la primera fila», explica. Fue diez veces finalista y tiene cinco primeros premios, lo que en Cádiz equivale a conquistar cinco imperios.

«No quería mentir»

Había nacido el fenómeno fan del Carnaval. La comparsa abrió una tienda con su 'merchandising' y el año de Los Piratas vendieron 40.000 cedés, que es el doble de lo que vendió Pablo Alborán en 2014. Daban varios bolos al día. «Los componentes que estaban en paro sobrevivieron dignamente y los que trabajaban tuvieron para un coche nuevo o para reformar el cuarto de baño», recuerda Landi.

El publicista y aficionado al carnaval Manuel Ortega lo explica así: «La comparsa pasó de ser cantada por señores con bigote para familias con bigote a ser recibida por el sector más joven de casa. En mi clase había una niña y en la carpeta, entre Jason Donovan y los New Kids on the Blocks, llevaban una foto de 'el Chupa' y 'el Zubiela'», dos de los componentes de la agrupación. A veces los tenía que escoltar la Policía de la admiración de sus fans.

Todo eso saltó por los aires cuando Martínez Ares se cortó súbitamente la coleta en 2003. «Pesaron muchas cosas, pero una por encima de las demás, que de pronto faltaba la ilusión y no quería mentir». Siempre había sido un loco de la música y se propuso vivir de ella. Ha compuesto bandas sonoras y temas para Pasión Vega, Pastora Soler o Raphael, tiene cinco Premios de la Música y en unas semanas presentará su tercer disco. En algunos momentos hasta parecía que el Carnaval le escocía. Se había ido para siempre.

Pero en la primavera de Cádiz puede pasar cualquier cosa, y así fue. El autor se encontró con el carnavalero 'Pepe el de los Pabellones' y accedió a entrar en un local de ensayo, cerca del muelle, a escuchar a unos chavales. «Noté que algo extraño me hacía el corazón. Yo ya había dejado todo eso y pensé que pasaría, pero no». Dijo 'me voy' y se metió en casa. Por primera vez en trece años se sentó delante del ordenador y se puso a escuchar carnaval, como si se hubiera abierto una herida antigua. Iban a investir a José María González 'Kichi' como alcalde y apuntó una frase del almanaque: «Hombre cobarde no conquista mujer bonita». Mañana, Los Cobardes pisarán el Falla.

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