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PPLL
Domingo, 28 de febrero 2016, 10:34
Cuenta Achúcarro que pasa en Dallas unos cuatro meses cada año, repartidos en varias etapas, impartiendo clase. Allí la vida es muy distinta, empezando por los enormes madrugones. «Suelo despertarme antes de las seis de la mañana, y lo primero que hago es ir al estudio, que está muy cerca, como a cien metros, y trabajo un rato». Luego está con los alumnos, da 'master classes', escucha a otros... La vida transcurre con rapidez, en días muy intensos por la actividad docente y la burocracia que supone. Luego, de nuevo al avión. Normalmente, toma «una pastilla gorda» y aprovecha para dormir. Pero recuerda con detalle, y sin el menor ánimo de exageración, que ha vivido varios episodios de riesgo en el aire, con motores incendiados, impacto de rayos y turbulencias extremas. Asegura haber sentido menos miedo en esos incidentes que una vez que, en plena noche, tuvo que agarrar el volante del coche que lo conducía de León a Guadalajara (México) porque su conductor se había quedado dormido.
Quien tenía que descansar en el coche era yo, que acababa de dar un concierto y tenía un ensayo a la mañana siguiente. Al final, tuve que conducir varias horas. Al llegar a Guadalajara, apenas hubo tiempo de pasar por el hotel antes de ir a la sala donde me esperaba la orquesta. Saludé al director y allí mismo me enteré de que la obra que íbamos a tocar no era el concierto para la mano izquierda de Ravel, sino el otro.
Eso tiene que ser como una pesadilla. ¿Las tiene? ¿Sueña que le pasa algo tremendo en el escenario o que se queda en blanco mientras toca?
Las tengo, claro: que pierdo el tren que debe llevarme al concierto, que salgo a tocar sin pantalones... Hay una recurrente: salgo al escenario a tocar y llevo en la mano un clarinete. En cuanto a lo de quedarme en blanco, alguna vez he tenido un pequeño 'agujero' pero he podido improvisar y recuperar el hilo.
¿Cómo ve el futuro?
Es difícil predecirlo porque la explosión de internet y la electrónica lo ha cambiado todo. La música no se oye igual, los viajes no son lo mismo, todo es diferente.
¿Es capaz de imaginar que desaparezcan los auditorios y que los conciertos puedan verse en casa transmitidos en directo?
Sería una forma distinta de escuchar. ¿Nos imaginamos una liga de fútbol con todos los partidos jugados a puerta cerrada? Seguro que no porque el público es esencial. Pues lo mismo pasa con un concierto, o con el teatro.
Pero ya sucede en los discos grabados en estudio.
Es otra cosa. Ahí estás fabricando lo que quieres decir. En un concierto ante el público no puedes parar y revisar.
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