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ANTONIO L. DÍAZ
Martes, 2 de marzo 2010, 01:15
La noticia de la declaración de los vestigios mineros de Aldea Moret como Bien de Interés Cultural (BIC) es un motivo de satisfacción para todos los que en marzo de 2006 comenzamos una lucha para evitar la destrucción del poblado minero, que iba a desaparecer para permitir la construcción de más de dos mil viviendas.
Para evitar ese final se constituyó una plataforma que reclamó su conservación y recuperación. Una vez más, ante la desidia e inacción de nuestras autoridades municipales y regionales, en su obligación de proteger y conservar los elementos singulares de nuestra ciudad, tuvo que ser la sociedad civil cacereña la que se movilizara en defensa de un hito arquitectónico, cultural e histórico.
Aquella movilización ciudadana logró la exclusión del poblado minero del proyecto de urbanización y hoy, cuando la Junta de Extremadura ha iniciado el proceso para su declaración como Bien de Interés Cultural, junto con los demás restos de la actividad minera de Aldea Moret incluidos en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial, y su conservación está garantizada, es fácil valorar la importancia del conjunto. Pero en la primavera y el verano de 2006 pocos apostaban por su supervivencia.
Por eso es necesario reconocer la labor de las personas y colectivos con los que ADENEX tuvo el honor de colaborar para conseguir evitar la muerte anunciada del poblado minero. Con el riesgo de olvidar a alguien, es preciso recordar a la Plataforma Vecinal de Aldea Moret, coordinada por Prudencio Alférez, a la Asociación de Vecinos del poblado minero, al frente de la cual estaba Francisco López Naharro, a la Asociación de Vecinos Santa Bárbara, dirigida por Guadalupe Iglesias, a la Asociación Socio-Cultural encabezada por Arístides García, a Antonio Campesino, que fue ejemplo de la implicación de la Universidad con los problemas ciudadanos, algo que no es habitual en Cáceres, y a Agustín Flores, que se puso al frente de los paseos divulgativos. Pero especialmente hay que recordar a los vecinos de Aldea Moret que sintieron la anunciada destrucción como una afrenta más a un barrio marginado y olvidado.
Para ADENEX otro motivo de satisfacción de la declaración de BIC es la inclusión de una amplia zona del cerro de La Esmeralda ya que viene a dar la razón a nuestra reclamación de que esta zona debería quedar excluida del proceso de urbanización frente al Ayuntamiento de Cáceres que ha preferido, en la reciente aprobación del PGM, ceder ante las presiones especulativas y reclasificarlo como urbanizable. En este caso del cerro La Esmeralda, como hace años con el del poblado minero, o con tantos otros, el Ayuntamiento de Cáceres, con un signo político u otro, ha demostrado que no sabe estar a la altura de las circunstancias y ha preferido ceder ante los promotores urbanísticos en lugar de asumir su obligación de realizar una ordenación urbanística racional y sostenible.
El proceso de declaración como BIC no ha hecho más que empezar y conociendo lo que ha sucedido con otros expedientes de declaración de BIC en Extremadura, que han caducado antes de concluir su tramitación, y los intereses urbanísticos que hay en juego en el cerro de la Esmeralda, es conveniente que la sociedad civil permanezca atenta a todo el proceso.
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