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LUIS EXPÓSITO
Lunes, 8 de marzo 2010, 11:57
Seis personas pululaban en la mañana del pasado miércoles por las cercanías de Puente Ajuda. Eran una pareja de turistas de Badajoz, otra de 'guardinhas' haciendo la ronda y dos periodistas de este diario. Pobre balance para uno de los monumentos más representativos de la Raya. Debe tratarse de uno de los pocos puentes del mundo que separan en vez de unir. Semidestruido desde el año 1709 por culpa de la Guerra de Secesión española, ha habido varios intentos de reconstruirlo, sobre todo a partir de los noventa. Parecía que ésta era la ocasión definitiva, pero se ha vuelto a parar. Alguna maldición debe recaer en una construcción condenada a permanecer partida en dos para siempre.
Después del fiasco de 2003, españoles y portugueses sellaron lo que parecía otro acuerdo. El Ministerio de Vivienda había apartado 750.000 euros de su presupuesto de 2007 para la rehabilitación. Ese mismo año se abría un concurso para la redacción del proyecto definitivo. Ganó la empresa Prointec. Debía ofrecer tres alternativas que presentaría al ministerio y que tenían que contar además con el visto bueno del Gobierno luso.
Pero ahí se ha quedado la idea. De los 1,1 millones presupuestados para el año 2008 y los 1,3 para el 2009, se ha llegado al vacío más absoluto. Las cuentas del Estado para este año no reservan ni un euro.
El Ministerio no ha ofrecido a HOY una explicación de la paralización, como tampoco lo ha hecho al alcalde de Olivenza, Manuel Cayado. Pero éste se muestra convencido de que detrás está la causa de siempre: la negativa del Gobierno de Portugal a cualquier cambio.
Olivenza, en cuyo término está el puente, era portuguesa hace apenas 200 años. Como es sabido, pasó a manos españolas en la Guerra de las Naranjas, en 1801.
La cuestión territorial
La situación todavía levanta resquemor en algunos sectores de la sociedad portuguesa, que siguen reclamando la soberanía sobre el municipio. Por tanto, rechazan de plano que se reconstruya Puente Ajuda, ya que supondría aceptar de facto que la frontera está en el Guadiana y que Olivenza es español, algo que el vecino país nunca ha reconocido públicamente. Se trata de una postura que tiene mucha menos lógica desde el año 2000, cuando se abrió al lado un nuevo puente que permite el tráfico entre Olivenza y Elvas. Lo pagó Portugal, y el acuerdo contemplaba que España se encargaría de sufragar el arreglo del viejo.
Cuando ha sido necesario, grupos como los Amigos de Olivenza han recurrido a los tribunales para frenar cualquier avance. Así parece que lo hicieron en 2000, con el acuerdo de los dos puentes. Portugal también detuvo las obras que comenzaron del lado español en 2003, por problemas técnicos y medioambientales. Además de no estar de acuerdo con los materiales, estaba el 'narcisus humili'. Es un tipo de flor en peligro de extinción del que han aparecido algunos ejemplares en la parte portuguesa del puente.
Ambos intentos de reconstrucción seguían la idea del ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez, que contemplaba que tuviera sólo uso peatonal y pudiera ser parte de rutas senderistas y visitas turísticas. Dicen los expertos que el puente podría ser el eje vertebrador de una importante actividad turística. Pero por ahora tendrá que conformarse con unos pocos visitantes. El miércoles eran sólo seis.
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