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JAVIER TEIJEIRO FUENTES Y JULIÁN GARCÍA BLANCO
Miércoles, 7 de abril 2010, 02:04
EL 17 de marzo, tras un parón de reuniones de seis meses, la Comisión para la Rehabilitación de la Alcazaba de Badajoz (constituida por el Ministerio de Vivienda, la Junta de Extremadura, el Ayuntamiento pacense y la Plataforma Ciudadana para la Defensa de la Alcazaba) tuvo una sesión de trabajo resumida en dos puntos importantes: la discusión técnica del proyecto de la primera fase de obras, licitadas en enero y a punto de adjudicación en la actualidad para su comienzo en mayo, y la presentación de un estudio previo confeccionado por el Ayuntamiento, quién es el encargado de la realización de la segunda fase de las obras.
Estuvimos en la citada reunión en calidad de técnicos de la Plataforma Ciudadana para la discusión del proyecto de la primera fase, para el tramo comprendido entre la Puerta de Carros y la del Alpéndiz. Habíamos redactado un informe técnico en donde discrepábamos en importantes aspectos del citado proyecto promovido por la Consejería de Cultura de la Junta. Asistimos a esa reunión para debatir estos aspectos técnicos del proyecto y nos encontramos con la decisión administrativa de que la obra está a punto de su adjudicación y que resulta muy contraproducente parar el proceso. Para mayor sorpresa, se toma la decisión de hacer las correcciones al proyecto durante el transcurso de ejecución de las obras (a propuesta del Ministerio).
No entendemos, como después de años de olvido de la Alcazaba, es inviable no disponer de tiempo para la redacción de un proyecto reformado (habida cuenta de que el Ministerio reconoció la posibilidad de mejora del mismo en algunos puntos coincidentes con el informe presentado por nosotros). Tal reformado no excedería de dos meses en su tramitación y sería un instrumento, no sólo indispensable para llegar a un consenso en la Comisión sobre las obras, sino también un instrumento necesario para que la empresa constructora y la Administración dispongan de un marco de referencia objetivo de actuación, y así evitar posibles improvisaciones, dudas y discusiones durante el transcurso de la obra.
A destacar, dejando constancia en el acta de la sesión, el desacuerdo de la Plataforma con plantear los cambios del proyecto durante el transcurso de las obras, sin que previamente se haya redactado un proyecto reformado. Decisión que entendemos acertada y responsable. Aún así, los tres organismos públicos aprobaron el inminente comienzo de las obras.
Hubo algunas discusiones entre la Plataforma y la Junta, que volvió a incidir sobre la existencia de un estudio murario del lienzo amurallado, manifestó que el proyecto cumplía con la Ley de Patrimonio de Extremadura y comentó que las propuestas de la Plataforma se basan en el recurso a «actuaciones miméticas». A ello se respondió que si existe ese estudio murario, nunca presentado a la Plataforma ni a estos técnicos, no entendemos como Patrimonio aprueba el enlucido total del lienzo amurallado islámico, en donde aún es posible apreciar restos de la construcción almohade. Si cumple con la Ley de Patrimonio, ¿por qué contraviene su artículo 33, apartado f, que concreta los criterios de intervención en monumentos? Menos aún podemos comprender que no exista un estudio de impacto ambiental, imprescindible en actuaciones en conjuntos históricos y bienes de interés cultural como la alcazaba de Badajoz; y que tampoco tenga el informe favorable preceptivo de la Dirección General de Patrimonio Cultural respecto al estudio de impacto ambiental exigido por el artículo 30.1 de la citada Ley. Se califican de «corte historicista» las propuestas de la Plataforma cuando las mismas están basadas en convenios y protocolos técnicos redactados por organismos europeos como la Carta del Restauro 87, el ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y de Sitios) en sus 'Principios para el Análisis, Conservación y Restauración de las Estructuras del Patrimonio' (2003) etc., en los que, como premisa básica, se cita el respeto al monumento, actuando en aquellas partes nuevas con materiales diferentes, si bien cromáticamente acordes con el contexto para no alterar la armonía del entorno.
Nuestra intención como técnicos -y creemos que lo mismo ocurre con la Plataforma-, está muy distante de proponer actuaciones miméticas, 'pasticheras' y decadentes al modo historicista. Muy al contrario, basamos nuestras propuestas en actuales y vigentes revisiones consensuadas sobre actuaciones en el patrimonio, una vez puesto en crisis el modelo que en las tres décadas precedentes ha dominado en las intervenciones patrimoniales nacionales y que, salvo escasas excepciones, creemos han estado dirigidas bajo la premisa de que el patrimonio histórico-artístico está al servicio de la arquitectura contemporánea cuando debiera ser todo lo contrario.
Actuaciones abanderadas por los llamados 'arquitectos autodenominados contemporáneos, difundidas y potenciadas por revistas mediáticas y los críticos ortodoxos del sistema, actualmente denostadas por otros arquitectos restauradores, historiadores y críticos más heterodoxos, así como por convenios y tratados internacionales que ven como tales actuaciones hacen un flaco favor a la memoria histórica y a la salvaguarda de este patrimonio tan valioso y aún conservado a pesar de todo.
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