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ENRIQUE FALCÓ
Lunes, 31 de mayo 2010, 17:56
EL C.D. Badajoz retorna por fin a Segunda B cuatro años después. Recordemos que si cierto es que a esta categoría se descendió por deméritos deportivos, lamentablemente el descenso a Tercera se produjo en los despachos de la Federación Española de Fútbol, al no poder hacer frente la directiva a la importante deuda económica contraída por el club. Pues bien, ya es un hecho, el muerto ha regresado. Han sido cuatro años necesarios, donde han acontecido muchos sucesos. Un servidor considera esta nueva situación como una especie de segunda oportunidad para todos: equipo, directiva y, sobre todo, afición.
Más que de segunda oportunidad se podría hablar de una segunda parte. El problema es que se dice que nunca segundas partes fueron buenas, pero mi menda nunca ha hecho caso de la conocida frase que popularizó Cervantes, precisamente en el prólogo de la segunda entrega del Quijote, que no sé a ustedes, pero a mí me gusta bastante más que la primera, con los Duques y tal, y todo lo que acontece cuando Sancho se va a la ínsula, con los valiosos consejos con los que previamente le alecciona el gran Alonso Quijano. Lo mismo ocurre con El Padrino. La segunda parte es superior en todos los aspectos, (y eso, al referirnos a tal peliculón es decir mucho) en especial los trozos dedicados a la vida de Vito Corleone, interpretado magistralmente por el incomparable Robert de Niro. Por cierto, y a modo de curiosidad, Vito Corleone es el primer personaje que gana dos Oscar, cada uno de ellos interpretado por un actor diferente y en distintas películas. Mentemos también, como no, a la saga de las sagas, 'Star Wars'. De la trilogía buena, la de los 80 'El Imperio contraataca', la segunda, es sin lugar a dudas la más aclamada por público y crítica. Pero bueno, quizás me esté refiriendo a excepciones, que, precisamente, confirmen la regla.
Con esto sólo quiero invitar a que nos tomemos el merecido ascenso de nuestro C.D. Badajoz como un borrón y cuenta nueva. Quizás más que considerarlo una segunda oportunidad pensemos que es una continuación de una parte que nos arrebataron. Ahora es justo y necesario trabajar más que nunca, luchar sin tregua, intentar mantenernos en Segunda B, por lo menos cómodamente, un par de años y esforzarse sin descanso para conseguir subir cuanto antes a Segunda División. Ruego a la directiva que no se desmadre, que sea lista y precavida en lo que concierne al precio de las entradas y los bonos, que recuerden lo bonito que se vio el domingo pasado el campo, con más de 10.000 personas animando al Badajoz. Que se fiche lo que se pueda y, ni que decir tiene, que a Tete ni tocarlo. Pues de nuevo tuvo que ser Tete quien levantó el partido. Este muchacho posee un carisma especial. Yo ya veo en él a una especie del añorado Rafa Pozo, o del gran capitán Rodri. Tete está predestinado a ser la bandera del C.D. Badajoz durante muchos años. Nos va a regalar grandes alegrías. ¡Estoy seguro!
También es el momento de corregir algunos errores. El ascenso no fue el único milagro que se produjo el pasado domingo. El hecho de que 10.000 personas consiguieran llegar al Nuevo Vivero a tiempo de animar a su equipo bien podría considerarse una odisea. Los accesos son tercermundistas. Los aledaños están muy descuidados, e invadidos por toda la suciedad del mundo, principalmente a causa del botellón de los fines de semana. Si queremos algún día estar en la élite, o sin ir más lejos, que el Nuevo Vivero sea sede del mundial hispanoluso de fútbol, hay que empezar por solucionar cuanto antes estos importantísimos detalles.
Don Guillermo Fernández Vara, ahora es su turno. Se lo ruego. Arregle lo que no hizo su predecesor y conceda de una vez la Medalla de Extremadura al C.D. Badajoz. No es necesario que le recuerde que La Medalla de Extremadura tiene por objeto reconocer, distinguir y recompensar públicamente a aquellas personas y entidades, cualquiera que sea el ámbito de su actividad, que dentro o fuera de Extremadura hayan destacado por sus méritos o por los servicios prestados a la región. Creo que es justo, que el club extremeño más antiguo, y de los pocos centenarios que existen en nuestro país, sea merecedor de tan preciado reconocimiento. Considérelo seriamente, recapacite y verá como llega a la misma conclusión.
Para despedirme, le mando un recadito a don Miguel Celdrán, nuestro querido alcalde, que conociéndolo y siendo él como es, se lo tomará con buen sentido del humor, pues estoy seguro que se alegra tanto como cualquiera del ascenso de nuestro equipo. Una vez más quiero recordarle sus desafortunadas palabras pronunciadas públicamente en aquellos difíciles años: «La solución es la desaparición del club». «No se puede resucitar a un muerto». Pues bien mi querido don Miguel, no se preocupe, que el muerto ha regresado. ¡Y este muerto está muy vivo!
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