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C. M. C.
Martes, 1 de junio 2010, 03:08
El CP Cacereño atraviesa su momento más crítico desde la llegada hace dos años de los nuevos propietarios. La actividad del club se encuentra paralizada desde que el pasado jueves el Ayuntamiento de Cáceres ejecutase el aval de 200.000 euros contra el patrimonio personal del máximo accionista, Antonio Martínez Doblas, y su padre, Antonio Martínez Buzo, que figura como presidente de la entidad.
Las oficinas del estadio Príncipe Felipe permanecen cerradas y el personal tiene la orden de no llevar a cabo ninguna acción con vistas a la próxima temporada. De hecho, ni siquiera está claro que siga habiendo trabajadores del Cacereño. «El club ha cerrado las puertas y ahora mismo ni tiene personal ni tiene nada», afirma Martínez Doblas cuando se le pregunta sobre posibles cambios en el organigrama de la entidad.
La intención del máximo accionista es que sean los socios quienes decidan el rumbo que debe tomar el club en una asamblea que, según anuncia, se convocará «en los próximos días». Todas las posibilidades permanecen abiertas, desde la más probable, que es seguir en Segunda B pero con un presupuesto muy a la baja, hasta renunciar a la categoría y empezar otra vez desde cero con un equipo competitivo en Tercera División. «Las acciones son mías, pero pienso que el club pertenece al socio y por lo tanto debe tener voz y voto sobre lo que vamos a hacer ahora», declaró Doblas a este diario.
Mientras eso lo ocurre, la incertidumbre cunde entre los empleados del Cacereño, y los rumores de todo tipo corren como la pólvora. La postura oficial expresada por Martínez Doblas es que el club está sin actividad, y por lo tanto no hay trabajo que hacer, lo cual incluye desde los encargados del mantenimiento hasta al director general. No se descarta tampoco que puedan producirse cambios en el organigrama, un golpe de timón con el que Doblas buscaría empezar otra vez con un nuevo proyecto y con rostros renovados. Sin embargo, el máximo accionista se mantiene firme en su postura de que no tomará decisiones drásticas antes de la anunciada asamblea de socios.
Por otra parte, Antonio Martínez Doblas recuerda que la parte positiva de todo esto es que, con la ejecución del aval por parte del Ayuntamiento, queda saldada por completo la deuda del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), por lo que ahora el Consistorio se ha quedado sin excusas para seguir demorando el pago de las subvenciones pendientes. El club necesita el dinero para cuadrar el presupuesto y saber de qué recursos va a disponer el próximo año. «El Cacereño ha quedado saneado», recalcó.
Lo que no le ha gustado nada a Martínez Doblas es que el concejal de Economía y portavoz del equipo de gobierno municipal, Lorenzo Calle, se haya permitido «dar lecciones» sobre cómo debe gestionarse el Cacereño. «Me parece que no son los más adecuados para hablar de gestión, pues no hay más que ver cómo tienen el Ayuntamiento», afirmó.
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