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CELESTINO J. VINAGRE cvinagre@hoy.es
Miércoles, 2 de junio 2010, 02:07
«El 80% del territorio de la Unión Europea es rural. Si lo abandonamos, tendría consecuencias gravísimas». Quien habla así no es un profesional del campo, ni el alcalde de una zona rural, ni siquiera el presidente de la Junta. Es la ministra Elena Espinosa y su declaración de ayer en Mérida sonó como punto de partida de España para negociar la nueva PAC que llega tras la gran crisis económica.
La Cumbre Informal de ministros de Agricultura de la UE se ajustó a lo previsible. Por el formato de la reunión, había escasas expectativas de que saliera de la capital de Extremadura alguna decisión firme de lo que será la política comunitaria a partir de 2013, cuando concluye la vigencia de la actual PAC. Debe ser una PAC «fuerte, que avance en la investigación, innovación y competitividad», dijo genéricamente la ministra española.
Sin embargo, el comisario Dacian Ciolos, ex ministro de Agricultura de Rumanía, aportó algo más jugoso: Bruselas medita establecer un sistema que asegure que agricultores y ganaderos cobren una renta mínima cuando el panorama sea muy oscuro. Como ahora.
Los profesionales del campo, los que realmente viven trabajándolo, perciben cómo su bolsillo está más vacío que nunca. Por un lado, la renta agraria de 2009 es un 26,4% inferior a la media de los últimos cinco años y un 17,2% menor que la de 1990. Y de otra parte, los bajos precios que pagan en origen las grandes distribuidoras de alimentos a agricultores y ganaderos son una soga cada día más asfixiante.
Controlar el mercado
Ciolos habló ayer, tras tres horas de reflexión común, de poner en marcha un sistema de seguros que garantice una renta mínima a los agricultores, fórmula, eso sí, que sólo se activaría en situaciones en las que los ingresos de los productores «se viesen muy afectados». Sería algo así como intervenir mínimamente en la economía de mercado. Pero, ¿cómo serían esos seguros?. Es un asunto, otro más, por definir. El comisario indicó que se podrían articular a través de una colaboración público-privada, con una contribución de los agricultores, aunque es una idea por madurar. Lo que está más claro es que este sistema no sería permanente.
Ciolos admitió que algo hay que hacer para contrarrestar la volatilidad (inestabilidad) de los mercados y sus efectos en los ingresos de los productores agrarios. La UE está analizando un conjunto de medidas. Para el comisario de Agricultura, es necesario que los mercados regionales sean un factor de «equilibrio» para evitar esa volatilidad y que los productores tengan capacidad de negociación.
Sobre el presupuesto de la futura PAC, nada de nada. Se desconoce si se mantendrá sin grandes tijeretazos. «Espero que la respuesta sea positiva», comentó Ciolos. Se empezará a clarificar a partir de julio, con la presidencia belga de la UE. Sobre los criterios de reparto de las ayudas comunitarias, tampoco nada definido. Para Elena Espinosa, de la cumbre de Mérida sale la evidencia de que la mayoría de los países de la UE comparten que la agricultura es «estratégica» y debe tener un papel central en la producción de alimentos seguros y de calidad ante una población mundial en ascenso y «responder a los retos de la sostenibilidad y de lucha contra el cambio climático».
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