CARDOS, RUINAS Y TENIS

Esta primavera las malas hierbas lo tapan todo dejando al descubierto la incompetencia de unos cuantos. Los vecinos de Las Vaguadas lo saben. Ves sus caras paseando por el que hasta hace poco era la envidia de todos los accesos a la ciudad y no sabes si lloran de alergia o de pena. Cada día que pasa, observan con impotencia cómo una obra tan esperada va quedando oculta entre la maleza, un asunto que los políticos de la Junta y el Ayuntamiento no pasan por alto, por eso se mandan cartas guardando copia con fecha de registro de entrada, como si esto arreglara algo.

Y mientras los cardos crecen, en el otro extremo de la ciudad, en el Casco Antiguo, un movimiento vecinal se hacía visible y daba ayer su primera rueda de prensa sobre la silueta de un Porrina decapitado, alegoría de Luis Costillo sobre la decadencia que denuncian. El tiempo era limitado, pues escogieron un lamentable solar para ahorrar explicaciones y en cuanto el sol empezó a calentar las mierdas que había alrededor, el olor se volvió insoportable y hubo que desmontarlo todo. La comparecencia sonaba a desahogo contenido. Y explico lo de 'contenido': jamás escuché tanta educación y diplomacia para expresar que están hasta los mismísimos cojones.

Ahora mismo sólo me reconcilia con la ciudad el vergel sintético del Viejo Vivero, convertido en una instalación deportiva puntera aún por estrenar donde donde entran ganas de jugar al tenis sólo con pasar al lado. Por si no lo sabían, aquí es donde aterrizó el helicóptero de sus majestades los reyes el domingo pasado. Lógico.