El Ayuntamiento anuncia mano dura contra la publicidad que afea las calles

Ordenar el desorden actual. Es el objetivo que se ha marcado el Ayuntamiento para el corto plazo. De entrada, ya ha dado un primer paso: cambiar la normativa municipal. O sea, elaborar una nueva ordenanza municipal reguladora de la instalación de rótulos y publicidad exterior, que es el nombre completo del texto que entrará en vigor en unas semanas.

Ese documento recoge con detalle dónde y cómo deben instalarse las vallas, rótulos, carteles, pancartas, pantallas y demás soportes destinados a que una empresa anuncie sus servicios. Y aunque no será de obligado cumplimiento hasta que se publique en el BOP (Boletín Oficial de la Provincia), el Consistorio ya ha anunciado que aplicará mano dura contra quienes no se adapten a las nuevas exigencias. «En el momento en que termine el periodo de alegaciones con la resolución correspondiente, el Ayuntamiento procederá a la eliminación de toda la publicidad estática que contravenga la nueva normativa», anuncia el gobierno local. La explicación está en que considera necesario «acabar con el caleidoscopio de soportes y vallas que inundan la ciudad sin orden ni concierto».

Si la teoría se convierte en práctica, pasará a la historia la imagen de calles salpicadas de anuncios sobresaliendo con alegría de las fachadas, rótulos superpuestos, estorbándose unos a otros o colocados en lugares tan efectivos desde el punto de vista publicitario como inconvenientes desde una perspectiva estética.

Los once folios de la nueva ordenanza dejan bastante claro qué se puede y qué no se puede hacer. En lo relativo a las vallas, el Consistorio ha elaborado una lista de lugares prohibidos. En esa relación están todas las plazas, parques y zonas verdes de la ciudad, el área incluida en el Plan Especial de Protección del Recinto Intramuros y los edificios catalogados como de interés, históricos, culturales o sociales. Además, tampoco se autorizará su instalación «en una zona de protección de tres metros a ambos lados de las aceras», recoge textualmente la nueva normativa.

Como mucho, 4x3 metros

Como regla general, las vallas no podrán superar los cuatro metros de ancho por tres de alto ni los treinta centímetros de fondo. Si van a ir colocadas sobre edificios de titularidad privada, antes hay que solicitar la licencia municipal. La otra posibilidad es colocarles en bienes de propiedad municipal. En este caso, el Ayuntamiento convocará un concurso para adjudicar las concesiones que permitan explotar esos espacios.

El resto de soportes de uso común (rótulos, carteles y pancartas) sólo se autorizarán si cumplen la función de facilitar la localización de las empresas. Si van a colocarse en el casco antiguo, sólo se admitirán los paralelos a la fachada y en la planta baja. Y sobre el mobiliario urbano, queda claro que «sólo se admitirán como elementos sustentadores de publicidad los relojes de hora y temperatura, termómetros, parquímetros, marquesinas y postes de parada de autobuses urbanos y otros aparatos análogos para información del ciudadano». Queda específicamente prohibido utilizar fachadas, farolas, semáforos y cualquier otro tipo de soporte similar para anunciarse.

Quienes no se atengan a las nuevas obligaciones deberán hacer frente a sanciones que van desde los 300 euros de la multa más baja hasta los 2.000 de la más alta. En todos los casos, antes de proceder a instalar el anuncio hay que depositar una fianza: 2.000 euros para las vallas y 600 para carteles, rótulos y pancartas. Los dueños de negocios con algún tipo de soporte publicitario tienen hasta el 31 de diciembre de este año para adaptarse a la nueva ordenanza.