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Sábado, 26 de junio 2010, 11:29
Lleva 40 años en Madrid, donde es una referencia para todos los extremeños de la emigración y donde ha «echado una mano» a decenas de paisanos. Bibliófilo desde hace décadas, guarda en su casa de Cañaveral una de las bibliotecas sobre autores de Extremadura más completas de la región.
-¿A qué edad viajó por primera vez a Madrid?
-En la Semana Cultural de los soldados de Cáceres, en 1958; tenía entonces 17 años. Estaba haciendo la mili en Cáceres, de voluntario, en el Regimiento Argel 27. Entramos 20 voluntarios, y los demás estaban en Ifni.
-¿Cómo desemboca en el mundo de la publicidad?
-Pues en el año 1965, viniendo de Barcelona, después de haber trabajado en Cáceres, en Barcelona, en Pedroso de Acim, en la mina... Y me contrata una agencia que se llama Larios, S.A., donde la mujer del dueño es prima hermana de mi madre. Sabían que estaba en Barcelona y vine como administrador de la agencia. Ingreso en Publicidad, veo el mundo de la publicidad y me olvidé de los números.
-Y decide montar su agencia.
-No, durante diez años trabajo en Larios. Yo soy Perito Mercantil, Profesor Mercantil, Bachiller Superior, Bachiller Elemental... El único título que me ha servido ha sido Técnico Publicitario, porque hay un momento en que las agencias (antes de la Universidad, tanto en Periodismo como en Publicidad) que era obligatorio que las agencias tuvieran un técnico publicitario. Por eso ese título es el único que me ha servido en mi vida.
-¿A los extremeños nos falta autoestima?
-[Larga pausa]. Falta que nos conozcan y nos falta autoestima. La prueba es que en las campañas tenemos que recurrir a extremeños de fuera para que nos representen.
-En Madrid ha ayudado a muchos extremeños. ¿Hacer favores es una manera fácil de buscarse enemigos?
-Y amigos. Es fácil para arruinarse o que te arruinen, y luego disfrutar durante toda tu vida de los que has elegido. Y hacerte viejo, envejeciendo con los que quieres.
-Creo que suele utilizar una frase que resume bien esa situación.
-Sí, es una frase que no es mía, pero que me gusta citar: «¡Qué pronto se hace uno viejo, qué tarde se hace uno sabio!»
-¿Su agencia hubiera puesto en marcha una campaña como aquella de las 'vallas del paleto'? ¿O se ampara en el corporativismo para eludir opinar?
-No, a mí me parece una burrada. Ni corporativismo ni nada, a mí me da la sensación de que ahí no ha habido un profesional. Y son cosas que nos hacen daño a la tierra y a los que hacemos cosas por la tierra.
-¿El sector de los laboratorios farmacéuticos constituye un 'lobby' en el mundo?
-Sí.
-¿Y hay que prevenirse frente a él?
-Hay que prevenirse con justicia, legislación, investigación y confirmando que el mercado al que van los medicamentos o los síntomas a los que se dirigen están en una casuística económica y de investigación prevista. Por ejemplo, no puedes tener abierto un campo como el de la genómica, si vas a una medicina de sustitución, de reproducción o de duplicidad, sin tener previstas las medidas curativas. Creo que al mismo tiempo que es 'lobby', el hombre nace, vive y muere con el medicamento; la expectativa de vida del individuo desde los 30 a los 40, a los 70, o a los 80 años se debe muchísimo al medicamento. Desde el punto de vista de la infección, de la calidad de vida...
-¿En una escala del 1 al 10, qué nota daría a su sentido del humor?
-Me la tienen que dar a mí. [Risas]. Yo me lo paso muy bien conmigo mismo, aunque soy ciclotímico. A mí una campaña de nada me pone eufórico y a lo mejor una campaña enorme, que he ganado, me deja así porque has tenido que tragarte al cliente. Creo que el sentido del humor depende más de cómo te ven los demás, no como te ves tú.
-¿El bibliófilo nace o se hace?
-En el extremeño se hace. No tiene referentes.
-Pero en su caso había algunos orígenes familiares...
-Diluidos. Porque date cuenta que mi abuelo murió en la gripe de 1918 y yo a mí abuelo lo he conocido por referencias. En mi casa la afición ha sido mucha, con los premios de Poesía Ruta de la Plata, etcétera... Nuestros genes, sí, estaban ahí; pero ni por dinero, ni por trabajo, ni por posibilidades... La afición a la bibliofilia ha sido posterior.
-Habla de la gripe. Por cierto ¿se vacunó contra la Gripe A?
-No, en absoluto. Hablar de pandemia... En mi caso, por ejemplo, la agencia lanzó el Britapén, una ampicilina que supera a la ampicilina, y tiene credibilidad. Cuando tú lanzas la amoxicilina, el Clamoxyl, como la ampicilina fue buena, la amoxicilina es mejor y se va. Cuando tu hablas de la gripe aviar y haces una investigación y abres un mercado y hay tres gansos muertos en la India, y la aviar no funciona, te vas a la gripe del cerdo y generas unas expectativas y una pandemia cuando en ningún momento se ha dado la pandemia, porque eso significa un porcentaje altísimo de muertos por mil y nunca se ha superado el 2 o el 3 por mil. Es falso.
-¿Confía en ver a Guadalupe adscrita a una diócesis extremeña?
-No, a una diócesis, no, nosotros lo que queremos desde Guadalupex es que esté adscrita a la provincia eclesiástica extremeña, que es muy distinto. Nuestra aspiración es un asunto de identidad. A nosotros, que pase a Extremadura en la forma de reducto monacal, tipo Montserrat, la forma canónica o eclesiástica de dependencia nos da igual. Que Guadalupe genere una diócesis propia, que los 20 pueblos de Badajoz vayan a Badajoz y los 10 de Cáceres a Cáceres... ahí no entramos. No tengo confianza en verlo vivo, pero lo que sí sé es que si no se intenta, nadie lo verá.
-Casi cien asociaciones votaron a su favor en 1997 para que le diesen el premio 'Extremeño sin fronteras'. ¿Qué sintió entonces?
-Sentí que me extrañaba que me conociesen cien asociaciones. Bien es cierto que se referían no sólo a mí, sino al 'Diario Extremeño', a mi trabajo en el Hogar Extremeño, a mis trabajos con el exterior... Sentí confusión.
-¿Cuánto tiempo presidió el Hogar Extremeño de Madrid ?
-Durante cuatro años, desde 1980 a 1984. En esa época peleamos bastante para que viniera el Papa a Guadalupe, que no iba a venir. Fue un periodo muy bonito.
-¿Qué escritores jóvenes extremeños le interesan especialmente?
-De los jóvenes me interesan todos. En esta biblioteca, una de mis grandes satisfacciones es que Cañaveral, a excepción de Emilio Plasencia o Edmundo Costillo, que era gente que no escribía, ahora hay seis o siete escritores. Aquí puedes hablar de Julián Miguel Orovenga, que escribe sobre arquitectura en 'Piedras con Raíces'; tienes a Alejandro Valiente Lourtao, que es un experto en arte; tienes a Tomás Pavón, en Cáceres; a Jesús Chaves, que ha escrito sobre la República en Cañaveral; a investigadores como García Gutiérrez, que promovía la editorial Mileto... Es decir, a mí me importa muchísimo que donde no había nada, haya una masa. Y si ellos hacen sinergia, me siento más que reconfortado.
-¿Se considera ya hijo adoptivo de Cañaveral?
-No, no. Yo soy hijo de Cañaveral por hecho y por derecho. [Risas]. En mi caso soy nacido en Cáceres, pero se me conoce como 'Rafa el de Cañaveral'. Y yo soy no hijo reconocido, sino un hombre que está aquí muy a gusto.
-¿Cree que a las generaciones futuras les aguarda un panorama más negro que el que usted vivió en su juventud?
-Las nuevas generaciones, debido a la informática -que es algo absolutamente fenomenal desde el punto de vista de los recursos- han trasladado el disco duro de aquí [y se señala la cabeza] a ahí [y pone su dedo sobre el ordenador que tiene al lado]. Con lo cual aquí, están vacíos. El futuro que tienen es lo que sepan buscar ahí, en el ordenador, pero como no se formen para saber lo que tienen que buscar ahí, están perdidos. A corto plazo su panorama creo que es más negro que el nuestro. Hay un ejemplo. Yo tengo cinco hijos que nunca dieron un duro a mi casa. Yo salí de casa y estaba en Barcelona mandando dinero a casa de mis padres. Tú tenías un referente familiar; ahora no se tiene.
-¿Alguna vez ha tenido un 'ex-libris'?
-Lo tengo sin usar. Me lo regalaron. Pero te voy a revelar un secreto para que sepas cuál es mi verdadero 'ex-libris'. Si ves los lomos de los libros de la biblioteca, en la parte de arriba verás el logo que yo le vendí a Joca. No hay libro mío que no tenga ese signo. Eso quiere decir que está indexado, que está inventariado.
-¿Sabría cambiar la rueda de un coche?
-Sí, Y las he cambiado muchas veces. [Risas].
-¿Cuál es el ejemplar 'príncipe' de su biblioteca? ¿Qué libro es el primero que salvaría en caso de incendio?
-Pues quizás el de mi abuelo, Rafael García-Plata de Osma, que no es fácil de encontrar. Mi abuelo se gastó unos duros en... resulta un poco largo de contar, pero bueno. Mi abuelo peleaba por la palabra 'demosofía' frente a folklore. Porque demosofía viene del latín y folklore viene del inglés. Entonces el publicó 'La demosofía extremeña', 'La demosofía de los cantares' y una serie de libritos, que no los encuentras por ningún lado y que solamente los tenemos en la familia. Yo salvaría esos libros pequeños de mi abuelo.
-¿Y el libro ese que anda buscando y que no ha conseguido hasta ahora?
-Pues no sé, porque aquí no hay nada que no sea extremeño. Sigo disfrutando de la búsqueda y no sé todavía cuál es el más importante.
-¿Se atrevería a definirse políticamente?
-Si. Un regionalista agnóstico político. Si en política hay agnosticismo, claro. Mi amigo Víctor Chamorro, en alguna ocasión dijo que yo era un liberal ilustrado. Y yo le contestaba: macho, por lo de liberal paso, pero como me llames ilustrado te pego una hostia. [Risas].
-¿De no ser extremeño, dónde le hubiera gustado nacer?
-Hombre, en Asturias, en la parte de mi madre. Eso son los genes.
-¿Y dónde se encuentra más a gusto, sobre el escenario o en el patio de butacas?
-En el patio de butacas, con el fin de que pueda verlo todo.
-Pero la vida ha hecho que se suba a veces al escenario ¿no?
-Sí, y me han empujado. Y si hay que hacerlo, se hace. Pero soy feliz en la última fila, viendo cómo hay ido la campaña, el acto... Alguien que me conoce mucho dice que yo soy tímido, y es cierto. Hay un grado de timidez genético que te obliga a esforzarte. Hay veces en que el exabrupto, el taco, es un referente para tapar un poco la timidez. Como has tenido que comerte tanta vida, si vas por ahí con timideces te las dan todas.
-¿Por qué vendería su alma al diablo Rafael García-Plata?
-Por tres puestos arriba en el PIB de Extremadura. Que en vez de ser los últimos fuéramos el número 14 o el número 15. Y por algún cambio idiosincrásico del extremeño también me vendería al diablo. Porque no estuviera tan pendiente del político de turno que le solucionara los problemas, porque creyera más en sí mismo, que tuviera riesgos hacia el exterior... La diferencia del extremeño de dentro y de fuera es terrible, y fundamentalmente es eso: el de dentro deja pasar los días e incluso le da pena de los que andamos por esos mundos de Dios, y a los que andamos fuera nos da pena que los otros te vean y sigan ahí.
-Ha ido en canoa desde Monfragüe hasta Lisboa. ¿Qué le empujó a ello?
-No lo sé. Pero lo que más me ha empujado son las soledades e integrarte en la naturaleza. No tiene una explicación concreta, como la de un hobby. Es algo que te llama.
-¿Y cuando le ven por ahí, en bicicleta, subiendo riscos, qué le dicen: Bahamontes o Contador?
-No, no, lo que me dicen es si me empujan. [Risas].
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