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MANUEL M. NÚÑEZ mmnunez@hoy.es
Sábado, 17 de julio 2010, 02:51
Una enorme grúa domina la escena y al fondo se contempla el Santuario de la Montaña, con el casco histórico y San Mateo casi minimizados por una enorme estructura constructiva. La fotografía es una de las 26 que se incluyen en un documento anexo al informe que hace apenas unos días han concluido los técnicos de Icomos, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, dependiente de la Unesco, a propósito de las obras del hotel de Atrio.
La polémica ha acompañado a un proyecto que llegó a estar en duda por la gran contestación ciudadana que tuvo y que obligó a introducir modificaciones en su diseño inicial e incluso en el Plan Especial de Protección y Rehabilitación del Patrimonio Histórico de Cáceres. Los expertos de Icomos utilizan la palabra «expolio» para referirse a lo que califican como «la transformación radical del conjunto edificado», así como una «pérdida irreparable» de patrimonio histórico para la ciudad como consecuencia de la ejecución de las obras tal y como se viene haciendo.
Por si la iniciativa de los promotores no hubiese tenido que sortear en los seis últimos años suficientes obstáculos (oposición ciudadana, dudas técnicas, negativa inicial de la Comisión del Plan Especial, denuncias vecinales, petición de la Fiscalía de que se parasen las obras...), ahora el Comité Español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios se pronuncia con una rotundidad sorprendente. En el informe, firmado por su presidenta, María Rosa Suárez-Inclán y Ducassi, se desglosa el contenido del proyecto desde que en enero de 2004 los dueños del restaurante Atrio adquieren el edificio de 520 metros cuadrados entre San Mateo y la calle Olmos.
Las conclusiones que extrae de la idea de poner en marcha el hotel de cinco estrellas adscrito a la cadena Relais&Chateaux son tan demoledoras que llega a instar al propio Ayuntamiento a «corregir de manera muy especial aquellos aspectos (...) que afectan a la cubierta (terraza plana, pérgola, de hormigón, volúmenes añadidos...) y a las fachadas del hotel en construcción», se lee textualmente. Las mismas, se añade, deben responder a «los parámetros señalados por el Plan Especial», así como «recuperar y conservar el carácter y el ambiente paisajístico tradicional de la zona». Los técnicos de Icomos van aún más allá y advierten al Consistorio de su responsabilidad de «conservar la autenticidad e integridad» de su ciudad monumental, además de recordar al Gobierno central y a la Junta de Extremadura que la conservación del patrimonio histórico también les compete.
El proyecto, según Icomos, supone «la transformación radical del conjunto edificado protegido», y ha generado un proceso de cambio mediante el cual «se han desnaturalizado sus fachadas, se han cambiado las cubiertas tradicionales por una terraza y se ha transformado la unidad compositiva». El informe habla de «un grave defecto inicial» y subraya: «Todo ello conlleva la pérdida irreparable por destrucción (expolio) de los valores patrimoniales (...) y por tanto de la autenticidad e integridad» de edificios antiguos protegidos.
Icomos repara en otra cuestión que también es sobresaliente. Incide en que sin la modificación del Plan Especial el proyecto hubiese sido «imposible» por lo que entiende que se cambiaron las normas para allanar el camino. Es decir, se facilitó «una nueva base normativa que permitiera su realización, en lugar de amoldarse el programa a la arquitectura preexistente». En octubre de 2007, tras el visto bueno municipal definitivo, uno de los promotores se sinceró: «Estamos muy contentos porque la aprobación haya sido por unanimidad».
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