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MARÍA PÉREZ
Sábado, 24 de julio 2010, 03:30
Después de cincuenta años, los comulgatorios de la catedral de Badajoz vuelven a su lugar original: el altar mayor. Una obra de estilo barroco elaborada por los hermanos Jesús y Pepe Caldito, miembros de una generación de artesanos pacenses. Un proceso de restauración que ha durado tres meses y que ayer ponía su punto y final.
Javier Caldito, hijo de Jesús Caldito, forma parte de la cuarta generación de artesanos y ebanistas, que ha llevado a cabo la tarea de rehabilitar un trabajo, que con tan sólo 19 años comenzaron su padre y su tío a petición del entonces obispo de Badajoz, José María Alcaraz.
Los dos comulgatorios fueron creados para permanecer en el altar mayor de la catedral, sin embargo, con el cambio de liturgia se hicieron dispensables, por lo que comenzaron un periplo por el interior del templo, ocupando diferentes capillas, como la del Santo Cristo.
La restauración ha consistido en un tratamiento de conservación y observación, puesto que la carcoma había afectado a diversas partes de los comulgatorios. En dicho proceso no se ha visto implicada la madera, sino aquellos materiales que han sufrido un deterioro a lo largo de todo este tiempo. Un esfuerzo y sacrificio que los hermanos Caldito han realizado por fidelidad a su trabajo y a su profesión. «Teníamos que salvar esa obra de arte y darle otra vez vida», asevera Pepe Caldito.
El sacerdote responsable de los trabajos de conservación y mantenimiento de la catedral y el Museo Catedralicio, Gabriel Cruz Chamizo, recibió ayer de manos de los hermanos Caldito los dos comulgatorios que volverán a ocupar a ocupar las capillas laterales del altar mayor. «Este trabajo me ha permito recuperar las sensaciones que viví hace cincuenta años cuando diseñe estos comulgatorios junta a mi hermano», recordó Jesús Caldito.
1870 es el año en el que nace la primera generación de una de las principales familias de artesanos de la ciudad. Domingo Caldito Sardiña fue el primer titular de los logros de un apellido, que tras dos siglos de historia continúa dando sus frutos. La catedral siempre ha sido un lugar especial para este gremio de profesionales. El taller de la familia Caldito ha estado desde sus orígenes en un espacio reservado entre las paredes un templo que les ha servido de inspiración y refugio.
Muchos carpinteros actuales han pasado por las manos de Jesús y Pepe Caldito. El primero fue alumno y, posteriormente, profesor de la Escuela de Arte y Oficio de Abelardo Covarsí. Y Pepe fue durante cuarenta años profesor del instituto San José. Otra de las obras conocidas es el salón de plenos del ayuntamiento o el edificio 3 Campanas.
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