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Leyendo películas
OPINIÓN

Leyendo películas

Casi siempre se tiende a despotricar de las adaptaciones cinematográficas en favor de los libros, y muchas veces una película basada en una novela se convierte en una obra de arte que nos anima a conocer el texto

ENRIQUE FALCÓ

Domingo, 29 de agosto 2010, 02:07

NO sé si habrán visto 'El Padrino', genial obra cinematográfica dirigida por Francis Ford Coppola. Ya he afirmado en numerosas ocasiones que es una película fabulosa. La segunda parte incluso superior a la primera. Cuando visioné la trilogía tantas veces que me sabía los diálogos casi de memoria, sentí la necesidad de leerme el libro de Mario Puzzo, por aquello de analizar las diferencias entre película y novela. El resultado fue espectacular, y realmente gratificante. La obra del escritor italo-americano era rica en detalles, y curiosamente se convirtió en un complemento de la película. Pocas veces se ha materializado una adaptación con tanta fidelidad al argumento, historia y personajes.

Casi siempre, y por lo general, se tiende a despotricar de las adaptaciones cinematográficas en favor de los libros y muchas veces una película basada en una novela se convierte en una obra de arte, que nos anima quizás a conocer el libro que inspiró tan maravillosa película. Yo aún diría más mi querido Hernández, no sólo nos anima a conocer dicho libro, sino que la película puede facilitarnos su lectura. Quien suscribe, cuando leyó por primera vez El Padrino, no necesitó imaginarse la apariencia física y la fascinante voz de Don Vito Corleone. La imagen del viejo Marlon Brando, con esas 'popochas' tan extrañas y esa manera de hablar, tan pausada y meticulosa, y ese silabeo, casi susurro, que acongoja al espectador con cada primer plano, nunca saldrá de mi cabeza. Tampoco tuve que esforzarme demasiado para imaginar la famosa escena de la cabeza del caballo, o incluso la crudeza de algunos de los asesinatos. En ese caso la película me ayudó bastante a disfrutar la novela, que como bien digo, no hizo sino proporcionarme muchos más datos para entender la complejidad de la historia y los rasgos psíquicos de algunos personajes.

Con 'Las aventuras del Capitán Alatriste' me ocurrió algo parecido. Conocía la extensa obra de Pérez-Reverte, y había leído algunos de sus libros, pero nunca me decidía por las aventuras de este personaje. Y miren ustedes que mi padre no dejaba de insistir en que me iban a encantar. Imaginaba quizás que se me haría difícil y aburrida su lectura. Un día que mi novia y yo no teníamos nada mejor que hacer, nos decidimos a acudir al estreno de la película y la historia me fascinó. Tras los créditos, cuando llegué a mi casa, me metí en mi habitación tras tomar prestado el primer tomo de 'Las Aventuras del Capitán Alatriste' de la biblioteca de mi padre. En cuestión de una semana ya me había acabado 'El caballero del jubón amarillo', que era por entonces la quinta y última novela publicada de estas aventuras. Para el menda, el viejo capitán siempre tendrá la buena facha de Viggo Mortensen, y hablará con esa particular voz, entre el castellano y el español latino. Tras la lectura de los libros pude entender que muchos seguidores de estas aventuras se enfadaran porque había tramas, secuencias o personajes que no se ajustaban a la realidad del libro, pero es que el hecho de adaptar una novela no significa que tengas que ser fiel a la historia en un cien por cien. Aunque claro, estas también existen. Y si no vean la genial 'El viaje a ninguna parte', de Fernán Gómez, y luego léanse el libro del mismo autor. Como bien digo, al principio no hacen más que complementarse uno a otro. O la memorable 'Las bicicletas son para el verano', y se encontrarán con otro perfecto ejemplo de la complementariedad entre estos dos tipos de lenguajes.

También, por supuesto, hay hueco para las decepciones. Las que se producen al contrario. Cuando esperas como agua de mayo que alguien se decida a rodar una película sobre ese libro que tanto te apasiona. A mí me ocurrió con 'El perfume'. Es posible que fuera por la de veces que ya había leído el libro, pero la imagen de Jean-Baptiste Grenouille no era para nada ni parecida a la que se encontraba en mi testa.

En demasiadas ocasiones, a la hora de hacer una adaptación no se cuidan muchos detalles, y se dan por hechas acciones que el espectador no tiene por qué conocer. Cuando acudí al estreno de 'El perfume' me fijé en que a muchos espectadores les hacía mucha gracia cuando el personaje de Grenouille olía como un animal la piel de la chica a la que acababa de asesinar. Yo sabía muy bien cual era el sentido, pero para todo aquel que no hubiera leído la novela era imposible entender la magia y la importancia del olfato en la trama.

Recuerdo con cariño como la primera película de 'Harry Potter' me acercó también a los libros de J.K. Rowling. Libros súper divertidos, entretenidos y estupendamente escritos. Por el contrario, 'La novena puerta' de Polanski me pareció una chufa en el momento en que me leí 'El club Dumas' de Pérez-Reverte.

La Literatura y el Cine están condenados inevitablemente a llevarse bien. Debemos de entender que ambos no son más que dos tipos de lenguajes completamente distintos, y hay que analizarlos y disfrutarlos por separado. Tiemblo pensando en la futura adaptación de las aventuras de mi querido Tintín, pero les prometo que acudiré al estreno de la película con la mente más abierta que de costumbre.

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