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A ciegas. Román intenta leer el servicio que le ha llegado al terminal con ayuda de sus gafas | PAKOPÍ
Historias del GP... ése
BADAJOZ

Historias del GP... ése

Muchos aplauden el nuevo procedimiento mientras otros alegan problemas económicos, técnicos e incluso defectos en la vista Los taxistas de Badajoz afrontan con diversas actitudes el cambio tecnológico que supone sustituir la emisora de radio por este sistema

MARÍA SAAVEDRA

Domingo, 10 de octubre 2010, 15:13

Las uñas pintadas de rojo pasión sobresalen por el volante forrado del taxi de Paqui. «Son dos mil euros de inversión y nadie nos subvenciona el GPS. Supongo que todo será para mejor, pero de momento.». Paqui y su marido son taxistas y afrontan el cambio tecnológico que supone abandonar la emisora de radio con cierta preocupación.

Es una de las 150 historias, el número de licencias de taxi de la ciudad de Badajoz, que nacen al calor de un cambio tecnológico que se presupone positivo. Pero la experiencia de Paqui y su marido, de momento, es la de tener que desembolsar una cantidad de dinero que no tienen «y que tampoco nos subvencionan». Es el punto de vista económico. Es una de las historias del GPS. Hay muchas más.

El presidente de los taxistas de Badajoz está tan agotado como la batería de su teléfono móvil. Y sólo son las once de la mañana. «Todos los compañeros se han pasado la mañana llamando porque tenemos el sistema en pruebas, no funciona todavía correctamente al cien por cien y está dando problemitas». Es la historia del responsable, del que se las lleva todas juntas. El que recoge las protestas y vuelve a casa doblemente cansado por conducir el taxi y asociación de taxistas hacia un futuro más prometedor.

Pablo, camisa rosa recién planchada y una voz de locutor de programa de radio nocturno e intimista. Es la historia del que se siente protagonista. Explica que el GPS «es un sistema de posicionamiento vía satélite que encuentra el taxi y lo manda a realizar un servicio. Y hay problemas de asignación en las tablas, en las zonas de los mapas. Ya hemos hecho dos pruebas Hay que hacer más, pero el GPS encuentra los taxis de cualquier manera y eso es bueno para asignar taxis, servicios y zonas. Se ahorra tiempo y todas ganamos más dinero de esta forma».

Sucede que pese a la paciencia que implica ser taxista y esperar en las paradas para cargar, en su argot, clientes, no lo es a la hora de adaptarse a los cambios. «Hay que hacer más pruebas. Porque cuando hay problemas de asignación los compañeros se enfadan. Pero esto es precisamente lo que se puede arreglar, y por eso estamos en pruebas y lo vamos a dejar perfecto. Sucede que en el cambio hay compañeros que tienen poca paciencia y se enfadan». Reclama tranquilidad: «El sábado vamos a hacer una modificación y probaremos otra vez».

Cosme es taxista y es un agrimensor. Es uno de los tres 'compañeros' taxistas que se ha recorrido micra a micra la ciudad de Badajoz para marcar las pautas para que funcione el GPS. El resultado son 50.000 coordenadas que marcan, explican y dirigen comercios, portales, bloques, urbanizaciones, administraciones, calles, plazas, rotondas, avenidas «y algún que otro camino perdido por ahí».

Le falta tiempo, por el trabajo desplegado, de mostrar el mapa de la ciudad que, convenientemente marcado en un sinfín de zonas, subzonas y requetezonas les ha servido para 'enseñar' al programa a trabajar en una triangulación que debe beneficiar a los clientes, los taxistas y el tráfico de Badajoz.

Sin gafas no hay señal

Falta el que es contrario. El que se opone. El que añorará 'la chicharra', que es como llaman en argot a la emisora, por el ruido que produce de fondo, tan característico. Es el caso del número 60, Román, por más señas. Alude a la incomodidad del cacharro, a que es difícil de programar y, sobre todo, a que no se ve bien. «Me pongo las gafas y no lo veo», cuentan sus compañeros que va diciendo a quien le quiera oír, no sin sorna. Este hombre, al que las canas delatan su edad, dice tener que aceptar el servicio 'a ciegas' y «cuando encuentro un sitio donde arrinconarme me paro y veo dónde tengo que ir».

Pero como en el circo, quedan dos piruetas, que lo hacen más difícil todavía por partida doble. Dice que «cuando va en marcha le resulta y imposible del todo, que anda torpe y encima lo de las gafas.». Y la triple mortal: «Cuando le llega el turno de noche ya es que no debe haber manera».

Son las historias del GP. ese, que dicen con coña extremeña en la parada de El Corte Inglés, algo que los taxis saben que es para bien «pero que de momento da problemas y nos cuesta el dinero». Y a más de uno, «la paciencia», y el corrillo estalla en una carcajada sonora, y de buen rollo, que se escucha hasta el en satélite ese de marras.

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