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OPINIÓN

En pelotas

No tengo los abdominales de Cristiano Ronaldo, pero soy más guapo e inteligente. A pesar de todo, no me desnudaré, por principios, buen gusto y educación

ENRIQUE FALCÓ

Domingo, 28 de noviembre 2010, 01:32

USTEDES ya me conocen, no tengo ningún problema con mi cuerpo serrano, ni trauma ni complejo. Tampoco estoy tonto, ni ciego, por lo que no se me ocurriría comparar jamás mis michelines con los abdominales de Cristiano Ronaldo. A mi favor habría que señalar que soy muchísimo más guapo e inteligente, aunque tal dosis de animosa vanidad poco o nada cuentan en estos superficiales tiempos. No considero que el 90% de la humanidad posea un cuerpo digno de ser exhibido como Dios lo trajo al mundo, lo que vulgarmente se llama 'en pelotas'. Yo aún diría más mi querido Hernández, es más que probable que esté pecando de generoso al manejar dicha cifra en tan rotunda afirmación. Reconociendo esta evidencia, que supongo que comparten conmigo, me cuesta mucho creer ese ansia, esa necesidad indomable, esas ganas de muchos de nuestros congéneres de ambos sexos de mostrarnos sus atributos a la menor oportunidad.

Me viene a la cabeza, por citar a algún personaje famoso, el recuerdo espeluznante del Boris Izaguirre de los primeros años de Crónicas Marcianas, en donde el polifacético showman venezolano no descansó hasta que los televidentes presenciamos sus inconmensurables posaderas, tantas veces que podían ser visionadas sin necesidad de guardar ya aquella horrible imagen para nuestras peores pesadillas. Gracias a Dios, mi menda tuvo la enorme fortuna de perderse el programa donde obsequió a la millonaria audiencia con unas lamentables imágenes de lo que él consideraba 'su micropene'. En el caso del famoso escritor y presentador era obvio que sí escondía algún desorden emocional o pasado traumático, pero no por ello debemos las personas honradas y trabajadoras que purgar pena alguna contemplando su horrorosa desnudez.

A la peña le encanta eso de despelotarse a la menor excusa. Tendrían que ver (si no lo han visto ya) la de fotos y vídeos que circulan por Internet de personas anónimas al alcance de todos. Y no sólo de adolescentes y jóvenes, quienes quizás podrían disponer de una disculpa por aquello de la falta de madurez, sino de hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales.

Todo esto lo inició, si no me falla mi prodigiosa memoria, en los 90, la selección femenina de fútbol de Australia, ya que nadie les hacía caso como jugadoras de fútbol. Fue un acierto, pues consiguieron llamar poderosamente la atención de la opinión pública, y además millones de personas se maravillaron con sus atléticos cuerpos. También la genial y divertida película Full Monty, dirigida por Petter Cattaneo, tiene mucha parte de culpa, pues tras su estreno en 1997 comenzó a ser costumbre aquello de despelotarse para organizar algún acto benéfico, o para protestar por alguna noble causa, o por alguna precaria situación laboral. La gente puede hacer lo que quiera, pero un servidor opina que ya es suficiente con tener problemas en el trabajo como para que encima tenga uno que exhibirse en pelotas ante la opinión pública.

Quienes se pirran por quedarse en cueros para la elaboración de calendarios o subastas para recaudar dinero, suelen ser de dos tipos. Unos, los que disponen de cuerpos esculturales y se mueren por enseñarlos, y otros, los que engañándose así mismos creen que son poseedores de dichos cuerpazos y que se mueren igualmente por mostrarlos a la concurrencia. Recuerdo con cariño un equipo de fútbol extremeño que se atrevió a hacer algo parecido a lo de las jugadoras australianas, y el día que pusieron a la venta sus calendarios sólo se escuchaban frases críticas de los aficionados contra su físico. Lamentablemente no vendieron calendarios ni a sus familiares, quienes tuvieron el buen gusto de no comprarlos y pagarles religiosamente para la causa, para no tener que soportar la horrible visión de tan esperpéntico espectáculo. Un compañero intentó convencernos hace años de que protagonizáramos uno de esos calendarios para el año 2007. Su idea para la portada era la de él mismo, como no, dispuesto a cuatro patas, portando un antifaz y con el culo en pompa, con un 2 y un 7 a la izquierda y derecha de su trasero. Ya imaginarán ustedes cuales eran los dos ceros que faltaban en el medio. A partir de entonces los compañeros empezamos a darle de lado, y gracias a Dios fue despedido pocos días después por causas aún desconocidas. Desconfíen, queridos amigos, de cualquier compañero o amigo que les comente una idea en pos de protagonizar algo parecido. La gente decente solo se despelota cuando se ducha, o se encuentra en la intimidad, a salvo de miradas ajenas. Desde estas páginas puedo prometer y prometo que no castigaré a la humanidad con la horrenda visión de mi cuerpo desnudo en la medida que me sea posible. Y no vayan a pensar los machotes de turno que es por aquello del tamaño, que tampoco digo yo que sea algo fuera de lo común, pero a día de hoy aún no he recibido quejas, lo cual ya es mucho. Se trata de una cuestión de principios, buen gusto y, sobre todo, de educación.

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