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Sábado, 11 de diciembre 2010, 09:20
En el año 2007 la Junta de Extremadura, a través de la Consejería de Cultura y Turismo, inició un plan de recuperación de los órganos históricos de la región. A través del Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales se comenzó a recopilar toda la información existente que, con posterioridad, se materializó en una localización geográfica de los órganos y en el avance de un modelo de fichas de un primer inventario que, en un futuro inmediato, se volcará en un proceso global de catalogación de todos los bienes patrimoniales extremeños. Sin embargo, hay que apuntar que entre 1989 y 1995 fueron restaurados algunos de ellos por los organeros Gérad Graaf y José Antonio Aspiazu, destacándose los del Real Monasterio de Guadalupe, el de San Martín de Trujillo, tres en las parroquias de Fregenal de la Sierra, el de Arroyo de la Luz, el del Monasterio del Cristo de la Victoria en Serradilla, el de la Catedral de Coria, el de Cuacos de Yuste, el de Olivenza, el de la Catedral de Badajoz o el de Calzadilla de los Barros.
A partir de esta fecha comienzan los trabajos de localización y revisión de las casi cien piezas existentes con valor histórico, de las cuales 28 de ellas se han visto en la provincia de Cáceres y 59 en la de Badajoz. El primer resultado que se obtuvo fue saber que el mayor auge de la organería extremeña tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX, yuxtaponiéndose visualmente aspectos propiamente barrocos con lenguajes propios del Neoclasicismo. Con la invasión francesa se interrumpió el importante desarrollo que tuvo el órgano barroco, introduciéndose modelos eclécticos que se conocen como órgano romántico español. Sin embargo, la Guerra de Independencia, las sucesivas desamortizaciones, los factores socioeconómicos que afectaron al siglo XX y, sobre todo, el cambio de liturgia que se dio a partir del Concilio Vaticano II -con la incorporación de las lenguas vernáculas y las melodías y ritmos autóctonos-, las condiciones atmosféricas, el paso del tiempo y la falta de uso y la propia acción humana (el abandono, el expolio, la venta de tubería desde los años cuarenta del pasado siglo hasta entrada la década de los años sesenta o las restauraciones desafortunadas que eliminaron la mecánica original) han hecho que este singular legado se haya deteriorado y reducido sustancialmente.
A la vez, Extremadura participó de manera decidida en la intensa actividad musical que tuvieron en la Península Ibérica las catedrales y monasterios. Este hecho, junto a la obligación del maestro de Capilla de dejar una copia de la música en el archivo local, ha posibilitado el que tengamos un rico patrimonio en fondos musicales. Badajoz, Coria, Plasencia y el Monasterio de Guadalupe contaron con figuras de primera fila en el panorama musical. Cristóbal de Morales, Juan Vázauez, Mantel Rodrigues Coelho son algunos de los nombres que Extremadura aportó a la organería ibérica.
Además existe una labor investigadora que no debe perderse de vista. Gracias a los escritos de Macario Santiago Kastner en Anuarios Musicales de 1957 y 1963 se dio a conocer la música de la catedral de Badajoz. Gracias a la tesis doctoral de Carmelo Solís sobre los órganos en Extremadura en 1993, se tuvo la primera información censal, imprescindible para saber cuántos instrumentos existían y dónde estaban. Con ello se identificó y se constató el estado de conservación de los órganos y de sus cajas. Y a ello se han ido sumando trabajos relevantes, como los de Antonio Ezquerro Esteban sobre Coria, Arcángel Barrado sobre Guadalupe, Samuel Rubio sobre Plasencia, o cursos, como el de Patrimonio Musical en Trujillo durante el mes de julio de 2002.
Así el interés por difundir este legado musical, olvidado por la Historia del Arte, determinó que en 2007 se afrontara una nueva etapa para restaurar este rico patrimonio. Se comenzaron a inventariar detalladamente tipologías y cronologías, como por ejemplo el órgano más antiguo conocido en España, el de Garrovillas, o los de Santa María del Mercado en Alburquerque, la Colegiata de Zafra, los de Jerez de los Caballeros, el de Pasarón de la Vera, el llamado Órgano Barroco de Guadalupe, el de las Claras de Llerena o el de la Coronada en Villafranca de los Barros. De la misma manera se constató, a pesar de la dispersión geográfica, la existencia de colecciones importantes en zonas concretas de la región, como por ejemplo el eje Zafra-Fregenal de la Sierra, el de Valencia de Alcántara-Guadalupe, Mérida-Llerena o Plasencia-La Vera. Y ante esta visión fragmentada, la Junta de Extremadura inició hace tres años la recuperación patrimonial de los órganos con dos restauraciones que marcaron el nuevo rumbo para hacer frente a este acervo musical, el órgano barroco de Guadalupe y el de la Coronada de Villafranca, al que ha de sumarse la recuperación por parte de otras iniciativas del de Pasarón de la Vera.
Atendiendo a estas premisas, y con la clara intención de conservar, catalogar, difundir y, en suma, de intentar actualizar la situación en la que se encuentra los órganos de tubos extremeños, ya desde 2003 se inició el proyecto para la catalogación normalizada de los archivos con el apoyo del departamento de Musicología del CSIC y de la RISM (Répertoire Internacional des Sources Musicales) para la catolografía, a través del entonces catedrático de Órgano del Conservatorio de Cáceres, Miguel Bernal Ripoll. Recientemente, con la asesoría técnica del organista y doctor Pedro Luengo se ha establecido el contacto con la Universidad de Sevilla para tratar de llevar a acabo una investigación que incorpore nuevas piezas, revise los modelos de ficha empleados para adaptarlos al Sistema de Información Geográfica, diseñado en software libre y con georreferenciación, establezca prioridades y urgencias y proteja adecuadamente estos bienes.
Estos trabajos, concebidos a medio y largo plazo, tienen como objetivo primordial recuperar no sólo el mueble que los envuelve, sino también su sonoridad y mantenimiento. De ahí que en esta nueva etapa emprendida por la Consejería de Cultura y Turismo se hayan revalorizado dos órganos de forma global, los ya citados en Guadalupe y Villafranca de los Barros, y se hayan elaborado otros tres proyectos para los próximos años, en Garrovillas, Llerena y Alburquerque. Ello supone mantener vivo este patrimonio, y con los datos obtenidos elaborar una guía sobre la organería en Extremadura fechando los instrumentos, contextualizándolos y reseñando su estado de conservación; una guía que sirva a ciudadano para concienciar y acercarle a un universo plástico y sonoro apenas conocido entre las nuevas generaciones.
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