Trujillo cuenta con 11 personas centenarias empadronadas

Unos opinan que es por la forma física y por la alimentación que se ha llevado. También aseguran que influye la vida sana. Otros, sin embargo, lo achacan a la naturaleza humana e, incluso, a cuestiones divinas. Los cierto es que, por unas u otra razones, hay personas que llegan y pasan el centenar de años. Según refleja el padrón municipal, la ciudad tiene once personas que ya han llegado a este número mágico de las tres cifras. La gran mayoría son mujeres.

Una de las últimas vecinas que ha llegado a los 100 años es Elvira Andrada Aguilar. A pesar de haber alcanzado esta cifra, «yo no soy noticia para salir en los periódicos», asegura. Ha sido y es una mujer muy activa. Fue una de las pioneras, junto con su marido, en montar una tienda relacionada con el textil. Siempre le ha gustado la aritmética y andar. De hecho, continúa yendo de un lado para otro. «Ahora me canso más a menudo», reconoce. Le gusta la cocina y su plato preferido es patatas fritas con huevo revuelto. Para beber, elige un vaso de cerveza, que «creo que también tiene sus virtudes», sin olvidarse del agua.

Su cumpleaños fue muy sonado en distintos sectores de la población. Recibió numerosos ramos de flores, que están colocados por toda la casa. «Mi forma de ser, que hace que hable mucho, junto con la vida que pasé en el comercio, han provocado que tenga muchas amistades», detalla. Agradece todas las felicitaciones, a pesar de que afirma que no es una persona que deban querer tanto. Elvira, en la actualidad, se siente bien. «No tengo ninguna enfermedad ni me duele nada». Hasta hace dos o tres años, no comenzó a utilizar gafas.

En la ciudad trujillana hay personas más mayores que Elvira. Es el caso de Lorenzo Flores, que el 4 de mayo cumplirá 104 años. Toda la vida ha estado dedicado al campo en su población natal, Santa Cruz. Ahora vive con sus dos hijos. Tiene 10 nietos y otros tantos biznietos. Además, uno viene de camino.

El único problema físico que tiene Lorenzo es la sordera, que le viene de joven. No toma ningún tipo de medicamento y no tiene dolencia alguna. «Se porta muy bien, es como si fuera un niño más», señala su hija. A pesar de ello, «no le falta su genio», apostilla la nieta mayor. Cuenta con una memoria privilegiada. A pesar de la edad, no guarda ningún tipo de dieta. Come cualquier menú y si puede ser en cantidad, a pesar de que no tiene dientes. Su plato preferido es el cordero en salsa. También le gustan los postres, como los flanes y las natillas, entre otros. Eso si, el alcohol no lo prueba. «Siempre bebe agua, ni siquiera una fanta».

Hasta los 80 años iba de caza, cuidaba un huerto y se dedicaba a recoger leña. Ahora, una de sus aficiones preferidas es jugar con sus biznietos. También le gusta pasear y ver la televisión.