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ARACELY R. ROBUSTILLO
Domingo, 6 de febrero 2011, 10:35
La duda partió de un extremeño que preparaba unas oposiciones. Recopilando información sobre la comunidad autónoma que podría ser susceptible de aparecer en los exámenes intentó saber el número de municipios y comarcas de la región. Su sorpresa fue mayúscula cuando los números empezaron a bailar dependiendo de la fuente consultada. La respuesta a este 'misterio' se la ha dado a este periódico la Junta de Extremadura: «Las comarcas administrativamente hablando no existen. Es decir, su delimitación no está regulada de ninguna manera; por eso, puede haber comarcas culturales o sociales que se conforman en virtud de diferentes factores, pero no existe un mapa referencial oficial de las mismas».
Teniendo en cuenta esa 'flexibilidad' diferentes entidades hacen diferentes demarcaciones territoriales bajo la denominación de 'comarca'. La definición de la Real Academia Española ya es vaga de por sí: «Es la división de territorio que comprende varias poblaciones».
Atendiendo a que «compartan cierta homogeneidad desde el punto de vista físico y natural», los geógrafos hablan del concepto de 'comarcas naturales'. «Desde este punto de vista, en Extremadura hay solo unas pocas: Sierra de Gata, Las Hurdes, El Jerte y Las Villuercas y Los Ibores, en Cáceres; y Tierra de Barros y La Serena, en Badajoz. En el resto del territorio no existe una homogeneidad que nos permita hablar de delimitación comarcal», explica Julian Mora Aliseda, profesor de Geografía e investigador.
Aunque, en realidad, hay otros criterios de clasificación más prácticos, que llevan a hablar de 'comarcas funcionales'. «Lo interesante sería saber dónde solucionan sus problemas administrativos, realizan sus compras, desarrollan su ocio, van al médico y demás, las personas de los núcleos más rurales», explica el profesor de la Universidad de Extremadura Antonio Pérez. Este experto habla también de otra variante, la que establece el sentimiento de pertenencia. «Los veratos, por ejemplo, lo llevan a gala, aunque eso es más difícil de encontrar», asegura.
Todos estos factores contribuyen a multiplicar las diferentes cifras que se manejan a nivel regional. Así, por ejemplo, si se consulta la página web de la Diputación de Badajoz, se encontrará que tiene delimitadas claramente 11 comarcas, aunque curiosamente no coinciden con los 14 partidos judiciales. La Diputación de Cáceres ni siquiera utiliza el término y habla de entidades locales y de mancomunidades.
Aunque también con estas últimas se puede caer en un error, ya que, según aclara la Junta, «las mancomunidades son asociaciones voluntarias de municipios y como tales puede haber infinitas». Aunque especifica que: «Las únicas que están verdaderamente reguladas y por tanto, existe un 'número oficial' de las mismas, son las 'mancomunidades integrales'. Actualmente hay 28 (14 en la provincia de Badajoz y 14 en la de Cáceres).
Antonio Pérez explica que la comunidad autónoma extremeña nunca ha apostado por una «división clara». «Se utilizaron los partidos judiciales como forma de división, más tarde, el Ministerio de Agricultura optó por las comarcas agrarias, aunque las más asentadas son las comarcas naturales». La distribución más acertada, según Pérez, es la llevada a cabo por los Grupos de Acción Local (GAL). «Han gestionado la iniciativa comunitaria LEADER y el programa de desarrollo rural PRODER en Extremadura, y actualmente se encargan de poner en marcha las estrategias europeas de desarrollo rural», explica. Según ellos, hay 10 comarcas en Badajoz y 14 en Cáceres.
Mora Aliseda no está de acuerdo con el punto de vista de su colega. «Yo no lo veo así, porque la comarca tiene que ser, ante todo, una entidad jurídica y político-administrativa. Cosa que en estos momentos no existe. De hecho, sería el ente intermedio entre el municipio y la comunidad autónoma, entendiendo que la provincia solo quedaría como mera circunscripción electoral porque es lo que reconoce la Constitución», subraya.
Modelo propio
El consejero de Agricultura, Juan María Vázquez, explica que Extremadura ha creado un modelo propio «en base a nuestras circunstancias». «Hace 12 años que hemos optado por las mancomunidades integrales. Porque aquí había más de 72 'mancomunidades' circunstanciales que se habían creado para hacer frente a un servicio determinado, principalmente, el de abastecimiento. Quisimos ampliar ese espectro, reducir el número y agrupar dentro de una zona geográfica a aquellos ayuntamientos que así lo deseasen y que dispusieran de una serie de servicios municipales. De manera que ese concepto, que ya estaba rodado, es el que hemos regulado su funcionamiento interno por ley en Extremadura», explica.
«El Parlamento tendría potestad para distribuir la región en comarcas, que son entes políticos administrativos, pero dejarían de ser entes locales, pasarían a depender de la comunidad autónoma y eso puede suponer una descentralización. El término comarca se ha utilizado históricamente para hablar de una zona geográfica determinada, pero no están definidas jurídicamente», argumenta Juan María Vázquez.
El geógrafo Julián Mora Aliseda tiene una opinión sobre ese supuesto. «Políticamente no ha existido el coraje de abordar un tema clave como es la división administrativa interior de la propia región. El hecho de que Extremadura tenga las dos provincias más grandes de España genera grandes desequilibrios que se traducen en disparidades sociales y económicas. El actual modelo parte de 1883, cuando era ministro el geógrafo Javier de Burgos. En Extremadura tiró línea sin ningún criterio, desde el punto de vista ambiental. No se utilizaron los límites naturales. Es inaudito y absurdo mantener dos provincias que existían en el siglo XIX, cuando no había ferrocarril ni la carretera», argumenta.
Él defiende la creación de siete 'marcrocomarcas' que tendrían como capitales lo que él denomina el G-7 (Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Don Benito, Villanueva y Almendralejo). «Sería una distribución más de acuerdo con los tiempos actuales e impediría que la población siga emigrando porque están muy lejos los servicios», considera.
En su opinión, «sería la solución para lograr el desarrollo y evitaría la duplicidad de servicios y equipamientos, producto de un sistema decimonónico, como el actual, que resulta a todas luces ineficaz en el caso extremeño. Más que nada por las zonas marginales interiores que se han creado. Hay muchos territorios que están a más de 200 kilómetros de su capital de provincia, eso hace que las poblaciones no tengan igualdad de oportunidades. No es lo mismo nacer en la zona de la Siberia que en Badajoz capital, no tienen las mismas oportunidades, pero pagan los mismos impuestos», subraya Mora Aliseda.
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