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ANTONIO J. ARMERO
Jueves, 24 de marzo 2011, 03:24
Puede sonar a exageración, pero no lo es: es difícil encontrar en el centro de Cáceres una calle que no tenga un grafito. Pintores, Moret, Paneras, Roso de Luna, Donoso Cortés, Parras, Felipe Uribarri, Castillo, Alzapiernas, General Ezponda, Clavellinas... En todas estas vías hay alguna pintada fea, sin el más mínimo atisbo de arte ni nada que se le parezca ni en su forma ni en su fondo, un garabato deforme en el que nadie reparará para elogiarlo más allá de su desafortunado autor y quizás algún amigo.
Eso, los grafitos -la Real Academia no acepta 'graffiti'- tienen a técnicos, políticos y comerciantes indignados desde hace tiempo. El Ayuntamiento, de hecho, ya ha ordenado más de una vez la limpieza de fachadas afectadas. Y Conyser, la empresa concesionaria del servicio de limpiezas, intenta en la medida de lo posible minimizar el rastro de estas pintadas por la ciudad. Ayer tarde, por ejemplo, un camión del Emur (Equipo de Mantenimiento Urbano) trataba de deshacer el destrozo en forma de trazo sin gracia alguna que alguien había hecho en el muro que separa el Hospital Nuestra Señora de la Montaña de la calle Alfonso IX.
Las pintadas infames en las calles adyacentes a la Plaza Mayor están a la vista de cualquiera, y comprobar hasta qué punto abundan es tan sencillo como darse un paseo por la zona manteniendo los ojos despiertos. En el caso de los comerciantes, ni siquiera necesitan esto, porque las tienen junto a sus escaparates. A la derecha, a la izquierda y enfrente.
Anteayer, el colectivo que les agrupa (Aeca, siglas de la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres) remitió un escrito al Consistorio en el que le pedía que aprovechara que se está reformando la Plaza Mayor para adecentar también las calles de alrededor. Es la primera vez que Aeca lo pide por escrito. De forma oral ya lo ha hecho otras veces, en conversaciones con responsables municipales.
«La petición no es nueva -explica María Ángeles Costa, gerente del colectivo-. No culpamos de la situación al Ayuntamiento, y somos conscientes de que no es el mejor momento económico para nadie, pero estamos hablando de algo importante, tenemos que intentar crear un entorno agradable para quienes nos visitan y también para quienes viven en él».
Eso, crear un ambiente que resulte acogedor, no pasa sólo por borrar los grafitos. También por arreglar unas cuantas fachadas en estado poco decoroso. Las hay en la calle Parras, en Moret, en Roso de Luna... «El asunto nos preocupa, porque hablamos también de seguridad -comenta Costa-. Hace unos meses hubo desprendimientos en un local de la calle Moret, menos mal que se produjeron estando la tienda cerrada...».
A los grafitos y las fachadas en mal estado, con paredes desconchadas, Aeca añade otros aspectos a mejorar. Por ejemplo, la iluminación, bastante escasa en el conjunto de las calles que rodean a la Plaza Mayor. O los rótulos anunciadores, carentes de uniformidad y muchos de ellos de otra época. O la señalización que guía a los turistas. Muchos de ellos tienen su primer contacto con la ciudad en la plaza de Obispo Galarza, donde está el aparcamiento público y donde paran muchos autobuses. «Esa plaza no es precisamente un lugar bonito, para ser la primera impresión de mucha de la gente que nos visita», entiende la gerente de Aeca, que hace una reflexión final a tener en cuenta. «No hay que olvidar -dice María Ángeles Costa- que somos una ciudad Patrimonio de la Humanidad, y lo mismo que nos dieron el título nos lo pueden quitar».
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