Franti y Garrone

COMO cada nueva edición de la feria del libro, no hay año en que no afloren en mi cabeza los recuerdos de los entrañables textos que descubrí en fecha tan señalada. El año pasado les narraba, no sin cierta nostalgia, las aventuras y desventuras propiciadas por una valiosa edición de 'La Venganza de don Mendo'. Hoy, sin embargo, quiero compartir con ustedes las delicias de una obra de arte que debería estar en la sección 'imprescindibles' de cualquier biblioteca que se precie. Me refiero a 'Corazón: Diario de un niño', de Edmundo de Amicis, una joya ideal para iniciar en el saludable ejercicio de la lectura a jóvenes, que encontrarán adorables historias cargadas de ejemplaridad y formación, así como de nobles valores. 'Corazón' es una obra impregnada de ternura y calidad humana que narra las percepciones de un tocayo preadolescente de clase media, Enrico, originario de Turín, quien en forma de diario recoge los acontecimientos surgidos durante el curso escolar a finales del siglo XIX, tras la reunificación italiana. Así, innumerables valores como el respeto, el esfuerzo, la bondad o el sacrificio van madurando a medida que se avanza en su lectura, y especialmente el concepto de amistad, que figura como protagonista continuo y anexo durante toda la obra.

Franti y Garrone son dos compañeros de clase de Enrico, personajes enfrentados en lo que a sus facetas humanas concierne. Franti es el chico malo, gamberro, perverso, tirano, despreciable y cruel, quien disfruta de la desgracia ajena, se ríe de los discapacitados y abusa de los más pequeños. A Garrone sería muy fácil definirlo. Sin duda es el amigo que todos querríamos (y necesitamos) tener, y muy especialmente el que todo padre querría como amigo de su hijo. Garrone reúne bondad, simpatía, generosidad y ternura. Es respetuoso con su profesor, con los mayores, y además ayuda y protege a los más pequeños y desamparados. Garrone nunca miente y siempre ofrece buenos consejos y así, como es lógico, se gana el cariño y la admiración de todos sus compañeros y amigos, excepto de su antagonista Franti.

Sería un atrevimiento por mi parte afirmar con rotundidad que nuestro mundo se divide en personas como Franti y Garrone. ¡Ojalá! Así al menos nos aseguraríamos que la mitad de la población humana es sencillamente inmejorable, algo lamentablemente alejado de la realidad. Sí expondré con rotundidad que existen personas de muy parecido perfil, y que no está tampoco mal que cohabitemos con quienes comparten con Franti los más horribles y miserables de los sentimientos, así uno va aprendiendo lo que es la vida, distinguiendo entre bien y mal, y sobre todo teniendo en cuenta que existen personas de las que más vale mantenerse alejado.

'Corazón' puede serles muy útil a los púberes para aclararles el concepto de amistad y enseñarles como han de ser los buenos amigos; porque los amigos, los buenos amigos como Garrone, llenan y protagonizan más de las tres cuartas partes de nuestra vida, y un buen amigo lo es todo. Los amigos pueden llegar a hundirte si te dan de lado o no son buenos consejeros, y por el contrario pueden ayudarte a salir del fango más miserable en donde estés a punto de perecer. Un buen amigo te lo perdona todo y te acepta tal y como eres desde el momento en que te elige, porque que les quede claro, tú nunca eliges a tus amigos, son ellos quienes te eligen a ti, con todas tus carencias y tus defectos, tus fallos e imperfecciones. A los amigos se le cuentan secretos que jamás confesarías a tus padres o a tu pareja, y hay momentos en que necesitas compartir con un amigo determinados momentos y situaciones que no son compatible con nadie más. No es fácil tener buenos amigos, y aún más difícil es el hecho de poder presumir de serlo. La vida te va continuamente poniendo a prueba, y así, durante el largo trayecto muchos amigos, o que creías buenos amigos, se van bajando del tren y otros van subiendo en cada nueva estación. Tú mismo te bajarás de otros trenes si no estás a la altura, o más bien te invitarán a saltar en marcha.

'Corazón', es una obra imprescindible que necesariamente ha de honrar su biblioteca y de la que no pueden privar a sus larvas. Por lo tanto, permita que en esta mañana de domingo me dirija a usted, querido y desocupado lector, y le encomiende encarecidamente que abandone la lectura de este artículo, así como su taza de café, y se dirija de la mano de su hijo hacia la feria del libro para regalarle tan preciado tesoro escondido entre las páginas de tamaña joya bibliográfica. Estoy convencido de que algún día su hijo se lo agradecerá. Y por supuesto, si nunca tuvo la ocasión o la inmensa fortuna de saborear sus páginas, cuando su hijo lo acabe, tómelo prestado y regálese su recomendada lectura, que adivino satisfará cuantiosamente. Ya lo dice el refrán: 'Nunca es tarde si la dicha es buena'.