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CELESTINO J. VINAGRE
Domingo, 26 de junio 2011, 03:40
E n la foto de los tres diputados de Izquierda Unida que este diario publicó tras la celebración del Consejo Político Regional en el que se decidió que el PP gobierne la región solo aparece uno sonriendo. Es Alejandro Nogales Hernández, un casi desconocido para las generaciones más jóvenes pero uno de los personajes públicos más reconocibles de la década de los 80. Por su labor sindical y política. En clave local y en clave regional. Este zafrense, sin estudios universitarios pero de enorme bagaje intelectual, jefe de CC OO en la región durante diez años de un periodo clave de la historia y tejedor de alianzas y gobiernos y de todo lo contrario sale como el gran triunfador del proceso seguido por IU que ha concluido con el desalojo del PSOE de la Presidencia de la Junta tras 28 años.
Locuaz y silencioso; afectuoso y seco; omnipresente en la vida pública y retirado de ella durante una larga etapa. Nogales, al que sus enemigos tachan de dogmático anti-PSOE y sus partidarios de referente analítico del pensamiento auténtico de izquierdas, es un hombre que se presenta poliédrico. Diversos registros que quizás han contribuido a engrandecer el papel desarrollado en su formación desde que se supo que no había mayorías absolutas y que, por primera vez, el PSOE necesitaba el apoyo directo de IU para conservar la Junta.
Fuese adivino o un hombre con algo más que una mera intuición, lo cierto es que de él se ha dicho que en la noche del 22-M, en Zafra (Escobar y Casco la pasaron en Mérida) aventuró que IU se metería en una consulta interna en la que se le preguntaría a la militancia qué tres opciones se podrían seguir (apoyar a Vara en la investidura, formar parte de su Gobierno o abstenerse y permitir el mando del PP).
Nogales no ocultó jamás que apostaba por la última posibilidad, obviando el pacto de silencio fijado por la dirección regional respecto a los tres diputados electos. Y lo hizo en más de dos ocasiones con declaraciones a la prensa. «Son cosas de Alejandro», vino a decir Escobar respecto a un compañero con predicamento entre las bases rurales de IU de su entorno próximo. Las mismas que no dudan en asegurar que el zafrense se saltaría la disciplina de voto si IU decidiera, algún día, apoyar al PSOE.
Se afilió al PCE en 1969 y en su biografía aparece que fue despedido del Inem por su militancia comunista. Después se apuntó a CC.OO. En plena Transición, fue designado secretario regional del sindicato en Extremadura en el principio de su andadura. Vivió en primera línea los primeros focos de conflictividad social en Mérida (Carcesa), Don Benito (Arroceras), Almaraz (nuclear) y Zafra (Díter).
Confianza
Compatibilizó su último periodo sindicalista con la acción política. En el Ayuntamiento de Zafra y en la Asamblea. Hasta 1992, cuando deja sus cargos electos y se centra en la actividad privada como autónomo. No obstante, sigue al frente de IU y en 1999, en su localidad, es protagonista de cómo Antonio Pérez (PP) fue elegido alcalde a pesar de que PSOE e IU, con él entre los negociadores, cierran un acuerdo por escrito para permitir que gobierne el socialista Francisco Macías, que tenía también el voto del Colectivo de Izquierdas.
La ruptura se produjo porque ese acuerdo incluía una cláusula que decía que debía ser refrendado por la asamblea de la coalición y eso no se produjo. IU argumentó que no tenía la confianza suficiente, prácticamente el mismo razonamiento que Escobar expresó hace siete días para explicar por qué no se apoyaba a Vara. Macías, hace doce años, no dudó en culpar básicamente del cambio de postura a Nogales. También fue noticia porque cuando surgió el conflicto con Nueva Izquierda (1997), disolvió la asamblea local de IU Zafra por mandato expreso de IU federal al negarse a expulsar de ella a tres miembros de NI.
En 2007 volvió a la primera línea política cuando Escobar es elegido coordinador regional de IU y entra formar parte de su equipo. El pasado invierno, Nogales, de 62 años, consiguió ser el número dos, cotizado puesto de la lista por Badajoz frente a los deseos de Cristóbal Guerrero, secretario general del PCEx.
Amigo del escritor valenciano Rafael Chirbes, Premio Nacional de la Crítica, este apasionado de la literatura no tendrá mucho tiempo para disfrutar con este placer en una legislatura sugestiva con la que, en lo personal, podrá jubilarse tranquilo. En lo profesional y en económico porque, en lo político, se desconoce, si después, Alejandro Nogales, dirigente de resistencia y tenacidad, pasará al retiro público.
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