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El ganadero de Barcarrota que triunfó en la tele
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El ganadero de Barcarrota que triunfó en la tele

Diez años después de su paso por Gran Hermano, Fran hace memoria de su aventura y lanza una critica al programa: "No son cumplidores"

PPLL

Domingo, 3 de julio 2011, 20:02

Siempre llega tarde, media hora como mínimo, así que paciencia», advierte el camarero, que parece conocerlo mejor que su propia madre. «Él es así, no le gusta madrugar», apuntan los parroquianos que pasan a media mañana por el bar. Quien lo quiere, lo acepta tal cual. Y aquí, en el restaurante Las Mayas de Barcarrota, que es como su segunda casa, lo adoran. «Es un tío generoso».

Treinta minutos después de la hora citada, para no romper la tradición y la fama, aparece él con gafas de sol, cara de recién despierto y una sonrisa guasona. «Dí que me he retrasado porque estaba cogiendo cangrejos y ranas. De verdad, si llevo ya un rato levantado».

El que se hace esperar es Fran, un vecino de Barcarrota de 45 años que hace una década consiguió que el nombre de su pueblo, de 3.800 habitantes, sonara bien alto en toda España. Fue uno de los concursantes de la segunda edición de Gran Hermano y se metió al público en el bolsillo. No ganó, quedó segundo, pero en Extremadura lo recibieron como un héroe.

Fran intentó ser torero y futbolista, «sólo me falta político y cantante». Empezó la carrera de Empresariales, pero se fue a la mili y ya le dio «pereza» volver a coger los libros. Y al final heredó una finca de su tía, 'El Cenegal', y se quedó como ganadero. Pero se aburría en Barcarrota y le picó la curiosidad de saber cómo era un casting, «van buenas tías...». Gustó como personaje y entró en 'la casa'. Ha pasado una década de aquella aventura televisiva y Fran -su nombre completo es Francisco Javier García Sanz- asegura que sigue siendo el mismo que antes de Gran Hermano, que su vida no ha cambiado. «Otros se colocan en la tele, se van a otra ciudad, cambian de amistades... Yo sigo en Barcarrota y me sigo dedicando a lo mismo». Este hijo de farmacéutico se reparte el día entre el restaurante Las Mayas, el campo y la casa de sus padres. Es un tipo divertido, le gusta contar historias y que le presten atención. Diez años después de su gloriosa fama, hace memoria de su paso por el 'reality' y sus consecuencias. Como conclusión: «Si tú no tienes unos valores cuando entras allí, no vas a salir con esos valores. Es más, puede ser que pierdas alguno por todo este barullo que te meten». Como parte positiva destaca que «se conoce a mucha gente y se ganan unas perritas».

-¿Cuántas perritas?

-Dentro de la casa nos pagaban unas 35.000 ó 45.000 pesetas al día (entre 210 y 270 euros). En general, para lo que debería haber ganado, muy poco, pero, por ejemplo, gané unos 50 millones de pesetas (en bruto) en un verano. En aquellos tiempos las discotecas las pagaban muy bien, en Barcelona me dieron tres millones y medio de pesetas por una noche. Antes no había tantos programas. El otro día, por ejemplo, Indhira vino aquí por 400 euros. Pero sigo teniendo cuentas pendientes, como el regalo de la vuelta al mundo.

-Una vez dijo que le darían ese viaje cuando pillaran a Bin Laden.

-Pues sigo sin viaje. No son cumplidores con lo que dicen.

-¿Se ha sentido engañado?

-Engañado no porque para entrar en Gran Hermano había que firmar un mamotreto de papeles. Te meten en una sala con un abogado para discutirlo. Yo no consulté nada porque pensé: 'No creo que me vayan a fusilar ni nada'. Pero una cosa que había firmado y que no sabía, por ejemplo, y que me di cuenta cuando fui a cobrar las primeras perritas, era que 'los jodidos' se llevaban el 40% de cada actuación.

-¿Qué otras cláusulas había?

-Cuando sales te encierran en un hotel tres días hasta que se publique el reportaje sobre ti, para evitar que otros te hagan fotos o te graben. Y teníamos firmado un par de revistas y cuatro o cinco programas.

-Dentro de la casa, ¿había alguna censura?

-Nos dijeron que podíamos hablar mal del Papa, de Aznar (que en aquella época gobernaba), del Real Madrid, de El Cordobés, de La Pantoja..., que eso era problema nuestro, pero que nunca podíamos tirar contra el programa. Por eso echaron al Yoyas (Carlos, otro concursante de la segunda edición de Gran Hermano), porque no paraba de quejarse que no había comida ni tabaco y cuando protestaba las cámaras tenían que dejar de grabar. Fue por eso, pero lo hicieron muy bien con la excusa de que había 'maltratado' a Fayna (otra concursante y actual pareja de Carlos).

-¿Qué tal con Mercedes Milá?

-Tenemos 'feeling'.

-Fran fue famoso por ir en albornoz todo el día, porque le gustaba comerse los huevos fritos de dos en dos y por su pereza.

-Cuando salí de la casa, como el albornoz era tan famoso, me fui a El Corte Inglés y me compré unos cuantos y se subastaron en muchos sitios para fines benéficos. Se llegó a pagar hasta 60.000 euros por un albornoz. (En Telefrontera también se subastó uno). Lo de los huevos fritos es que yo dije que me comía dos y no uno, para comerte uno mejor ninguno. Y, después, me vino muy bien partirme el dedo... Pero vamos, que allí estábamos de vacaciones, y yo no he visto a nadie de vacaciones coger el pico y la pala.

-Pero dentro de la casa aprendió a cocinar, ¿no?

-(Se ríe). He aprendido a calentarme las latas, eso se me da muy bien.

-¿Cómo le va a 'El Muleto'?

-Él tenía sus fans, iba los autobuses a verlo a su huerta a hacerle fotos. Y él lo cobraba todo. Los autógrafos los hacía en casa por la noche en una libretita, porque para cada autógrafo se llevaba por lo menos cinco minutos. Después, cuando le pedían uno, lo arrancaba de la libreta y ya está. ¡Y lo cobrara a cinco euros! Y si era con foto, ¡a diez euros! Se espabiló El Muleto. Pero ahora lo tengo arrestado por historias nuestras...

-Cuentan por ahí que hizo un montaje con una modelo.

-Qué va, no fue un montaje. Me los han ofrecido, pero eso no fue un montaje. Esa chica conoce a mis padres. La engatusé diciéndole que si quería presentar un programa de televisión conmigo, y como era modelo, se quería promocionar, y cuando se quiso dar cuenta ya estaba metida en el bote...

-Fran también dijo una vez que cambiaría el premio por una chica que le gustara.

-¿Eso dije? Sigo soltero gracias a Dios.

-¿No quiere volver a la tele?

-Yo soy muy cotilla y muy alcahueto (de hecho, se sabe toda la vida de sus compañeros de concurso y sigue los programas de la tele, entre ellos, Gran Hermano), pero en los bares, en mi ámbito, me gusta enterarme de todo y cuchichear, pero no en la tele. No valgo para eso.

-Después de todo, consiguió que, por un momento, toda España conociera Barcarrota.

-El pueblo ganó en publicidad y se hizo caja con las fiestas. Pero hay gente que decía 'Balcarrota' y 'Bancarrota'. Tuvo mucho tirón porque era la primera vez que un extremeño se presentaba a concurso de estos. Hubo quien me llamó pueblerino, no me puede sentar mal porque soy de pueblo, lo malo es el retintín... Es como cuando yo digo mamón, que depende de cómo te lo diga...

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