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MARÍA JOSÉ TORREJÓN
Lunes, 4 de julio 2011, 10:55
Los libreros cacereños no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados. Anuncian medidas legales contra los colegios concertados de la capital que venden libros de texto al considerar que se trata de competencia desleal. Cansados de denunciar públicamente, año tras años, las pérdidas económicas que sufren han decidido pasar a la acción. 20 establecimientos de la ciudad se han unido en la recién constituida Asociación de Libreros de Cáceres, que preside el veterano empresario Fernando García Figueroa.
«Como acción inmediata, la asociación va a proceder a dirigirse mediante nuestra asesoría jurídica a los centros concertados conminándoles a que cesen inmediatamente la venta de libros y material escolar, ya que así está establecido en la vigente Ley del Libro. Si se comprueba que, a pesar de la advertencia de nuestra asesoría jurídica, se sigue incumpliendo lo preceptuado por la Ley del Libro, procederemos directamente a la demanda judicial del colegio, asociaciones e incluso contra aquellos libreros que, de forma expresa, anuncian descuentos en los libros», avanza García Figueroa en la primera carta que ha dirigido a los socios del colectivo recién creado.
La venta de los libros de texto es una costumbre bastante extendida entre los colegios concertados. Los directores de estos centros defienden que esta medida es totalmente legal, siempre y cuando el colegio tribute en el Impuesto sobre Actividades Económicas por este concepto. Figueroa no está de acuerdo con este argumento. El presidente de los libreros apunta que la venta de libros solo se puede llevar a cabo en establecimientos que permanezcan abiertos al público de forma permanente, entre otros requisitos. El cometido de los colegios, añade, es otro bien distinto.
Desde los centros educativos defienden esta actividad por un doble motivo: facilitan los trámites a las familias y, además, consiguen los libros de texto a un precio inferior. Es cuestión de ahorro, señalan. Los colegios compran directamente el artículo a las editoriales. Y, por tanto, se ahorran los beneficios que se llevan los intermediarios que, en este caso, son los libreros. Después, los colegios venden los libros a sus alumnos con un margen de ganancia inferior al de las librerías, indican los centros consultados por HOY. «Es totalmente legal. De esta forma, el producto sale más barato y para las familias es todo un ahorro. Es un servicio que presta el colegio a sus alumnos», resume Fátima Tejero, directora del colegio Giner de los Ríos.
«Lo nuestro no es una actividad clandestina. No obligamos a nadie a que nos compre los libros. Es algo totalmente voluntario», apunta Domiciano Iglesias, director del Licenciados Reunidos, quien recuerda que los colegios concertados funcionan, al fin y al cabo, como una empresa que necesita obtener beneficios para hacer frente a los gastos corrientes que no cubre la administración autonómica. Como novedad, el centro aplicará este año un descuento del cinco por ciento a todos aquellos que compren los libros pertenecientes a un curso completo.
Además de libros de texto, es habitual que los centros concertados también vendan los uniformes. El Giner de los Ríos comenzará este curso y el Diocesano, por ejemplo, comercializará el chándal del centro. «Lo encargaremos directamente a la fábrica y nos saldrá más barato», comenta Ginés Rubio. Este centro se someterá este verano obras de modernización y, por eso, la dirección del colegio busca nuevas vías de ingreso.
Llamamiento al comercio
Desde la Asociación de Libreros de Cáceres se han puesto en contacto con Aeca, la Asociación de Empresarios del Comercio, para que los establecimientos que también se vean perjudicados por los colegios concertados se sumen a su causa. Se trata, principalmente, de las tiendas especializadas en la venta de uniformes, ropa deportiva, calzado y material escolar. Aeca ha enviado una correo a todos sus asociado en el que les expone las intenciones de los libreros. Ahora permanece a la espera de recibir respuestas para trasladárselas a la colectivo presidido por Figueroa.
Colegios, librerías y grandes superficies han comenzado con su campaña de reserva de libros de texto para el próximo curso. En Carrefour, por ejemplo, los interesados deben hacer sus pedidos antes del 1 de agosto. «Si los encuentras más baratos te devolvemos diez veces la diferencia», dice su publicidad. El precio de los libros es libre. Cada establecimiento puede marcar su coste pero no anunciar descuentos sobre el mismo, alerta García Figueroa. «Las editoriales nos ceden el libro con un precio y el librero decide marcarlo con el margen que considere oportuno. Una vez fijado el precio de venta al público, está terminantemente prohibido no solamente hacer descuentos, sino también anunciarlos», recuerda el presidente de los libreros cacereños en la misiva enviada a los asociados. La guerra que hace tiempo emprendieron contra las grandes superficies era, precisamente, por este motivo.
La controversia por la venta de libros de texto en los colegios concertados no se limita al ámbito local. Es un problema compartido por los libreros del resto de la región. Asegura Fernando García Figueroa que ha recibido peticiones de información llegadas desde la provincia de Cáceres e, incluso, desde puntos de la provincia de Badajoz. La asociación que preside está abierta a empresarios de fuera de Cáceres. Pero, precisa, que la acción judicial que anuncian solo se llevará a cabo en la capital cacereña. «Estamos convencidos de que cuando se siente el precedente de que un colegio ha sido llevado ante los tribunales y se nos ha dado la razón, cundirá el pánico y podremos de una vez por todas haber solucionado el problema», concluye. El sector pasa a la acción. Se acabaron los avisos.
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