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Imagen de archivo de una boda celebrada en Santa María. :: HOY
Las iglesias ponen freno a los fotógrafos
CÁCERES

Las iglesias ponen freno a los fotógrafos

San Juan exhibe en un documento público las normas que se deben respetar durante la celebración de bodas

M. J. T .

Domingo, 10 de julio 2011, 11:29

Las instantáneas de los enlaces nupciales traen de cabeza a más de un sacerdote. Cansados de lidiar con fotógrafos poco discretos en el altar, algunos párrocos de la ciudad han decidido tomar cartas en el asunto y establecer sus propias normas, acatables por todos los profesionales que se desplacen a los templos a fotografiar y hacer vídeos de bodas. En la parroquia de San Juan han puesto por escrito las reglas y están expuestas en la puerta del templo, visibles para cualquiera que entre en la iglesia. En otros templos, como la Concatedral de Santa María, también tienen unas pautas fijadas, que hacen llegar al fotógrafo contratado para la ocasión a través de los novios.

«El único objetivo es poner orden en las bodas», aclara José Antonio Fuentes, vicario de la Diócesis y deán de la Concatedral de Santa María. «Hay fotógrafos respetuosos, pero hay otros que son un poco 'saltimbanquis'», resume Ceferino Matín-Calvarro, párroco de San Juan. A estos últimos, sobre todo, van dirigidas las recomendaciones.

«El trabajo de estos profesionales tienen que contratarlo los novios con condiciones de ser respetuosos en el templo y en la ceremonia», se puede leer en el cartel de la iglesia de San Juan.

En el documento se especifica, a continuación, los momentos de la ceremonia en los que los fotógrafos pueden tomar instantáneas. Está permitido fotografiar a los novios durante su entrada al templo, durante la celebración del matrimonio, durante el rito de la paz y en la comunión de los contrayentes. El papel también aclara cuáles son los instantes en los que no se pueden hacer fotos ni grabar vídeos. Es el caso, por ejemplo, de la proclamación de la palabra de Dios, la homilía del sacerdote o la comunión de los fieles.

Jesús Moreno, párroco en Sierra de Fuentes, recuerda que uno de los momentos más complicados de la ceremonia se produce, justo, durante la comunión de los fieles. «Algunos fotógrafos aprovechan que el sacerdote baja del altar para dar la comunión y hasta se ponen a colocar el vestido de la novia», relata.

El documento de la parroquia de San Juan también establece que el fotógrafo profesional contratado es el único «que puede actuar» durante el enlace, con el fin de evitar que familiares y amigos se agolpen ante los novios para tratar de inmortalizar el momento con sus cámaras domésticas. Además, se establece que el fotógrafo debe permanecer siempre en el mismo lugar. «Ocupará un lugar fijo en el presbiterio, evitando desplazamientos», se apostilla en el escrito. «La iglesia no es un estudio fotográfico, sino un lugar sagrado», concluye.

Al terminar la ceremonia, los fotógrafos también disponen de cinco o diez minutos para realizar fotos familiares en el interior del templo «siempre con un comportamiento de respeto y silencio», se especifica en el documento.

Las restricciones impuestas por las iglesias son bien recibidas por los profesionales de la imagen habituados a cubrir este tipo de ceremonias. «Hay gente que no es correcta y molesta. A mí siempre me dejan trabajar correctamente en las iglesias. Nunca he tenido ningún problema», resume la fotógrafa Mari Luz Vidal.

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