TEST SOBRE LA REFINERÍA

Hagamos un ejercicio de futurología e imaginación, ya que la política, especialmente la que se ocupa de los asuntos económicos, lo hace permanentemente. El paro va a bajar, creceremos, nos estamos recuperando... ¿Les suena? Hagamos futurología sobre la base de hechos ciertos y de otros más que probables. Los ciertos. Extremadura suma la escalofriante cifra de 125.000 parados, carece de un tejido industrial relevante y su población, muy dispersa, focaliza principalmente sus aspiraciones laborales hacia el sector público, que es de largo el mayor empleador regional. Ahora los hechos más que probables: la gran infraestructura prometida para el 2010 y aplazada sine die, el AVE, puede que se haga -puede- hasta Badajoz, pero en tal caso sería un bluf. Nada que ver con la A-5, como apuntan algunos. Al menos mi coche no está preparado para usar una vía ferroviaria de alta velocidad. Necesito trenes que me lleven. Y esos trenes deben transportar un número mínimo de viajeros. Lamentablemente, sin Lisboa el AVE extremeño está muerto. Otro hecho cierto. ¿Qué nos queda entonces? La futurología de seguir adivinando un futuro prometedor o ponernos serios de una vez. Por ejemplo, hagamos un sencillo test sobre la principal inversión industrial de la historia que se realizaría en Extremadura, la refinería Balboa. Con él sabríamos de manera gráfica si los extremeños quieren o no esa factoría, siempre, claro está, que respete la legalidad medioambiental. Ábrase una página web. Explíquese el proyecto y qué necesidades de proveedores y número y tipo de trabajadores y trabajadoras va a necesitar durante su construcción y puesta en marcha. Habilítese un correo electrónico para recibir currículos de personas que desearían trabajar en ella. Refinería Balboa se comprometería a tener en cuenta ese listado para decidir sus contrataciones en caso de que el proyecto salga adelante. Hágase público, ante notario, el dato de solicitudes enviadas en quince días...