Portillo y la Junta no se entienden y el Festival de Mérida busca director

El Festival de Mérida deberá buscar nueva dirección a partir de otoño. El mandato bicéfalo de Blanca Portillo y Chusa Martín sobre la principal cita grecolatina de Europa no pasará del año de duración, como fijaba su contrato. La retirada de una fotografía ante las presiones y quejas recibidas, ha sido el último capítulo, aunque no el más decisorio, para derivar en el anuncio por parte de Portillo y Martín de que no aceptarán seguir al frente del Festival. En realidad, se van antes de que el nuevo Gobierno de la Junta, en manos del PP, les comunicase que no les iba a renovar, como prácticamente estaba decidido. La desconfianza mutua y las trabas económicas han pesado mucho en una noticia nada sorprendente en el fondo, aunque sí por producirse ahora, en el ecuador del Festival.

La exposición Camerinos, en la que se muestra a afamados actores antes de salir a escena, ha sido el último obstáculo entre las directoras y dirigentes del PP en la Junta y en el Ayuntamiento. Allí estaba una fotografía en la que Asier Etxeandia aparece con la estampa de un crucificado cubriendo sus genitales. Ya no se puede ver. Portillo y Martín decidieron retirarla. Lo hicieron para sofocar la polémica que empezaba a generarse, aunque la decisión minó más la moral de las codirectoras, que no han contado con el apoyo de la Junta en su voluntad original de mantenerla.

El Gobierno regional, a través de la consejera de Cultura, Trinidad Nogales, dijo ayer que ha sido una medida tomada únicamente por Portillo y Martín y que la Consejería tenía conocimiento de la «opinión de una parte de la sociedad, que se había manifestado en contra de esa expresión artística en un espacio público».

Incidente en el estreno

Mientras, Víctor Casco, diputado de IU, está indignado con la retirada de la fotografía y preguntará en la Asamblea a la consejera sobre la libertad creativa de los artistas. Casco cree que el Festival ha cedido al «chantaje de integristas católicos» y que la España de «pandereta y sacristía se ha impuesto».

La exposición Camerinos no ha sido el único sobresalto para la todavía dirección del Festival, que ya intuía que la cohabitación con los nuevos cargos políticos no iba a ser fácil. En el estreno de 'Antígona de Mérida', el 8 de julio, hubo un desencuentro público, en el Peristilo, entre el alcalde, Pedro Acedo, y Blanca Portillo.

El montaje se sustentaba en el inicio de la Guerra Civil, en el hecho real de que decenas de emeritenses se fueron refugiar en los vomitorios del Teatro Romano para huir de los bombardeos de las tropas franquistas y su posterior represalia. La temática y la forma de representación no gustaron ni al alcalde ni a otros dos miembros de su gobierno, el delegado de Cultura, Ángel Pelayo y al portavoz del Gobierno local, Fernando Molina.

Un testigo del encuentro ha relatado a HOY que Acedo comentó a Portillo que «algunas cosas iban a cambiar pronto en el Festival» y que «ya estaba bien de los mismos temas», a lo que Portillo argumentó que había que ver 'Antígona de Mérida' desde la óptica de creación literaria. El choque dialéctico sirvió para verificar una falta de sintonía con la Administración más cercana que luego se agrandó con el nuevo Gobierno de la Junta.

Martín confirmó ayer a este diario que no iban a renovar y comunicó «que más adelante» hablarán de las causas para no seguir. Entre ellas está el manejarse con muchos menos apoyos económicos para sostener una programación atractiva. Para esta edición , el recorte presupuestario fue de 238.000, con malas perspectivas para 2012.

Por su parte, Cultura dijo enterarse por la prensa de la decisión de Portillo y Martín y que desconoce el malestar de las dos gestoras. En todo caso, «lo importante es el Festival y los elementos colaterales y subsidiarios son eso, elementos colaterales», recalcó Nogales.