Los hermanos Vinagre 'aliñan' la Asobal

Cuentan los mosaicos que el 'Harpastum', deporte que se practicaba durante el Imperio romano, podría ser un antecedente lejano del actual balomano. Aunque la afición de José Luis y José Manuel Vinagre (08/09/1981 y 14/02/1980) no se remonta tanto, estos dos hermanos emeritenses llevan el balonmano en la sangre. Desde que estaban en el colegio, compartieron su pasión por este deporte, y cuando ya no pudieron practicarlo decidieron hacerse árbitros para seguir ligados a él. Ahora cumplen su sueño de llegar juntos a la élite del arbitraje, ya que esta temporada, después de 16 años arbitrando, 10 de ellos en categoría nacional, serán la primera pareja de árbitros extremeños en la primera categoría del balonmano español, la Liga Asobal.

Los hermanos Vinagre crecieron en Mérida practicando balonmano y nunca pensaron en otras disciplinas. «Llegó un momento que tuvimos que dejar de jugar y fue cuando nos planteamos ser árbitros y como se necesitaban dos, nos vino al pelo», explica Juan Manuel Vinagre.

Desde el principio los hermanos se plantearon un objetivo: subirían juntos a la élite. Hoy el deseo se ha hecho realidad. Después de una ascensión rápida por todas las categorías de este deporte, llegaron a la Primera División Nacional, donde tuvieron un gran recorrido impartiendo justicia en numerosos partidos. El año pasado, fueron elegidos para arbitrar en la final de la fase de ascenso a Liga Asobal, un encuentro que disputaron el Obearagón Huesca y Helvetia Anaitasuna.

Esta temporada, los emeritenses llevarán hasta la Asobal las anécdotas que están acostumbrados a vivir, no solo por ser hermanos, sino por su curioso apellido. «En Primera Nacional ya la gente hablaba de nosotros. Siempre se habló de los hermanos Vinagre y a la gente les hacía mucha gracia nuestro apellido, les resultaba curioso», indica el árbitro emeritense.

Ante su gran oportunidad en Asobal, los dos árbitros reivindican el trabajo desarrollado a lo largo de su carrera y resaltan orgullosos el mérito de llegar a lo más alto, sobre todo teniendo en cuenta que en Extremadura el balonmano no es un deporte puntero. Desde el primer escalón observan una liga igualada por la parte de arriba, que deja paso a otros equipos con menos presupuesto. Jose Manuel Vinagre tiene claro cree que los primeros puestos se los repartirán «los equipos de siempre, que son los que tienen más dinero» y al igual que los seguidores de este deporte, siente cierta curiosidad por el proyecto del Balonmano Atlético de Madrid, heredero del histórico Balonmano Ciudad Real. «El cambio va a ser importante y el ingrediente del fútbol puede hacer que el balonmano tenga más repercusión en los aficionados», señala.

Mucha preparación

A pesar del éxito conseguido hasta ahora, no es oro todo lo que reluce. Los hermanos Vinagre siguen trabajando.»Pporque el arbitraje en balonmano no da para ganarte la vida». Juan Manuel está trabajando en una planta petrolera mientras que su hermano continúa en una empresa constructora fuera de Extremadura. Su vida personal está al servicio del arbitraje, aunque según confiesan no tienen problemas porque libran los fines de semana. La preparación es costosa y las tardes y el tiempo de ocio se convierten en horario de estudio. «Siempre hay que estar pendiente del reglamento. Por eso por las tardes y sobre todo en los viajes largos aprovechamos para repasar jugadas, reglas y otros muchos aspectos», reconoce Juan Manuel.

El objetivo de los hermanos emeritenses para el año que viene es como el de los equipos nos en el primer nivel del balonmano y mantener con vida nuestro sueño ahora que se ha hecho realidad. Arbitrar juntos en lo más alto del balonmano fue nuestra meta desde el principio y si alguno de los dos tuviera que dejarlo tendríamos que pensarnos nuestra continuidad, quizá nos costaría acostumbrarnos a otro árbitro», explican.

A los Vinagre todavía les queda un horizonte de retos profesionales que están dispuestos a explorar. Estos dos hermanos no descansan y siguen condimentando con justicia las pistas de balonmano, un deporte del que todavía esperan muchas más alegrías.