![Comerse el mundo de un bocado](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/pre2017/multimedia/noticias/201108/13/Media/sushi--253x180.jpg)
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NURIA MARCOS
Sábado, 13 de agosto 2011, 14:41
La alimentación, más que otros factores, refleja la diversidad cultural. El turismo culinario puede ser una propuesta alternativa para conocer el sabor de la comida y los platos emblemáticos de algunos países sin necesidad de viajar.
Una ruta gastronómica por la cocina de los países iberoamericanos, probar la saludable dieta mediterránea, una incursión en la comida oriental o el consumo de platos representativos del mundo árabe son algunas de las sugerencias que ofrecen los negocios de restauración en la ciudad. Una pequeña vuelta al mundo sin salir de Badajoz.
Hace unos años existían varios restaurantes dedicados a la comida mexicana. A día de hoy, Pocoloco puede presumir de ser la única cantina mexicana de la capital.
Juan Mendoza, oriundo de Guadalajara, regenta desde hace 11 años este restaurante situado en la avenida Sinforiano Madroñero. «Me vine a Badajoz por amor y decidí echar raíces apostando por abrir un local dedicado a la auténtica comida mexicana».
Adaptándose al gusto de los españoles, en este restaurante se preparan los platos con poco sabor a picante. La razón que esgrime el propietario es que los españoles no están acostumbrados a sabores agridulces que contengan contrastes picantes y ácidos. Por ello, este hostelero reconforta a los comensales dándole a cada plato su punto justo de sal y pimienta. «La gente que viaja a Latinoamérica vuelve a nuestro restaurante para recordar la experiencia y degustar de nuevo la gastronomía latina».
El mesón La Portuguesa, situado en el entorno del parque de Castelar, tiene una experiencia distinta. Su dueño, Joaquín Domingos, decidió abrir este restaurante hace cinco años; pero reconoce que la situación limítrofe de Badajoz con el país luso, más que ventajas, supone un inconveniente. «La gente prefiere marcharse a los pueblos de Portugal para salir del medio en el que se mueve habitualmente».
Los tradicionales restaurantes italianos, por otra parte, son los más abundantes en la ciudad. La muestra de la gastronomía mediterránea que significa la comida italiana siempre tiene buena acogida entre los más pequeños y recientemente también entre los adultos.
El restaurante Cosa Nostra, ubicado en la calle Alcántara, es de los pocos regentados por un italiano. Procedente de Sicilia, Marcello Garáfolo reconoce que «los comensales valoran que los platos estén elaborados por pinches que conocen la gastronomía de la tierra». Y asegura que los clientes «suelen asociar la comida italiana con la pasta y las pizzas». No obstante, la carta italiana ofrece multitud de platos acompañados de una gran diversidad de salsas.
Un restaurante cubano es otra alternativa para conocer las sensaciones y gustos que transmite la gastronomía étnica. En el barrio de San Fernando, La Habana despunta como un restaurante especializado en comida cubana. Mauricia Miranda es una cubana que lleva varios meses al frente de un negocio que subsiste con una carta tradicionalmente extremeña.
Aun siendo caribeña, se ha especializado en gastronomía extremeña, pero comenta que en honor a su tierra de origen «a final de mes hace una fiesta cubana con platos muy elaborados que pueden degustar todos los que se acerquen».
Un restaurante árabe-magrebí, inspirado en la cultura marroquí, tutela Jerónimo Guisado. Se crió en un barrio árabe, en Bruselas, y durante un período de tiempo se dedicó profesionalmente a la hostelería en Marrakech. Luego, por diversos avatares de la vida llegó a Badajoz.
Hace unos meses decidió impulsar la gastronomía árabe, acercando a los pacenses a una cultura próxima geográficamente pero lejana y exótica en sus formas de vida y alimentación. «Esta ciudad necesita conocer la gastronomía internacional como una de las manifestaciones de la cultura».
El restaurante cuenta todos los viernes con un espectáculo de danza del vientre para amenizar la cena de los comensales.
Comida oriental
De Occidente a Oriente. Hasta ahora, los extendidos restaurantes chinos y los bufetes asiáticos representaban la única posibilidad para comer con palillos. Desde hace poco tiempo el restaurante Harakami, situado en Huerta Rosales, se posiciona en el mercado hostelero con una cocina tradicional japonesa como alternativa a la china. La modernidad, la estética y la sofisticación suponen los principales valores que integra una gastronomía pionera en Badajoz. Cocineros japoneses transgreden el convencionalismo y preparan los platos en el sushibar (una barra de cara al público).
La cocina norteamericana representada por la cadena de hamburguesas McDonalds o Foster Hollywood deja paso a una alternativa gastronómica peculiar.
Estos restaurantes luchan por hacerse un hueco hostelero en la ciudad y demostrar que en Badajoz se pueden degustar sabores inspirados en la cocina internacional.
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