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NURIA MARCOS
Sábado, 27 de agosto 2011, 03:43
Al parecer, la fiesta y el alcohol es una mezcla insoluble que congrega cada fin de semana a más de 2.000 jóvenes en las inmediaciones del recinto ferial, considerado una de los tres lugares autorizados para la práctica del botellón. Sin lugar a dudas, este espacio público gana la batalla al resto de zonas permitidas por la ley de Ocio y Convivencia para dar rienda suelta al consumo de bebidas alcohólicas.
Las dos zonas restantes habilitadas para celebrar la práctica del botellón, se localizan en torno al Nuevo Vivero y al Paseo Fluvial. Tales espacios suelen mostrar una imagen desértica, caracterizada por el silencio, y a veces también por la presencia de algún grupo despistado de jóvenes que prefiere huir de los espacios masificados.
Durante los años anteriores, el grupo mayoritario de chicos se concentraba en los aledaños del Nuevo Vivero. Aquí las terrazas de verano más próximas al recinto estaban localizadas en la carretera de Olivenza. Hoy día, solo sobrevive uno de los locales de ocio y se resiste a echar el cierre.
El Paseo Fluvial, por su parte, también fue uno de los espacios públicos más transitados por la juventud pacense. Como en años anteriores, parece que la actividad lúdica y convivencial se reanudará a partir de septiembre con motivo de las fiestas universitarias. Pero mientras llegan esas fechas, durante este verano los jóvenes no barajan otra opción para su diversión, que el nombre de Costa Caya.
La teoría del efecto dominó explica por qué multitud de jóvenes eligen concentrarse en el nuevo 'local de moda'. Aunque durante el mes de septiembre del verano pasado la discoteca prometía consolidarse como la cima del ocio nocturno de la ciudad, no ha sido hasta este año cuando Costa Caya se ha convertido en alternativa indiscutible para que los jóvenes disfruten de la noche pacense.
Y así, el efecto dominó y la posibilidad del encuentro y la intensificación entre los círculos de amistades, conducen a este lugar a un gran número de asistentes durante las cálidas y distendidas noches de verano. La influyente transmisión del 'boca boca' supone un factor fundamental a la hora de considerar la discoteca como un lugar atractivo para pasar las noches y madrugadas del fin de semana. El ambiente general y la cercanía a la pista de baile son los motivos principales que singularizan el recinto de Caya como la cuna del botellón actual en Badajoz.
Ahora bien, entre los aspectos negativos hay quienes critican la excesiva distancia del 'botellódromo', el precio de los taxis o los controles de alcoholemia. Y por ello ciertos jóvenes expresan sus quejas por las dificultades para desplazarse: «Los taxis son carísimos y el autobús debiera duplicar sus servicios», comenta Candela Quirós.
Tales circunstancias, y otras de índole parecida, logran disuadir a algunos chicos y chicas.
En cualquier caso, el éxito de la zona tiene que ver con el hecho de estar situada la discoteca frente al lugar habilitado para hacer botellón. De este modo, los asistentes no tienen que coger el automóvil para desplazarse al local de ocio. «Prefiero dejar el coche aparcado y no volver a ponerlo en marcha hasta que no decida volver a casa», asegura un joven.
Las instalaciones, la música, la disponibilidad de una zona de aparcamiento y la cercanía a la discoteca, han puesto de moda un local que está 'haciendo sau particular agosto'.
Los jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 25 años siguen prefiriendo pasar la noche al calor del botellón, antes que hacer una ruta por los diferentes bares y pubs de la ciudad. «El precio de una copa en un establecimiento, equivale a cuatro copas en el botellón».
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