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J. LÓPEZ-LAGO Y V. PAVÓN
Martes, 28 de febrero 2012, 10:42
Dos personas, tío y sobrina, aparecieron ayer por la mañana abatidos y sin vida en la oficina donde trabajaban, en un polígono industrial de Zafra (16.500 habitantes), a 75 kilómetros al sur de Badajoz. Tenían varios disparos de bala en sus cuerpos, un doble crimen que descubrió alguien perteneciente a la familia entre las once y media de la mañana y las doce del mediodía. Nada más presenciar la escena avisó a la Policía Local.
La oficina, sede administrativa de la empresa Transportes Borrallo, solo contaba con estos dos empleados y se encuentra en una de las calles principales del , en una nave que comparte con otras empresas. Pero nadie escuchó ni una sola detonapolígono Los Cañosción. En la estancia donde ocurrió el asesinato aparecieron varios casquillos de bala.
Los fallecidos son Manuel Borrallo Hidalgo, de 52 años y propietario de la empresa Transportes Borrallo y su sobrina política, Verónica Gordillo García, de 25 años y que trabajaba como administrativa en la oficina donde tuvieron lugar los disparos. Ella era hija de la hermana de la mujer de Manuel y se encontraba embarazada de cuatro meses cuando fue asesinada.
Tras una inspección ocular por parte de la brigada judicial de la Guardia Civil que duró unas cuatro horas los cuerpos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Badajoz, donde ayer por la tarde empezaron a ser examinados para obtener más pistas que sirvan para esclarecer algo más los hechos.
De momento, la Guardia Civil ha descartado algunas de las hipótesis, como violencia de género de el hombre hacia su sobrina; o que haya habido suicidio por parte de una de las dos víctimas, de lo que se deduce que no se hallaron arma o armas en el lugar del crimen. Asimismo, a la ahora de abrir las líneas de investigación también ha quedado descartado el robo como móvil del doble asesinato pues los agentes no han echado nada de menos en la oficina.
Rastreando la zona
Así las cosas, aumentan las posibilidades de que todo se deba a un asunto económico y por tanto relacionado con la actividad profesional de Borrallo en el sector de los transportes; o a alguna rencilla personal. Por eso, desde ayer los agentes de la Guardia Civil están sondeando el entorno de Verónica y Manuel para conocer con quién se veían o de qué hablaban ambos en los últimos días.
Además, en cuanto llegó el coche de los servicios funerarios que se llevó a las 16.55 horas los dos cadáveres, varios agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local inspeccionaron las papeleras cercanas rastrearon ayer el solar lleno de vegetación que hay anexo a la nave donde se produjo el suceso y que estuvo todo el día acordonado por si aparecía alguna pista reveladora que pudiera dar lugar a la apertura de otra línea de investigación.
Según Ruperto Porrina, uno de los amigos de la familia que había hablado recientemente con una de las víctimas, Manuel no parecía especialmente preocupado en los últimos días por nada concreto más allá de la complicada situación económica que atraviesa casi cualquier empresa debido a la crisis. En cualquier caso, su allegado resumía su situación actual ayer diciendo que «le iba bien».
Con empresas en Portugal
En realidad Manuel Borrallo solo usaba la oficina de Zafra como sede administrativa porque sus empresas de transportes, al menos dos, estaban ubicadas en Portugal. Manuel había trabajado casi toda su vida en la Renfe; a la actividad del transporte se dedicaba hace poco tiempo. Tres años como mucho según algunas fuentes, doce años según otros conocidos. En cualquier caso, no tenía flota y su labor era más bien de intermediario. Varios conocidos de la familia comentaban ayer junto al lugar del suceso que este sector es bastante cerrado y la llegada de nueva competencia pudiera estar mal vista. Lo que no decía nadie del entorno es que se le conocieran deudas importantes que pudieran estar detrás del asesinato.
La hora en que se produjeron los disparos es otra de las incógnitas que se supone resolverá la autopsia pues aunque los cuerpos sin vida fueron encontrados cerca del mediodía, la visita de la persona o personas que efectuaron los disparos pudo haberse producido a primera hora, sobre las ocho de la mañana. Se descarta también que hubieran ocurrido antes porque tanto a Manuel como a Verónica los hubieran echado de menos en sus respectivas casas.
Verónica se había casado hacía poco más de un año y vivía con su marido en un chalé unifamiliar de la calle Hornos de Los Santos de Maimona, a menos de siete kilómetros de Zafra. Tenía un hermano mayor. Por su parte, Manuel Borrallo tenía dos hijos, uno de ellos es militar en Badajoz y el otro trabaja fuera de Zafra. Ambos se habían emancipado hace años.
Borrallo era bastante conocido en el pueblo, donde viven muchos de sus amigos y familiares, para los cuales tanto el el Ayuntamiento de la localidad como el Servicio Extremeño de Salud puso a disposición varios equipos de psicólogos, según explicó la alcaldesa de Zafra Gloria Pons.
Al lugar de los hechos también se desplazó durante la mañana el delegado del gobierno en Extremadura, Alejandro Ramírez del Molino, quien ofreció los primeros detalles del suceso y explicó que se había decretado el secreto de sumario del caso, además de condenar este hecho y dar su pésame a los familiares, algunos de los cuales también se desplazaron a la nave del polígono industrial donde ocurrió el asesinato.
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