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Conchi Bellorín se abraza al busto de Pierre de Coubertin, el padre del olimpismo moderno, que preside su avenida en Cáceres. :: LORENZO CORDERO
A un combate de cumplir un sueño
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A un combate de cumplir un sueño

A finales de abril, Conchi Bellorín sabrá si luchará en los Juegos de Londres, una meta para la que lleva 20 años preparándose

ALBERTO GARCÍA DE FRUTOS

Domingo, 18 de marzo 2012, 12:14

Detrás de cada deportista hay una historia. Solo hay que tener tiempo para escucharla. La de Conchi Bellorín (Badajoz, 4 de noviembre de 1980) es de las que merece la pena. Empezó cuando tenía 12 años con un antojo que la llevó por media España y la devolvió a casa con 29 para encontrar los éxitos que fuera se le habían negado. Una historia que podría tener en los Juegos de Londres su capítulo más espectacular sino fuera porque una plaza olímpica cuesta su peso en oro y a Conchi Bellorín, de momento, ya le ha costado 20 años. Una vida que se examina a una carta en el Campeonato de Europa que se va a disputar entre el 26 y el 29 de abril en Chelyabinsk (Rusia), a más de 6.000 kilómetros de su Badajoz natal. Allí conseguirá su plaza olímpica o empezará a trabajar para conseguirla para Río 2016. No hay más opciones.

Conchi pagó el primer plazo de su billete para Londres cuando tenía 12 años. Gimnasia, tenis y finalmente judo. «Me quería apuntar a judo, me quería apuntar a judo...». Cabezota desde niña. En el colegio Santa Teresa ya destacaba. «Javier Linde me dijo si quería entrenar también en su club los viernes». Dijo que sí. «El ambiente me enganchó». Fue a su primer Campeonato de España cadete con 15 años. «Quería más, quería más». Y ese más estaba en Madrid. Con 18 años, Conchi hizo la maleta y se fue a la capital, pero no salió del todo bien. «Madrid no me llenó, ni personal ni profesionalmente». Dos años después, Alicante y Miriam Blasco se cruzaron en su vida. «Era mi ídolo». Vuelta a hacer la maleta para entrenar cinco años junto a la campeona olímpica hasta que Miriam se pasó a la política y Conchi tuvo que buscar una nueva mentora. La elegida fue Yolanda Soler, discípula de Miriam. Nuevo cambio de ciudad, ahora tocaba Pamplona.

Conchi salió de Extremadura como la tercera judoca de España júnior, en Madrid llegó a ser segunda en una Copa de España en categoría absoluta. En 2003, ya en Alicante, consiguió su primera medalla en un Campeonato de España, y desde entonces, hasta 2010, que consiguió subirse a lo más alto, nunca se bajó de ese podio.

Ganarse la vida

Pero detrás de esas medallas las cosas no brillan tanto como parece. «El judo no da para vivir». Conchi ha hecho un poco de todo. «Hubo una temporada en Alicante que daba clases de judo y además tuve que hacer de vigilante de obra por las noches. Salía de entrenar a las 10 de la noche y a las 11 entraba a trabajar. Salía a las siete de la mañana, dormía hasta las 09.30, que era la hora que entrenábamos». Pero en Pamplona el día a día de Conchi no mejoró mucho. «A las seis de la mañana entraba a trabajar en el Decathlon, de allí me iba a entrenar; después de entrenar me iba al comedor del colegio donde trabajaba, comía, iba a las clases de los niños y después a entrenar». Un horario que evidentemente es incompatible con estudios o unos entrenamientos de calidad. «Era muy duro. Por un lado estaba haciendo lo que me gustaba, pero por otro lado me estaba quitando muchas cosas de mi vida. Me iba bien en el judo pero tampoco terminaba de llegar donde quería. Con 28 años estaba perdiendo la ilusión y mirando para atrás me di cuenta de que llevaba 10 años sola, compitiendo por federaciones en las que siempre era la de fuera».

Para recuperar esa ilusión, Conchi decidió volver a casa. «Quería traer a Extremadura todo lo que yo había aprendido». Vuelta a hacer la maleta, pero ahora con mucha tranquilidad. «Me propuse volver a la Universidad para terminar mis estudios, y me propuse seguir entrenando pero sin que fuera mi objetivo principal». Y en eso estaba Conchi cuando llegó una llamada que le cambiaría la vida, otra vez.

«En 2009, la Federación Extremeña contactó con Raquel Fernández, que llevó mi preparación física cuando estuve en Alicante, y se la trajeron para trabajar en el Centro de Tecnificación y fue ella la que me convenció para intentar ir al Campeonato de España. Quedé tercera por decisión arbitral y eso me hizo pensar en que podía llegar a algo más». «Yo sé que yo puedo», se dijo entonces Conchi para coger impulso. «Vamos a intentarlo».

«Decidí pagarme de mi bolsillo el asistir a una prueba de la Copa de Europa que se disputaba en Londres en mayo de 2009 y quedé primera contra todo pronóstico». Ahora había más gente que sabía que Conchi podía. Con ese resultado en el bolsillo, la Federación Española 'regaló' a Conchi una prueba de la Copa del Mundo que se disputaba en Lisboa. «Y quedé tercera. Perdí en semifinales con la portuguesa Telma Monteiro que actualmente es la tercera del Mundo».

Esa victoria abrió a Conchi una puerta que siempre había estado reservada para Isabel Fernández. Por una extraña dictadura, España solo lleva a las competiciones internacionales un judoca por peso, y en 57 kilogramos ese privilegio era propiedad de Isabel Fernández, para el resto nada. Pero ahora la mejor ya no era la alicantina, era la pacense.

«En un momento pasé de pensar en campeonatos de España a pensar en el Campeonato del Mundo y a que mi nombre sonará para ir a los Juegos Olímpicos en la televisión». Un frenesí que a Conchi le pilló mayor. «En categorías inferiores nunca había tenido la opción de competir en el extranjero».

Conchi habla de «sueño hecho realidad» para todo lo que le está pasando. Además de sentirse muy orgullosa de conseguir ese sueño desde Extremadura. «Si hay un compromiso, las cosas se pueden conseguir. En Extremadura no nos valoramos. Aquí hay muy buenos profesionales dándolo todo por los deportistas extremeños».

Dos años de lucha

En los últimos dos años, Conchi ha centrado sus esfuerzos en conseguir una plaza olímpica. Una clasificación compleja porque es muy larga y porque en todo caso España solo llevará a Londres un judoca por peso, siempre y cuando consiga su clasificación matemática.

Durante la mayor parte de los dos últimos años, Conchi ha estado entre las 14 mejores del Mundo, por lo que su clasificación era automática siempre que no hubiera una española por encima de ella. No la había. Un 2011 no demasiado bueno le bajó un escalón y actualmente tiene plaza porque Europa tiene reservadas 11 más para todos los pesos y ella es la novena entre las europeas. El problema es que ahora ya hay otra española en liza.

Isabel Fernández volvió a la competición después de ser madre y se ha propuesto participar en sus quintos Juegos. Isabel y Conchi se juegan la dichosa plaza en el próximo Campeonato de Europa que se va a disputar en abril en Rusia. Conchi tiene ventaja, pero las dos tienen posibilidades de llevarse el gato al agua. Isabel tiene que subir al podio para 'robarle' la plaza a Conchi y que esta no sume ni un punto.

El Campeonato de Europa no va a ser sencillo. En la categoría de Conchi, la mayoría de las mejores judocas son europeas, algunas de ellas se juegan la clasificación y la que ya está clasificada va a Rusia para medir su condición física. Pero Conchi se queda con lo positivo. «A todas ellas las he ganado en alguna ocasión». No en vano, la judoca pacense ha estado presente en los últimos tres World Masters, el torneo que reúne a los 16 mejores judocas de cada peso al final de cada temporada.

No ha pensado mucho en ello, pero quedarse fuera de la cita olímpica sería un fracaso. Lo reconoce abiertamente, pero quita hierro al asunto. «Porque al final voy a seguir siendo la misma persona. Habré hecho lo mismo para conseguirlo que para no hacerlo». Quiere hacer realidad su sueño, pero lo cierto es que ya lo ha hecho, porque como ella dice: «Judo es Conchi Bellorín». Su compromiso es tan grande que el judo está en deuda con ella y solo se lo podrá pagar en Londres.

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