La final se traslada a Pozoblanco

El Escubal Badajoz ha perdido su choque frente al Balonmano Barakaldo y no ha podido aprovechar una oportunidad de oro para confirmar su permanencia en División de Honor Plata. La visita de un Barakaldo que no se jugaba nada antes de pisar tierras extremeñas parecía una ocasión ideal para escaparse definitivamente de Pozoblanco, que ha perdido con el líder Barcelona, y certificar la permanencia del equipo una temporada más, pero los de Raúl Caballero se han quedado con las ganas y desolados, tras perder por la mínima (25-26). El objetivo más inmediato ahora es recuperar anímicamente a un equipo que se ha entregado por entero y que tiene una cita a vida o muerte con su perseguidor, el Balonmano Pozoblanco. El equipo cordobés es penúltimo con 13 puntos, frente a los 16 de los pacenses, y aunque una derrota en tierras andaluzas no sería suficiente para el Pozoblanco no es menos cierto que en la última jornada estos visitan a un Alcobendas que no se juega nada y el Escubal recibe al todopoderoso Barça.

De nuevo buen ambiente y mucho personal en las gradas de La Granadilla, con aficionados tanto clásicos como menos habituales muy metidos en el partido, respondiendo de la mejor manera a todas las iniciativas preparadas por el club y con ganas de llevarse una alegría en una tarde importante. Los presentes han ayudado muchísimo en los momentos clave del partido y los jugadores quieren trasladar su agradecimiento por el gran apoyo recibido y lo que lamentan no haber podido celebrar ante su afición la permanencia.

El partido ha sido un continuo toma y daca por parte de los dos equipos, que de la misma manera que se veían arriba en el marcador, veían cómo su rival le daba la vuelta y se ponía por delante. Continuas alternancias, especialmente en el primer tiempo, en el que se ha llegado con 12-10 al descanso para Escubal. Bogdan Petricevic por su acierto de cara al gol (8 goles), Vuk Milosevic por su aportación al juego del equipo, y de nuevo Javi Candeleda por lo que ha conseguido en los pocos balones que le han llegado merecen ser destacados como los mejores del equipo extremeño.

Rogelio Llamazares, recuperado de sus problemas musculares, ha hecho un buen partido en la portería del Barakaldo, mientras que Muñoz y Ortuondo firmaron buenas cosas en el ataque fabril, especialmente con lanzamiento desde 8- 9 metros. En el segundo tiempo, el equipo pacense ha comenzado bien, aumentando su ventaja gracias a un parcial de 2-0 que en pocos minutos ha sido devuelto por el equipo visitante. Después, el Escubal ha atravesado un bache ofensivo, con una acusada falta de ideas que le ha hecho clavar su electrónico en los 18 goles al menos siete ataques y pasar más de cinco minutos sin anotar. Los nervios han atenazado al equipo que se jugaba más en el choque, cada gol costaba más que el anterior, y el encuentro ha terminado siendo una batalla épica, con el Barakaldo escapado con tres goles de diferencia, y el Escubal sufriendo dos exclusiones.

Cuando todo parecía perdido, los pacenses, con dos menos, han tirado de casta y a la desesperada han conseguido hacer dos goles en menos de un minuto. A falta de 10 segundos la defensa ha vuelto a funcionar, robando el balón y proporcionando a Demovic la posibilidad de hacer una penetración en un contraataque de segunda oleada en el que los colegiados han señalado penalti a favor. Cuando lo más difícil parecía haberse logrado, Milosevic no ha podido transformar el lanzamiento de siete metros. El montenegrino, al igual que todos sus compañeros, no encontraba consuelo tras el partido, ya que todos en el Escubal son conscientes que esta derrota convierte en trascendental el choque que medirá la semana que viene a los extremeños con el Pozoblanco. Si Escubal quiere el billete para seguir siendo de Plata, deberá ganar o empatar en tierras cordobesas, algo que está a su alcance.